Este jueves se cumple el segundo aniversario del atentado terrorista en el que perdieron la vida cinco rosarinos en Nueva York. Bajo el lema “que el amor venza al odio”, familiares, sobrevivientes y ex alumnos del Instituto Politécnico General San Martín le rendirán a las 11 un homenaje para recordarlos en el Espacio Cultural Universitario (ECU), ubicado en San Martín 750. También participarán artistas, autoridades e instituciones «comprometidas con los derechos humanos y la prevención del terrorismo».
Hernán Mendoza, Diego Angelini, Alejandro Pagnucco, Hernán Ferruchi y Ariel Erlij eran parte de un grupo de amigos que había viajado hasta la Gran Manzana para celebrar el 30° aniversario de su graduación en el Instituto Politécnico.
El 31 de octubre de 2017, mientras paseaban en bicicletas que habían alquilado en Manhattan, murieron al ser atropellados por Sayfullo Saipov, un ciudadano de Uzbekistán (un país situado en Asia Central). En ese hecho otras tres personas perdieron la vida.
Actualmente, Saipov está detenido a la espera del juicio que comenzará el 19 de abril del año próximo, en los tribunales de Nueva York. Por el ataque en el que murieron los rosarinos, la Fiscalía General neoyorquina -al igual que el FBI- pidió la pena de muerte para el terrorista.
El acto que se hará este jueves será conducido por el periodista Gerardo Rozín. También estarán presentes Ariel Gelblung, representante del centro Simon Wiesenthal para América latina, y Juan Félix Marteau, creador de la Fundación de Investigaciones en Inteligencia Financiera (Finit).
¿A quién le pido explicaciones?
Ana Evans tiene 44 años y tres hijos. Es la viuda de Hernán Mendoza y asegura que a su esposo lo tiene a diario. A pesar de que se sienta la ausencia. Y mucho.
“Me toca rearmar y reorganizar mi vida en función de lo que nos pasó. Es una herida que duele y sangra, pero me levanto todos los días porque estoy criando a mis tres hijos. Quiero que cuando sean adultos tengan las herramientas suficientes para salir fortalecidos por todo lo que pasó. Que tengan un corazón noble”, contó.
La viuda de Mendoza dice que le cuesta hablar de aquel trágico octubre de 2017. Se quiebra y se desarma. Y considera que el ataque terrorista de Saipov, como cualquier agresión de ese tipo, «es un ataque a todos».
“Hay que trabajar sobre el terrorismo. Vamos en el sentido contrario de la oscuridad y el odio con el que se mueven. Hay que dar luz y amor para combatirlo. Desde allí reconstruyo mi vida. Hay que reflexionar para vivir en un mundo de paz y de respeto. Que no nos arrebaten el derecho a vivir”, señaló.
Evans dijo luego que el camino «no es por donde te quieren llevar los terroristas». “Siembran odio y miedo. Nosotros no nos vamos a doblegar ante ese objetivo», añadió.
Cuando a Ana la invade la angustia y el dolor, escribe. Le escribe a Hernán. A su compañero durante 14 años. Le cuenta cosas. Es una forma de hacer catarsis.
«¿Cómo decirle a un hijo que todo va a estar bien? Que no hay que temer. Con su corta edad, prácticamente, no sabían qué era, ni qué significaba, ni el propósito de los ataques. Claro, cómo saberlo si los niños deberían sólo pensar en jugar y pasar tiempo con amigos», relata.
Pero hoy les toca sentirlo en carne propia, con una herida abierta que sangra, duele y lastima socavando el alma y el corazón.
«¿Con qué derechos nos cambian la vida? ¿A quién le pido explicaciones? ¿Cómo explicarles a mis hijos lo que no entiendo? ¿Dónde quedaron los días en los que sus miedos eran la oscuridad y que el simple y enorme abrazo de papá iluminaba su noche?», señala.
Ana convive entre la incomprensión, el dolor, la pena, la tristeza, el miedo, la esperanza, la fuerza, la confianza, la fe, la resignación, la aceptación y el amor.
Y trata de reconstruir día a día con sus hijos quién era su papá.