Otra vez Francisco Fran Riquelme se ganó una resolución judicial. Esta vez un juez federal lo procesó por amenazar a autoridades penitenciarias y romper varios elementos que había en un salón de usos múltiples después de que le negaran una visita tras una sanción disciplinaria. La decisión judicial incluye un dato poco común en relación al monto del embargo dictado en su contra que asciende a la suma de 50 millones de pesos.
A Riquelme le dicen el Pablo Escobar de Empalme y lo detuvieron en abril del 2020 por la balacera a la testigo protegida en la causa por asociación ilícita que encabeza Esteban Alvarado, hoy condenado a prisión perpetua. Esta mujer, supo ser informante del fiscal Matías Edery y hoy está detenida por tentativa de extorsión.
Riquelme tiene pocos años pero un extenso historial de violencia que incluye diversos delitos tanto dentro como fuera de la cárcel. Señalado por su cercanía a Alvarado a la imputación por la tentativa de homicidio de Mariana Ortigala, en abril del 2020, le siguió la acusación de comandar un grupo delictivo que operaba en la zona noroeste. Además de varios hechos resonantes que, según la investigación, fueron ordenados por él desde la cárcel. Puntualmente ataques armados con notas amenazantes, algunas de ellas dirigidas al gobernador de la provincia Maximiliano Pullaro.
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La banda de Riquelme
Según la fiscalía, la organización delictiva encabezada por Riquelme cometía diversos tipos de delitos y operaba en la zona noroeste, puntualmente en Empalme Graneros, Industrial y Ludueña sin oposición hasta mediados del 2021 cuando llegó el grupo comandado por Mauro Geréz y Andy Benítez, vinculados a Los Monos. Estos hechos le valieron la sindicación como jefe del grupo pero las sindicaciones fiscales no terminaron allí, ya que estiman que utilizaba el mecanismos de ataques armados en distintos lugares, como escuelas o comisarías entre otros para dejar mensajes amenazantes a sus rivales, al servicio penitenciario e incluso al gobernador de la provincia Maximiliano Pullaro, lo que le valió nuevas imputaciónes en el fuero provincial.
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El último arrebato
Riquelme estuvo en varias unidades penitenciarias. En Piñero, luego en Marcos Paz donde salió tras amenazar a guardiacárceles y terminó en Ezeiza. En diciembre pasado protagonizó un hecho violento cuando no le permitieron la visita de una mujer, hubo destrozos en el penal y amenazas múltiples que implicaron la apertura de una nueva investigación penal.
Según publicó La Nación, gritaba “prendan la tele hoy a la noche, porque van a ver lo que voy a hacer. Los voy a cagar a tiros a todos ustedes. Acá afuera los voy a matar, voy a cagar a tiros una comisaría en Rosario hoy”, y nombró a dos autoridades del penal.
“Se van a querer matar, ya van a ver lo que voy a hacer”, mientras destrozó varios mobiliarios y electrodomésticos, agregó según el medio porteño.
La investigación federal por este hecho derivó en el procesamiento de Riquelme por parte del juez federal de Lomas de Zamora Ernesto Kreplak por coacción agravada y daño agravado a su vez dictó un embargo de 50 millones de pesos, una suma poco frecuente para este tipo de medidas
