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Empresario quiere quedarse con tierras rosarinas en la isla

Enzo Mariani, ganadero y dueño de una guardería náutica, hizo una presentación de usucapión para quedarse con 800 de las 2.200 hectáreas que Carlos Deliot le donó a la Municipalidad en El Charigüe

La Municipalidad de Rosario es propietaria de más de 2.000 hectáreas en la zona de islas entrerrianas por la donación del contador y empresario inmobiliario Carlos Deliot, en la década del 50 del siglo pasado. Ese patrimonio está de nuevo en peligro por un nuevo reclamo judicial de Enzo Mariani, otro hombre de negocios aunque agropecuarios y náuticos. Es, también, dueño de la guardería de lanchas Henry Morgan en La Florida. Este año, presentó en los tribunales de Victoria un reclamo de titularidad de una parte de los terrenos rosarinos, que ocupa desde hace años de hecho y ahora pretende hacerlo de derecho. Su estrategia se apoya en la figura de usucapión: obtener el dominio por habitar el lugar, cuidarlo y pagar los impuestos. Son argumentos controvertidos: está denunciado por amenazar el humedal con caminos y terraplenes que interceptan cursos de agua, los gravámenes que dice haber abonado aparecen como impagos en el municipio de Victoria, y la apropiación de la superficie en la que construyó una casa con piscina, un galpón y dependencias para engorde de ganado está cuestionada por ilegal. Desde el Palacio de los Leones confirmaron que están al tanto del nuevo entredicho judicial y que ya designaron dos abogados para defender las posesiones de los rosarinos Paraná de por medio.

Las tierras dentro del legado Deliot ocupadas, y su comparación con la ciudad de Rosario.

 

Las parcelas donadas por Deliot a la Municipalidad en la década de 1950.

 

La extensión de los terrenos rosarinos en las islas de jurisdicción entrerriana no es menor: son, con las salvedades del caso por la dificultad de mensurar superficies de humedales que se modifican al compás de las crecientes del Paraná, unas 2.204 hectáreas. Esto es, el 18 por ciento de la extensión urbana de la ciudad, que asciende a 120 mil hectáreas. O 20 veces la superficie del Parque Independencia.

El expediente 12.122 del juzgado Civil y Comercial de Victoria, a cargo del magistrado Luis Márquez Chada y conocido hace unos días, da cuenta de las pretensiones de Mariani. El objeto es un «inmueble» de 807 hectáreas, de acuerdo al documento legal.

El colectivo El Paraná no se Toca puso en agenda la ocupación ilegal de esos terrenos en 2009 con su velatorio simbólico al arroyo De la Cruz, vía navegable y curso utilizado por los peces dentro del humedal que Mariani había cortado dos años antes con un terraplén. Así, podía llegar hasta los terrenos que ocupa bajando con su camioneta 4X4 desde la conexión vial Rosario-Victoria. La semana pasada, por medio de una agrupación hermana de Entre Ríos, se enteraron del edicto judicial por el que se convoca a quienes se consideren herederos de los terrenos isleños de Deliot: el texto los invita a contestar la pretensión del empresario rosarino. Fue publicado el 10 de mayo, y fija un plazo de 15 días para esa presentación, una responsabilidad que recae en la Municipalidad de Rosario. La subsecretaria de Legal y Técnica, Carmen Donadío, le aseguró a El Ciudadano que su área tomó el tema y que está dentro de los tiempos legales para accionar. Explicó que ya se designaron dos abogados matriculados en Entre Ríos para que representen en esta causa los intereses del Estado rosarino.

Vanesa Paccotti, bióloga que integra El Paraná no se Toca, recordó que no es la primera vez que los terrenos del legado Deliot en la isla El Charigüe están en peligro. Hubo otro juicio de usucapión, entablado por el «puestero» Ambrosio Flores, que finalmente el municipio de Rosario ganó en los tribunales entrerrianos ante el hombre que, se sospecha, era en realidad un testaferro de Mariani.

El ganadero Mariani aduce que le corresponde el lote inserto en tierras rosarinas por habitarlo, mantenerlo y pagar los impuestos correspondientes. Pacotti rechaza el argumento: averiguaron en Victoria y figuran impagos. En realidad, hay un convenio de reciprocidad entre la ciudad entrerriana y Rosario por el cual los gravámenes mutuos se condonan, aunque en este caso no están concluidos los trámites y por ello permanece la morosidad.

El patrimonio rosarino en las islas entrerrianas es complejo: no es un terreno único, sino dos extensos y otros varios más pequeños, sin conexión entre sí. Todos, cerca de la conexión a Victoria, una zona tentadora para quienes quieren explotar comercialmente la zona del humedal, ahora accesible por tierra pero a costa de daños ambientales. El derrotero legal de esas tierras también es intrincado. El expediente por el legado se inició en Rosario y la declaratoria de herederos se inscribió en 1999 en Victoria, jurisdicción a la que pertenecen los lotes. Los papeles habían sido ignorados medio siglo hasta que el movimiento destinado a expropiar superficie para la construcción del viaducto interprovincial –inaugurado de apuro en 2003– los puso sobre el tapete. Con la inscripción de los terrenos, el entonces intendente Hermes Binner anunció que en el lugar se haría una reserva natural, aunque la idea durmió largo rato. Entre 2005 y 2006, el legado delimitado por los ríos Paranacito y Lechiguanas fue mensurado e inscripto en el Catastro de Victoria. Después, hubo otros inconvenientes, como cuando en abril de 2015 se conoció que habían desaparecido, en el juzgado Civil y Comercial Nº 3, los viejos documentos que atestiguaban la donación, que al final reaparecieron.

Un proyecto de ecoturismo a paso lento y en riesgo

En 600 de las 2.200 hectáreas del legado Deliot en las islas, la Municipalidad, junto a organizaciones ambientales y colectivos de usuarios del río, incluidos pescadores, iniciaron un proyecto de ecoturismo y preservación del entorno natural que, además, busca mejorar la calidad de vida de las familias isleñas que habitan esos terrenos.

Para eso se conformó en 2013 la Comisión Multisectorial Legado Deliot. Entre las actividades que se realizan, y que evaden los terrenos ocupados por Mariani, se cuentan las travesías en lanchas con avistajes de flora y fauna, y el desembarco en las islas para lo cual se construyó una pasarela que evita incursiones turísticas riesgosas para el equilibrio del humedal.

 

El edicto sobre la nueva pretensión sobre lass tierras insulares de Rosario:

 

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