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En busca de la noticia durante la cuarentena: el día a día de los cronistas en la calle

Desde el anuncio del aislamiento social preventivo y obligatorio, movileros y movileras de los canales de tevé locales debieron adaptar y ajustar su trabajo diario a las medidas de seguridad personales y generales ante la pandemia del coronavirus

Desde la hora cero del viernes 20 de marzo el país entró en un período de aislamiento social, preventivo y obligatorio, dispuesto por el presidente de la nación Alberto Fernández. Desde ese discurso del jueves 19, se dio a conocer la lista de los rubros que quedaban exentos del aislamiento y uno de ellos es el periodismo. Por ese motivo se registraron cambios en los noticieros de los canales de la ciudad como también en la presentación y las coberturas de las noticias de parte de los cronistas que no dejaron de salir a la calle para informar.

A las libretas, biromes, apuntes, micrófonos, teléfonos, cámaras y baterías, en los móviles se sumaron la botella de alcohol en gel, otra con alcohol diluido con agua, barbijos, guantes, extensores de micrófonos y en los últimos días máscaras para protegerse del coronavirus, para no dejar de informar. Desde el Sindicato de Prensa de Rosario (SPR) se presentaron una serie de medidas a tomar para proteger a los cronistas, incluso se destinó una partida de vacunas antigripales para estos trabajadores que están en constante riesgo de contagio al trabajar en la calle.

Nueva rutina de trabajo

Un ejemplo de los cambios ante la pandemia es el del canal Somos Rosario, de Cablevisión, que redujo su equipo periodístico al 50 por ciento, turnando la mitad de cada grupo semana de por medio. Belén Bertero, cronista de esa señal, comentó a El Ciudadano: “La rutina diaria pasó del beso, la lectura de diarios y el mate mientras producíamos las notas para salir, a saludar con la cabeza, desinfección con el difusor de teclado, mouse y teléfonos y mate individual”.

Desde el primer momento salieron con los micrófonos cubiertos con film y equipados con alcohol en gel y diluido, y esta semana incorporaron los barbijos o tapabocas. Sobre los riegos que corren a diario al buscar la noticia en la calle. “Es difícil y sabemos que debemos cuidarnos y cuidar a nuestra familia, pero creo que estamos ante un hecho histórico y tenemos que contar la historia, tomando todos los recaudos que podamos”, afirmó Bertero.

Por su parte, María Belén Salvañá y Evelyn Arach, ambas de Telefé Rosario, ya se mostraron al aire usando las máscaras de protección y el extensor de micrófono.

Ellas no ingresan al canal, para no mantener contacto con los compañeros que trabajan dentro de la emisora (así lo dispusieron sus autoridades) y se encuentran en la puerta con el camarógrafo, quien además maneja el móvil, y de allí a recorrer la ciudad para informar acerca de lo que está pasando. “Algunas veces nos reímos por el olor a quirófano que tiene el auto, de tanto alcohol que nos ponemos y le aplicamos a todo lo que usamos, pero sabemos que eso es importante”, sostuvo Salvañá.

Arach también le puso humor al momento presente: “Con la máscara, nos ven en la calle y piensan que somos un Teletubbie o un Power Ranger”. De todas formas, fueron las primeras en mostrarse con la protección indicada, algo que otros cronistas, según comentaron a este medio, esperan que se incorpore en su lugar de trabajo.

Los entrevistados también suelen poner trabas a la hora de informar: “Estamos súper protegidos por las medidas que toman desde el canal pero al hacer notas te encontrás con los que minimizan la enfermedad y no se cuidan ni te cuidan y otros que son un poco paranoicos y como saben que trabajás en la calle piensan que los vas a contagiar con sólo mirarlos. En los primeros días de la cuarentena había confirmado una nota con un señor mayor de 65 años, que no te puedo decir el nombre. Al rato me escribe pidiendo cancelarla por la cuarentena. Le digo que la podemos hacer en la puerta de su casa, sin que salga a la calle, y me confiesa que fue su esposa quien le pidió cancelarla porque él integra el grupo de riesgo”, recordó Salvañá.

En tanto, Pedro Levy, periodista de Canal 3, comentó que en los últimos días evitaron estar en contacto con aglomeraciones como las colas en los bancos y supermercados, como medida de seguridad personal, al tiempo que cambian el film que reviste el capuchón del micrófono al finalizar cada nota, además de la desinfección de manos y equipos con alcohol.

Recién desde este martes comenzaron a usar barbijos al aire y algo que le llamó mucho la atención fue que durante la cuarentena, la gente se acercó al móvil pidiendo respuestas. “La gente trata de trasladarte sus problemas personales frente a la cuarentena. Antes que reabrieran los bancos había mucha incertidumbre por el cobro de haberes o de asignaciones, o cómo podían hacer para ayudar a un familiar que vive sola, o si podían ir al médico o no. Del mismo modo cuándo termine la cuarentena para poder volver a trabajar y ganar el mango. Y nosotros no tenemos todas esas respuestas, la información es día a día, son casos entendibles y esperan que se los solucionemos. Es muy fuerte lo que está pasando”, destacó Levy.

Sin saludos y desde la puerta

Emiliano Cattáneo, cronista del canal provincial 5Rtv comentó a El Ciudadano que aún le cuesta no poder saludar a sus compañeros cronistas: “Es gente que conozco hace años y llevamos mucho tiempo, convivimos en la calle con las notas, las coberturas, estamos juntos cada mañana de nuestra vida y me resulta muy difícil esto de no saludarlos con un beso o un abrazo”.

