Tras el allanamiento, el miércoles pasado, de una peluquería en barrio Empalme Graneros donde se realizaban abortos de manera clandestina y sin contar con las condiciones básicas de higiene, la discusión sobre la interrupción del embarazo volvió a tomar carácter público. Ayer por la mañana, el ministro de salud provincial, Miguel Ángel Cappiello, advirtió que durante 2010 “aumentaron los casos de mortandad materna”, elevándose a once el número de mujeres fallecidas. Como estos casos no son todos por abortos mal hechos, son cinco los citados por el ministro, el conflicto toma otras dimensiones, se vuelve más integral y preocupante: la falta de educación sexual para hombres y mujeres es la principal causa de estas muertes y de la existencia de estos centros clandestinos.
“Aumentaron la cantidad de muertes maternas, de las cuales, el número absoluto que son once muertes, cinco fueron como consecuencia del aborto. Cada una de estas muertes es algo que a nosotros nos preocupa mucho porque uno puede pensar que hay algo que ha fallado. No, pensar no. Algo falló. Tenemos, además, más de un millón y medio de mujeres de Latinoamérica que murieron como consecuencia del embarazo, del parto o de estas prácticas abortivas que siempre se hacen en la ilegalidad”, explicó el ministro Capiello. Además, el funcionario sostuvo que los casos de abortos clandestinos “siempre son preocupantes”, destacando que “en el caso de la mortalidad materna es la causa más frecuente, pero tiene un subregistro importante porque en los casos que no pasa nada uno no se entera dada la clandestinidad”. Apuntó también contra los “comerciantes de la salud que no miden consecuencias y matan gente”.
Desde esta perspectiva, conocer y aprender sobre métodos anticonceptivos permite no llegar a situaciones que ponen en riesgo la vida de las mujeres: “Para tomar la mejor decisión hay que tener la mejor información”, afirmó el ministro Capiello. “Y tener la mejor información en esto va a permitir que las mujeres puedan optar por tener un embarazo deseado y puedan saber qué hacer cuando esto no sucede”. Una de las opciones que ha tomado fuerza en estos últimos es la de abrir consultorios para asesorar a quienes piensan abortar.
Aún así, el trabajo por fomentar la educación sexual y la reproducción responsable se ha desarrollado a lo largo del año. Un ejemplo pueden ser las campañas “Vos podés” y “Alta conjunta”. La primera invita a los jóvenes a acercarse a los diferentes centros de salud y comprometerse con su salud sexual. Brinda información sobre el sistema reproductivo, sobre métodos anticonceptivos, enfermedades de transmisión sexual, etcétera. “Alta conjunta”, por otro lado, es una campaña para concientizar sobre el cuidado del recién nacido y el cuidado y la anticoncepción después del parto.
Pero a pesar de todo, y tal como dijo el ministro, hay falencias. Y son falencias que hay que combatir porque son las que siguen generando estas muertes. “Son cosas con las que hay que seguir avanzando”, manifestó Cappiello. Y agregó, dado el contexto: “Creo que es tan importante, como la educación y dar los elementos necesarios a la mujeres, el papel de la Justicia cada vez que se dan algunos de estos hechos. Porque son muchos, sólo que nosotros vemos los que tienen muchas complicaciones y de los sectores carenciados”.
—Usted habla de fallas. ¿Qué es lo que falló y cómo puede remediarse?
—Nosotros trabajamos en esto hace muchísimos años. Cuando yo estaba en la secretaría, fue Rosario la primera ciudad que tuvo una ordenanza de salud sexual y reproductiva. A partir de ahí empezamos a trabajar con muchas dificultades que se nos presentaron. Primero, educar para la salud, esto es, que las mujeres sepan que tienen la posibilidad de tener los métodos anticonceptivos y de conocer fundamentalmente. Lo que se hizo durante todo ese período fue educar sobre todo en el embarazo adolescente, que logró disminuirse bastante. Teníamos también dificultades en la provisión de anticonceptivos, ahora que estamos en la provincia decidimos evitar esos problemas y los fabricamos: ahora están a disposición siempre, junto con los dispositivos intrauterinos, la medicación de la anticoncepción de emergencia, que antes se conseguía a través de un protocolo, ahora se entrega sólo con una receta médica. Pero necesitamos seguir educando para la salud. Como en todo orden de la vida, para tomar las mejores decisiones hay que tener la mejor información. Y ese es nuestro lugar: dar información para que cada uno pueda tomar las mejores decisiones en salud y tener las posibilidades de acceder a todo lo que se da. En este caso la educación tiene que seguir constantemente. Está la experiencia uruguaya de las consultorías pre aborto, que citó la doctora Elda Serrano. Si bien esas consultas pueden hacerse todos los días en cada centro de salud o en cada hospital, porque siempre hay alguien que sabe de esto, podríamos implementarlo, veremos cómo se hace.
—¿Qué decisiones ha tomado el gobierno provincial en materia de educación y salud sexual?
—Todas las decisiones que tomamos han favorecido y mejorado la calidad de atención a las personas que llegan a los hospitales tras hacerse un aborto, que son las únicas personas de las que tomamos conocimiento. En Argentina tenemos algunas dificultades con respecto a la educación sexual en las escuelas. En Santa Fe, la ministra ha tomado algunas decisiones que fueron muy cuestionadas. Y hemos realizado varios trabajos sobre el embarazo adolescente y los métodos anticonceptivos.
—¿Cuáles fueron los resultados de estos trabajos?
—Realmente, lo que obtuvimos fue muy preocupante para el momento de tener que abordar en cuestión de educación a estas chicas, y las mujeres en general. También hemos visto algunos problemas culturales que hacen que las mujeres no usen métodos anticonceptivos y los varones tampoco. Esta ciudad fue pionera en tener una ordenanza que permitía la ligadura de trompas o la vasectomía. Ésta última nunca caminó, el hombre es muy reacio a este método anticonceptivo, pero las mujeres sí han hecho muchas más ligaduras de trompas, sobre todo mujeres que la tienen como indicación y tienen muchos hijos. Pero bueno, todo esto es un proceso de cambio que lleva mucho tiempo. Esta es una provincia sumamente extensa. Yo vengo de estar en el norte, y claro, si bien llegan las cosas, la educación a veces no es lo que uno pretendería que fuera.
—¿Y cuáles serían las alternativas para lograr educar?
—Ya te digo, son cambios que llevan mucho tiempo. Puede haber consultorías en los efectores o puede haber, como hacemos en algunos casos, equipos de trabajo que vayan dando las explicaciones. Pero bueno, esto lleva tiempo y es el tiempo que no hubo antes, porque no se daban anticonceptivos, la pastilla de emergencia, no se colocaban dispositivos intrauterino, todo por decisiones superiores que nosotros fuimos superando. Necesitamos, igual, tiempo para seguir impulsando este cambio donde apostamos siempre a la participación de la comunidad y a la prevención. Que son las herramientas más importantes que nosotros tenemos para evitar enfermedades. Y lo hemos demostrado con la gripe A, con el dengue. Estamos trabajando mucho en disminuir el cáncer femenino, para lo cual hemos creado el laboratorio de histopatología, para mejorar el acceso al papanicolaou. Usted piense que se está hablando de la segunda provincia más rica del país y había mujeres que no tenían acceso a un papanicolaou, mucho menos a una mamografía. Estamos en ese camino. ¡Y lo mismo para los hombres, con otras enfermedades! Todo esto lleva tiempo pero, fundamentalmente, nuestro trabajo tiene que ir a que la comunidad sepa. Y cuanto más sepa, mejor salud vamos a tener.