Este lunes un grupo de los 50 trabajadores de la compañía Pampa Energía tuvieron una reunión en las oficinas rosarinas del Ministerio de Trabajo de Santa Fe con las autoridades de firma. Tal como publicó días atrás El Ciudadano, les ofrecen retiros voluntarios antes de cerrar de una vez por todas la planta de etileno que tienen desde hace 14 años en San Lorenzo. En diálogo con El Ciudadano, el secretario general del sindicato, Mauricio Brizuela, contó que la posición de la empresa se mantuvo desde el comunicado publicado días atrás donde hablaban de un cierre inminente. Las autoridades de la cartera laboral definieron un cuarto intermedio hasta el 5 de febrero. “Son empleados que tienen unos 30 años de antigüedad. Hay otros 20 empleos indirectos en riesgo. Hasta el momento evitaron los despidos, pero la situación es grave”, insistieron desde el Sindicato de Obreros y Empleados Petroquímicos (Soepu).
En baja
La planta de San Lorenzo llegó a producir en 2017 alrededor de 50 mil toneladas de etileno, que es la base de muchos de los plásticos. Desde fines de octubre no hay actividad en la fábrica. Los trabajadores toman turnos para hacer tareas de mantenimiento y cuidar de la maquinaria. Lo que salía de esa planta era parte de un enclave de compañía que se completaba con el Complejo Petroquímico de Puerto General San Martín y la fábrica de Poliestireno de Zárate en provincia de Buenos Aires.
“Ante distintas causas que afectaron negativamente al mercado petroquímico durante los últimos años, Pampa Energía comunica la decisión de cerrar la planta etileno San Lorenzo”, señalaron desde la firma la semana pasada. Justificaron la medida en el achique del mercado doméstico y las dificultades que afronta el externo para los productos que elabora. “Desde 2014 las ventas y los resultados fueron empeorando, hasta que el año pasado se transformó en el peor de la serie histórica”, escribieron desde la empresa y hablaron de las causas: “La caída de las exportaciones a Brasil, principal comprador, que prácticamente dejó de importar estireno, y la sobre abundancia de caucho en el mundo que deprimió el precio de venta”. En el comunicado completaron: “Esto hizo que desde hace varios años la planta de caucho y la planta de etileno San Lorenzo estén operando a media carga. El cierre de la refinería Oil Combustibles –parte del conglomerado Indalo, del detenido Cristóbal López– que nos privó de provisión doméstica de una importante materia prima, complicó más aún la ya difícil situación”
Crecer del cambio
Pampa Energía se presenta como la única productora argentina de estireno monómero, poliestireno y elastómeros. Utiliza el benceno que elabora para obtener estireno, y con este hidrocarburo aromático produce poliestireno y caucho sintético. La corporación se inició en el sector eléctrico en 2016 con el cambio del gobierno nacional y reforzó el de exploración y producción de hidrocarburos con la adquisición de Petrobras Argentina, anteriormente PeCom Energía. Su presidente es Marcelo Mindlin, de 54 años, que también es titular de la constructora Iecsa, que formó parte del grupo Macri. El padre del presidente se la vendió a su sobrino, Ángelo Calcaterra, y éste, a su vez, se la transfirió al amigo presidencial Mindlin a comienzos de 2017.
La firma se convirtió en uno de los principales jugadores en el sector de generación, transporte y distribución de energía eléctrica del país, vinculada con Edenor, la mayor distribuidora de la Argentina con sus más de tres millones de clientes, y Transener, la principal transportista eléctrica. También posee la segunda transportadora de gas de Argentina: TGS.
En el balance, Pampa Energía creció con la política tarifaria de Cambiemos. En 2015 ocupaba el puesto 103 entre las empresas que más facturaban en Argentina según la revista Forbes. Dos años después llegó al puesto 10.