Durante el año pasado fueron notificados en Rosario 290 casos de tuberculosis. En total, son 30 menos en comparación con 2016, lo que marca un descenso permanente desde 2013, cuando se registraron 347 episodios. Mientras las cifras se mantienen estables o tienden a aumentar en todo el país, en la ciudad la aparición de casos nuevos viene bajando y eso coincide con el inicio de las intervenciones integrales en los barrios. En todo el territorio provincial se registraron 608 casos en 2017.
En Rosario el descenso de la enfermedad se da por un trabajo sostenido de los equipos de salud (en centros de atención, hospitales y programas de tuberculosis) y los protocolos de tratamiento supervisado que también aplica el sector privado porque se articula el trabajo.
Además, los casos de resistencia a los medicamentos -que si bien no son tantos- son los más difíciles de tratar cuando no hay provisión de insumos desde el programa nacional. Pero ante esto, la provincia y la Municipalidad aseguraron la continuidad de tratamientos que son de alto costo.
El mapa nacional de la tuberculosis (TBC) indica que la tasa más alta la tiene Jujuy (54,91) y la más baja Catamarca (7,24/por cien mil). Santa Fe se encuentra entre las cuatro con tasa más baja del país (15,18/cien mil), significativamente por detrás del promedio nacional. Mientras que en la zona central de –por ejemplo– la provincia de Buenos Aires se supera la media en casi 7 puntos (30,27/cien mil), y aún más la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (35,60/mil).
Tuberculosis
La tuberculosis es una enfermedad infecto-contagiosa que afecta principalmente a los pulmones. Se caracteriza por una tos persistente, falta de aire y dolor de tórax.
Entre otros síntomas también se puede mencionar la pérdida de peso, fiebre, cansancio y sudores nocturnos. Diagnosticar a tiempo y tratar oportunamente la TBC es de vital importancia para curar la enfermedad.
Es importante destacar que todas las acciones sectoriales están incluidas en una estrategia de políticas sociales integrales que articulan intervenciones urbanísticas para mejorar las condiciones estructurales de los barrios.
En la mayoría de los casos esta patología es curable mediante un tratamiento continuo y supervisado y es fundamental que el paciente no lo abandone.
A partir de la creación del programa en el año 1996 y la implementación de las estrategias de prevención de TBC se logró concientizar a los pacientes sobre la continuidad de los tratamientos observando un descenso de la tasa de mortalidad.
Dicho programa, fue creado para dar respuesta a la enfermedad y diagnosticar, acompañar y tratar a los pacientes con mayor accesibilidad. Además, supervisa, da apoyo matricial y acompaña a equipos de salud y pacientes en la problemática que conlleva esta enfermedad con el objetivo de reducir la trasmisión, la morbimortalidad y la emergencia de multirresistencia procurando la curación de los pacientes.
Desde 2013, equipos provinciales y municipales trabajan de manera conjunta para mejorar el control de la enfermedad, enfatizando su detección precoz, el tratamiento supervisado y el control de contactos desde los equipos de referencia de la Dirección de Centros de Salud, quienes bajo el concepto de la clínica ampliada contemplan la integralidad del paciente, su familia y su ambiente.
En Rosario, hasta finales del año 1995, los especialistas observaban un alto índice de abandono de los tratamientos por parte de los enfermos. A partir de esta situación, las autoridades de Salud cambiaron la estrategia para revertir la realidad, implementando políticas y acciones para favorecer el acceso al sistema de la comunidad afectada por la enfermedad.
Se reformuló de esta manera una histórica operatoria y formas de intervención, contemplando los factores sociales, culturales y asistenciales, tendientes a una integración del paciente con su familia y la comunidad.
Actualmente el 90% de los pacientes con TBC son atendidos y realizan sus tratamientos en los Centros de Salud de Atención Primaria locales.