Alerta máxima. Ayer, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) ratificó en la Rural de Palermo que rige la Emergencia Nacional Sanitaria contra una plaga de langosta, al tiempo que se monitorean algo más de siete millones de hectáreas cuando en el período 2015-2016 eran 700 mil las afectadas.
La medida fue implementada y reglamentada el pasado 20 de julio con el número 438/2017 y firmada por el presidente del Senasa, Jorge Dillon.
Esta disposición del Senasa tiene vigencia hasta 2019, lo cual da una idea de la magnitud que tiene el problema en la actualidad.
Este instrumento habilita al organismo sanitario a disponer de mayores recursos para poder hacer todo el seguimiento, monitoreo y control de la plaga.
Además insta a los productores a denunciar cualquier foco o presencia del insecto dentro de sus campos o cuando la detecten en zonas periféricas, para colaborar con el organismo nacional, los ministerios provinciales y demás organismos públicos que están abocados al control de la plaga.
Ayer, en una reunión exclusiva para los medios de comunicación, en el salón Ceibo del predio de Palermo, el organismo explicó los alcances de la plaga.
Participaron del encuentro Diego Quiroga, director Nacional de Producción Vegetal; Wilda Ramírez, directora de Sanidad Vegetal del Senasa; el productor santiagueño y directivo de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) Juan Pablo Karnatz; el secretario de Asuntos Agrarios de Salta, Flavio Quiroga, y el especialista Héctor Medina, del Programa Nacional de Acridios del Senasa.
En este marco, Medina hizo una extensa y medulosa explicación de la plaga y comparó con los hechos sucedidos en 2015-2016, donde hubo una explosión de langosta que “fue controlada”.
Se trata de la langosta sudamericana y Medina señaló que consideraban que “de la Argentina fue a Bolivia y de ahí a Paraguay para, en teoría, volver a la Argentina con una enorme expansión”.
El investigador narró que en estos momentos se pretende “bajar la densidad exponencial para evitar que se reproduzcan y pongan huevos”.
Y explicó: “Se pretende hacer más eficiente todo el mecanismo de detección y evitar que esta plaga se difunda en un radio de acción más amplio del que se ha detectado hasta el momento”.
En la actualidad, se realizan seguimientos y se hacen aplicaciones aéreas de insecticida en el estadio de “voladoras” cuando los insectos llegan a “cubrir 150 kilómetros en un día”.
El epicentro es la localidad de Frías de Santiago del Estero donde está la plaga, al igual que en el este de Chaco y en el oeste de Santa Fe.
«La especie es altamente polífara, se alimenta de cualquier material vegetal, tiene hábitos de migración, el viento las impulsa porque eso hacen vuelos larguísimos y compiten con el ganado por el pasto”, manifestó el especialista.
Si bien las más afectadas por los insecticidas fueron colmenas de abejas, la langosta no afecta a la población humana, ya que no transmite enfermedades al hombre porque sólo come vegetales; con todo, algunos productores agropecuarios aseguran haberlas visto digerir textiles.
“Estamos en una situación difícil, intentando evitar que haya tres generaciones de langostas en un año”, señaló Medina a NA.
En la Argentina, el primer registro de lucha contra la langosta fue en 1891, pero recién se la declaró plaga en 1964 y, antes de que existiera una Secretaría de Agricultura de la Nación, ya había un organismo que luchaba en forma articulada contra la langosta.
El experto del Senasa explicó que utilizan la estrategia de Australia –país de gran tradición en la pelea contra la langosta– y es la forma “preventiva”.
De este modo, se realiza el monitoreo en forma permanente porque el insecto pone los huevos hasta debajo de seis centímetros en el suelo y en estado de ninfa no vuela, salta, con lo cual la estrategia es evitar que llegue a adulta y pueda volar y cortar su ciclo reproductivo.
En tanto, los productores y funcionarios provinciales reclamaron que faltan de fondos para continuar con el relevamiento de los focos detectados y acciones de mitigación.
“Estamos en la búsqueda de un programa regional porque en los países vecinos como Bolivia y Paraguay también existen plaga de langosta”, indicó Medina.
Y agregó: “Estamos trabajando con la Universidad de Arizona, Estados Unidos, Australia, México y la Argentina todos juntos en forma internacional”.
Sin embargo, el dirigente de CRA Karnatz advirtió que ante la propagación de la plaga de la langosta el Estado “debe invertir hoy para gastar menos mañana”.
Y agregó contundente: “Con fondos limitados es imposible combatir a esta plaga que es muy compleja y merece una atención fuerte».
Con todo, Karnatz destacó el trabajo en terreno que llevan a cabo los técnicos del Senasa en provincias como Santiago del Estero, Santa Fe, Chaco, Tucumán y Salta.
“El Senasa tiene en claro la dimensión del problema y lo que nos espera. Está claro que acá se puede liderar con o sin recursos. Pero para solucionar las cosas hacen falta más recursos de manera inmediata”, remarcó Karnatz.
Y agregó: “Hay que aceitar todos los mecanismos para combatir a la plaga que seguramente se extenderá por más de años que es lo que contempla la emergencia nacional. Pero si un presupuesto llega tarde no sirve para combatir una plaga. Debemos seguir trabajando juntos, privados y público, cada uno desde su lugar”.