Sobre la actividad en la ciudad, Cattáneo dijo que los cronistas son una ventana a la calle para aquellos que no pueden salir, por eso deben ser más específicos y siempre responsables a la hora de describir y contar el afuera. “Esta descripción se transformó en una información de servicio. De todos modos, estos días te dejan una sensación extraña, porque termino de trabajar para el canal y sigo trabajando la radio (LT3) y veo la ciudad bastante desolada, como si todos los días fueran un sábado por la tarde o un domingo, sobre todo, después del mediodía que cruzo el Parque Independencia para volver a casa. Es una imagen muy fuerte”.

Su compañera Danisa Primo recordó que en los primeros días iban a la Terminal de Ómnibus a cubrir la llegada de un micro que venía de Brasil y hoy sólo se acercan a la puerta. “Hemos tomado conciencia sobre la distancia y ya no se cubre todo en persona, se están sumando notas de otra manera, pidiendo info por teléfono o vía skype para no tener contacto con la gente. Tampoco ingresamos a los sanatorios, aunque la semana pasada rompimos esa regla, inauguraron una sala de guardia en el Policlínico del Pami y entramos igual, no deberíamos haberlo hecho. Pero bueno, a veces las autoridades organizan las cosas de manera que tenemos que romper este tipo de cuidados y limitaciones”, expresó Primo.

Por su parte, las autoridades de Cablehogar decidieron que los cronistas no salgan a la calle y se queden en el canal produciendo para ambos noticieros. «Sólo se tendrán imágenes desde el exterior de parte de un camarógrafo», según informaron a El Ciudadano.

Del otro lado de la noticia, durante la cuarentena, cambiaron las actividades oficiales, en las que se dispone de sillas distanciadas a un metro y medio y ya no se utiliza el concepto un sólo parlante en el cual se solían agolpar los movileros para captar mejor las declaraciones oficiales, sino que se cuenta con un sistema de sonido más complejo para poder garantizar la cobertura de manera segura y clara.

Desde el SPR emitieron un protocolo desde el comienzo del período de aislamiento. “Sin soslayar que el trabajo periodístico es ante todo una construcción colectiva, necesaria y dirigida a atender el derecho humano a la comunicación, se reclamaron distintas medidas a las empresas para minimizar los riesgos de lxs trabajadorxs de prensa para cumplir con nuestras funciones”, expresa el texto dado a conocer por Prensa.

Además de las ya conocidas medidas de limpieza y seguridad personal y de los accesorios que se utilizan para la cobertura de un hecho, se pidió: “Garantizar un permanente intercambio con lxs responsables de las áreas de contenido para evaluar coberturas periodísticas que merezcan atención especial y donde pueda haber mayor riesgo de contagio. Decimos también que lxs trabajadores deben contar con autonomía frente a una cobertura que implique riesgo para resolverla de la mejor manera”.

Después de las noticias, llegar a casa

Otra de las premisas de la cuarentena es terminar con el protocolo de salud aplicado en la función periodística y comenzar otro en casa, al regreso. Danisa Primo ya fue catalogada por sus hijos como una “fanatizada” del alcohol en gel”. La cronista aseguró volverse loca en pocos segundos apenas entra a su casa porque no sabe qué desinfectar primero, si las llaves, el teléfono, la cartera o sus manos. “Al llegar a casa, todos saben que no me pueden saludar, salvo darnos ese abrazo al aire que inventamos con mis hijos, pongo toda mi ropa en el lavarropas, me baño y recién ahí me contacto con ellos. Lo que no es lavable como el bolso que estoy usando o la mochila, no entra a mi casa, lo dejo en el patio, de ser posible en el sol hasta el día siguiente que salga para el canal. Y si saqué la billetera en algún momento, la rocío con alcohol antes de volverla a meter en la mochila. Mis hijos a veces se ríen de mí, pero ellos lo ven sólo por televisión, no saben los malabares que hacemos para no llevar el virus a casa”, comentó.

En el caso de Evelyn Arach, llegar a su casa es, además de hacer equilibrio con la ropa y la desinfección, tomar la posta de los deberes de la escuela de su hijo de 9 años. “Mi marido trabaja en casa y a medida que puede lo ayuda con los deberes que envían desde la escuela y desde el instituto de inglés, los cuales tenemos que enviar en un horario determinado para su corrección. A veces sus mañanas son más complicadas que otras así que me queda parte del trabajo para seguir a la tarde. No estamos acostumbrados a ese ritmo. Para quienes tenemos hijos en edad escolar es estresante, está bueno el compartir estos días con ellos, pero implica un gran trabajo”, admitió.

Para Belén Salvañá estos días son más intensos que los anteriores a la cuarentena. “Es estresante por el protocolo que debe ser constante, no nos dábamos cuenta las veces que te tocas la cara o las que vas al baño a lavarte las manos, es estar todo el tiempo pensando en cuidarte y cuando llegás a tu casa frenar a tu hija que llega corriendo para abrazarte. Son pasos que no los tenía incorporados, incluso el volver del súper y desinfectar absolutamente todo. Además, ya no contamos con la ayuda de la niñera ni de los familiares que se quedaban un ratito con la nena. Es una rutina nueva y agotadora, pero bueno, ya va a pasar”.

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