Tras varios meses sin poder jugar, el rosarino Emiliano Boffelli pudo volver a vestir la albiceleste. El back formado en Duendes no jugaba desde mayo, luego de una lesión que lo dejó afuera de la ventana de junio de Los Pumas. Después llegó nuevamente el parate por covid-19 que lo marginó de los partidos en Sudáfrica ante los Springboks, pero frente a los All Blacks tuvo su tan ansiado regreso a las canchas. Fue como apertura, un puesto no habitual, pero lo más importante fue poder estar dentro de una cancha nuevamente.
En referencia al partido con Nueva Zelanda en el que Los Pumas cayeron por paliza (39 a 0), Boffelli expresó: “Fue un partido difícil, ya sabemos que cuando ellos se levantan bien, les salen todas y no hay mucho que hacer. Hicieron un partidazo tremendo, nosotros tuvimos una muy buena actitud en defensa, hubo buenos tackles, pero en ataque, cuando tenés la pelota después de tanto defender, estás cansado y había que pensar un poco más en qué hacer. Cuando entré, lo disfruté muchísimo. Más allá del resultado, estoy feliz de volver a entrar a una cancha, jugar con mis amigos, en un puesto en el que no pensaba que lo iba a hacer, pero es un puesto que conozco, jugué mucho en juveniles y en Los Pumas en más de una oportunidad con la diez. Tampoco es que desconozco el puesto, pero no pensaba entrar de apertura, es un lindo desafío para seguir aprendiendo”.
Además, el back formado en Duendes se refirió a su vuelta a la actividad: “Desde mayo que no jugaba, siempre es muy lindo a ponerse la camiseta de Los Pumas, la camiseta de tu país y poder representarlo. Estoy muy contento por eso y me sentí jugador de rugby de vuelta, aunque fueran sólo veinte minutos. Se hizo larga la vuelta, obviamente iba a ser parte del equipo que jugó contra Rumania, con todo lo que significaba después del Championship que habíamos tenido el año pasado, pero me volví a resentir de esta lesión que es jodida, es la innombrable, mucho tiene que ver la cabeza de vencerla todos los días. La molestia está, pero juega un rol importante la cabeza, no es una lesión grave, pero es difícil cuando se te instala poder pensar de lleno en rugby. Me pasó que no podía ni correr en el captain run (antes del partido con Rumania), tuve que hablar con Mario y decirle lo que me pasaba. Lo mejor fue bajarme de la gira para recuperarme bien. El momento fue feo, pero hoy en día lo veo con otros ojos, porque me pude recuperar bien, hicimos un muy buen laburo con los fisioterapeutas para poder meterme en el equipo para el partido con All Blacks”.
Fue un 2021 muy movido para Emiliano, primero mudanza a París para sumarse a Racing 92. En el equipo francés jugó poco, no tuvo las chances de poder mostrarse, y cuando todo parecía encaminarse, se frustra un pase a un equipo de Nueva Zelanda, llega la lesión y después el covid por segunda vez. “La realidad es que todo cambio genera stress. Me tocó cambiar de club, en el medio pasaron algunas cosas, tenía la posibilidad de ir a un club de Nueva Zelanda que no se terminó concretando y apareció Edimburgo. Me gustó mucho el plan que tiene el club, la ambiciones que tiene y estoy muy feliz de la decisión que tomé. Y estoy muy contento de compartirlo con otro argentino como Ramiro Moyano”, dijo Emiliano.
Otra vez en referencia a Los Pumas, Boffelli confió: “Con 26 años, uno yo no es más un pibe, me siento parte de este equipo, tenemos un grupo humano increíble, todos apuntamos al Mundial de Francia 2023, tenemos el foco en eso, no hay dudas. Todo lo que vaya a hacer de acá en adelante es pensando en el Mundial de 2023. A la hora de elegir el club también, porque pienso en Los Pumas y en el 2023. Elegí ir a Racing por la competencia que hay, después puede salir mal o no la decisión, en ese momento pensé que me iba a hacer bien por la competencia que hay en Francia y me iba a mantener en alerta y no bajar mi nivel para no perder mi puesto en Los Pumas. Todo lo que vaya a hacer es pensando en 2023, porque ponerse esta camiseta es lo más lindo que hay, sigue siendo mi sueño, cada vez que juego, lo vivo como si debutara, quiero cuidar lo que tengo que es ser parte de este equipo, porque las cosas que vivió este grupo en los últimos años es muy fuerte en todo sentido. Uno quiere estar siempre acá, porque se siente muy bien y las cosas que se viven acá son fuertes”.
El rosarino está de vuelta pidiendo pista y con ganas de más. Y su meta es muy clara: el Mundial 2023.