La historia de amor duró sólo un año, en el que no faltaron lujos, autos caros, fiestas y glamour. Ella, Justina Pérez Castelli, tenía sólo 23 años. Y había arrancado su carrera de modelo como lo hacen muchas jóvenes, contando sus romances con jugadores de fútbol en los programas de chimentos. Él, Luis Roberto Medina, de 42 años, también había trascendido a los medios. Pero sólo en los rosarinos. Es que si bien su prontuario era escaso, sonaba desde hace tiempo como uno de los traficantes más importantes de la zona, incluso su nombre fue asociado al atentado a balazos contra el gobernador Antonio Bonfatti, aunque luego desmentido. Ayer, vestidos impecables, con diseños de Ona Sáez, Luis y Justina regresaban de una fiesta en un Citroën DS3 rojo al barrio privado de Pilar, donde vivían. Sin embargo el viaje se frustró. Cerca de las 5.30, con la cumbia a todo volumen, fueron sorprendidos por ráfagas de plomo que no pudieron esquivar. Una veintena quedaron en el cuerpo de Medina, otras tres en el de Justina. Ambos murieron en el acto. A los investigadores les sorprende que circularan con las ventanillas bajas, en un auto que no acostumbraba a usar Medina. También sospechan que los asesinos tenían el dato exacto del momento en el que iban a tomar el acceso sur para volver a su casa. En ese contexto, las ventanillas bajas brindan un dato a la pesquisa: Medina podría haber conocido a sus asesinos, por lo que detuvo la marcha, bajó las ventanillas y a cambio recibió plomo y muerte. Lo que no queda claro es por qué estaban abiertas ambas y no sólo las del lado del conductor.
Último viaje
La pareja disfrutaba del aire con olor a río de la madrugada rosarina, viajando a toda velocidad por avenida Circunvalación en dirección norte sur. Pero al menos dos autos se interpusieron en su camino, unos 15 metros después de la conexión con Ayolas. De acuerdo con lo que precisaron los pesquisas, Medina frenó el coche en forma brusca, algo que se puede corroborar con facilidad por las marcas en el asfalto, terminando su recorrido sobre la banquina. Allí se produjo el encuentro entre las víctimas y sus asesinos. “Cuando encontramos los cuerpos, las ventanillas del auto estaban bajas, por lo que creemos que las partes ya se conocían desde antes, ya que los ahora muertos no intentaron resguardarse de los visitantes”, contó a El Ciudadano uno de los primeros uniformados en llegar a la escena del crimen.
Según lo que reconstruyeron los encargados de la investigación, con el Citroën detenido sobre el final de la banda asfáltica, por lo menos dos personas bajaron de los autos que lo interceptaron y se abalanzaron sobre el coche. Y dispararon con furia desde la ventanilla baja del lado del conductor. Medina no llegó a reaccionar y fue acribillado.
Balas y más balas
En la escena del crimen, personal de Policía Científica encontró 11 vainas calibre 9 milímetros sobre la calle y otras tantas dentro del vehículo de los fallecidos, lo que permite presumir que a la pareja le dispararon a quemarropa.
A su vez, los uniformados indicaron que durante la balacera las víctimas intentaron escapar, acelerando el auto barranca abajo, chocando contra el piso. Con el coche ya detenido, Justina habría intentado escapar corriendo, pero cayó desvanecida unos pocos metros después, producto de los 3 balazos que le habían impactado en la zona del tórax.
Los médicos que examinaron el cuerpo de Medina aseguran que unos 20 plomos habían terminado con su vida, la mayoría en la espalda, por lo que los pesquisas presumen que intentó resguardarse del ataque.
Varios atacantes
“En el doble asesinato los atacantes tiraron más o menos 20 proyectiles. Si tenemos en cuenta que un cargador tiene lugar para 12 o 13 balas, queda claro que los tiradores eran al menos dos”, contó un vocero de la Unidad Regional II.
Hacía más de un año que Medina vivía en Pilar con su novia Justina. Los viajes a Rosario no eran tan frecuentes, y algunos allegados afirman que temía que lo mataran. Pero la última semana fue diferente. Desde navidad estuvo instalado en Rosario y según algunas fuentes tuvo numerosas reuniones con su mano derecha, apodado TanTán, para arreglar cuestiones de negocios. Entre otras cosas firmó el boleto para la venta de un inmueble que tenía en Fisherton.
Otro auto
Fuentes vinculadas a la pesquisa contaron a este diario que el Citroën DS3 rojo en el que viajaban los fallecidos era un regalo que le había hecho Medina a su novia Justina, para que pueda moverse por Buenos Aires con independencia. Es que Luis solía moverse en un BMW negro, un Mercedes Benz del mismo color y una moto Honda CBR 1000, por lo que se especula, intentó no llamar la atención en su paso por la ciudad. Pero todos los recaudos no fueron suficientes para evitar su muerte.
El caso es investigado por el Juzgado de Instrucción de la 5ª Nominación, con la colaboración de la Brigada de Homicidios y la comisaría 16ª.