Según lo indican una serie de publicaciones en las redes sociales, el sábado último, en un espacio cultural de Rosario, se llevaba adelante un evento autogestivo en el marco de la producción de un videoclip. Unas veinte personas cumplían sus funciones de producción, organización técnica, gastronomía y gestión, entre otras tareas. “Son las 21 y están todes los participantes, asistentes y amigues que bancan la movida, unas 30 personas distribuidas en los más de 500 metros cuadrados que tiene nuestra casa y espacio Micelio, lista de ingreso con trazabilidad, uso de barbijo, alcohol distribuido por todos lados, distanciamiento mínimo dos metros en diferentes burbujas de trabajo y asistencia. Algún vecine le pinta llamar a la GUM porque le molesta lo que hacemos, nos acusa de fiesta masiva clandestina y ruidos molestos. Llega la GUM al lugar donde no puede constatar los ruidos molestos ni que sea una actividad que rompe las reglas del DNU pandémico, igualmente llegan con orden de desalojo y con amenaza de activar las fuerzas policiales para entrar a la fuerza, incautar equipos y llevar detenidas a todas las personas en el interior del espacio”, comienza el relato subido a la cuenta oficial del Instagram del referido espacio.
“En menos de una hora, tres móviles de la GUM, dos móviles y cuatro motos de la policía llegaron al lugar amenazando constantemente de detención e incautar nuestras cosas. Queremos remarcar el hecho que para la ley y ordenanzas no existe la categoría de centro cultural independiente y en las actas escriben «centro cultural independiente clausurado». Es decir, ¿existe el delito categorizado clausura de centro cultural independiente pero no existe la categoría legal para poder habilitarse como tal? ¿Cómo se clausura algo que no existe?”, apuntan.
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Muchos artistas gestoras y gestores culturales se hicieron eco del reclamo en el que señalan que la cultura independiente, a partir de las disposiciones y protocolos que requiere la pandemia, queda a merced de disposiciones desiguales que habilita actividades en espacios privados o con trasfondo político pero que deja afuera a una amplia gama de hacedores de la cultura. “Este hecho dista de ser aislado o de ser tomado como una anécdota personal: continúa evidenciando la situación de emergencia que vive todo el sector cultural en Rosario, ciudad que se jacta de ser cuna de la cultura nacional e internacional. La situación de alarma en torno a los espacios culturales es prexistente a la Pandemia, sin embargo se vio profundizada y llevada a un extremo que deja en peligro a la vida cultural local puesto que no existe en la actualidad una figura legal que aloje a estos sitios”, apunta el Colectivo Mujeres Músicas de Rosario.
“El Estado hace propaganda constantemente sobre la habilitación de los espectáculos en vivo con protocolos mas la realidad confirma que los mismos están ligados estrictamente a la cuestión comercial regida por la presión de los lobbies locales y, quienes nos reconocemos trabajadores de la cultura, continuamos con escasas respuestas acordes a la demanda artística rosarina”, agregan.
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