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En “Buscando a Tabernero”, Eduardo Montes-Bradley explora sobre el cine y el siglo XX

El realizador ofrece algunos detalles de la producción que se estreno este jueves en Cine.ar y que indaga en la vida de Pablo Tabernero, uno de los directores de fotografía del cine argentino más influyentes de su tiempo

Buscando a Tabernero, documental de Eduardo Montes-Bradley que indaga en la vida de Pablo Tabernero (1910-1996), uno de los directores de fotografía del cine argentino más influyentes de su tiempo, quien escapó de los nazis y luchó en la Guerra Civil Española antes de arribar al país, se estrenó este jueves en Cine.ar TV donde se podrá volver a ver el sábado a las 20 y a partir de este viernes estará disponible en la plataforma Cine.ar Play, gratis por una semana.

“No sólo fue un maestro del claroscuro, sino también fue abuelo del cine”, dijo en charla con Télam el escritor y realizador Montes-Bradley para definir al artista que aportó su talento y conocimiento al cine clásico nacional, trabajando en películas de cineastas como Carlos Hugo Christensen, Mario Soffici, Hugo del Carril y Luis Saslavsky, en las que impactó con nuevas técnicas e imágenes que llevaron su sello.

Bajo la premisa de “hablar de Tabernero antes de que fuera Tabernero”, el realizador propone “abordar al sujeto antes de su concreción como tal” a partir de un impactante material de archivo, de las palabras de su hijo, Henry Weinschenk (que hoy vive en Estados Unidos), y de testimonios que recogió en tres años de trabajo, atravesando ciudades como Berlín, Mainz, Barcelona, Arosa (Suiza) y Buenos Aires.

Montes-Bradley, reconocido por films como Los cuentos del timonel (2001) y Cortázar: apuntes para un documental (2002), hace foco en la formación de esta figura que se erigió en el maestro de una generación de iluminadores que incluye a Felix Monti y Ricardo Aronovich, entre tantos.

Tabernero nació en 1910 en Berlín como Peter Paul Weinschenk en el seno de una familia judía de clase media, y en 1937 llegó exiliado a Buenos Aires. En sus 27 primeros años de vida se formó como fotógrafo, escapó del nazismo y participó como camarógrafo junto a la Columna Durruti durante la Guerra Civil Española.

En sus treinta años radicado en Argentina dio clases en La Plata y se desempeñó en films como Prisioneros de la tierra de Soffici (1939), Vidalita de Saslavsky (1949), Si muero antes de despertar de Christensen (1952) y La Quintrala de Del Carril (1955). Luego, durante la dictadura de Juan Carlos Onganía, emigró a Estados Unidos.

“Mis proyectos documentales surgen a partir de encargos”, reconoció el realizador. “Es muy frustrante entusiasmarse con un proyecto de corto aliento, que no cuente con el apoyo económico de alguien que esté verdaderamente interesado en que ese proyecto se lleve a cabo. Hace tres años se acercó Henry Weinschenk para pedirme que investigue los antecedentes de su padre en Europa antes de desembarcar en Argentina para convertirse en Pablo Tabernero. Con el apoyo de Henry inicié la travesía que hoy conocemos con el nombre del documental. En este caso, a diferencia de muchos otros encarados a los largo de los últimos treinta años, el objeto de estudio tenía una profunda carga emotiva para mí. En la búsqueda del padre de Henry estaba la búsqueda del mío propio, un cruce de identidades y conflictos que marcaron severamente al siglo que nos toco vivir en parte. En este sentido creo que las artes, el cine y el siglo se llevan, en Buscando a Tabernero, todos los premios en roles secundarios”, agregó Montes-Bradley.

Respecto a la decisión de que Buscando a Tabernero haga eje en los primeros años del fotógrafo, marcando la importancia de esta etapa de su vida, antes de convertirse en uno de los directores de fotografía más destacados del cine nacional, el director partió de la premisa de que los argentinos suelen creer que “los mitos nacen de gajo”.

“Que Gardel nació con una guitarra bajo el brazo, Cortázar con barba, Borges ciego y Tabernero con una cámara en la mano en un film de Christensen. A mí me interesa el proceso de gestación de esas eventuales consagraciones. Es decir: cuál es la relación entre la voluntad y la formación, a lo que deberíamos agregarle los avatares y lo imprevisible”, contó el realizador sobre el film que también rescata y homenajea a los directores de fotografía, un arte y oficio tal vez menos visible que otros, pero que, según muestra el film, tiene un rol importante y decisivo en el resultado final de un largometraje.

“La generación del 60 y posteriores heredaron de Tabernero una tradición que se remonta a Werner Graeff, a las escuelas Bauhaus y Reimann, pero también al cine documental de batalla que nutre a Tabernero en las barricadas del frente de Aragón durante la Guerra Civil Española. Tabernero fue maestro de Fernando Birri y fundador de una escuela documental que tuvo por vástagos a Pino Solanas y Raymundo Gleyzer, esas dos expresiones de un mismo teorema fundacional”, contó el cineasta que confesó que el acopio de información de archivo le es una tarea fácil.

“Estoy constantemente viajando y recopilando datos, leyendo. Acopiar es parte de mi segunda naturaleza. Ahora bien, determinar qué es lo que debiera quedar fuera es una tarea que me resulta sumamente difícil, dolorosa. Ante la duda, suelo preguntarme si el documento o testimonio en cuestión sirve para avanzar el discurso, la narración. Lo peor que nos puede suceder como documentalistas o ensayistas es enamorarnos de un argumento inconducente. En esos casos suelo reservarme esas «perlitas» para publicarlas en breves anecdotarios, o subirlas a YouTube como argumentos adicionales”, concluyó.

La última semana de noviembre llega con cuatro novedades online

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