Search

En EE.UU. retrocede la aceptación social del aborto

Para muchos políticos norteamericanos declarase pro abortista no garantiza más votos: los cambios en la sociedad.

Cuando el medio que ha sido adalid indiscutido del “derecho” al aborto en los Estados Unidos, el mítico New York Times, debe reconocer que entre los políticos de dicho país declararse abortista ya no asegura ganar un puñado más de votos, eso significa que en los últimos años ha sucedido en la opinión pública algo demasiado difícil de ocultar o manipular. Y eso que ha ocurrido en la sociedad norteamericana, con todas las complejidades y matices que le son aplicables, es que las encuestas muestran que por primera vez en décadas una mayoría de norteamericanos considera al aborto como algo moralmente reprobable, lo que se traduce en la posibilidad de introducir cambios en una legislación que, en principio, todavía permite el aborto libre.

El influyente periódico abortista admite, además de que levantar la bandera del “derecho a decidir” sobre la vida del propio hijo no otorga más ventajas significativas a los políticos en campaña, también que el movimiento provida se caracteriza por su vitalidad social y por estar integrado por personas jóvenes; por contraste, los abortistas, o “pro-choice” como se llaman a sí mismos dentro de las fronteras de la Unión (por “pro-elección”) tras la legalización del aborto en 1973, se han quedado en estructuras vetustas y sus principales voceros son personas que, en general, ya peinan canas. Eso no obsta señalar que cuentan con un gran financiamiento a través de los fondos millonarios provistos por la principal proveedora de abortos del país, la Planned Parenthood.

Quizás no sea casualidad que el cambio social que se viene produciendo desde hace varios años en los Estados Unidos respecto de un cada vez más creciente rechazo a la práctica del aborto, ya traducido en infinidad de modificaciones legislativas en cada uno de los 50 estados, venga acompañado de un ominoso y burdo silencio por parte de los medios que, en esta temática, son ideológicamente afines con el New York Times.

Dicho de otro modo: hasta hace veinte años, EE.UU. era citado como el ejemplo a seguir por el discurso pro-aborto. Eso ya no sucede porque lo que acontece en ese país yo no es funcional a un discurso que carece, además, de racionalidad y datos empíricos serios.

Aborto legal con restricciones

En 2013 ocurrió un hecho histórico en el Congreso federal, cuando la Cámara de Representantes aprobó una propuesta que busca restringir los abortos en todo el país pasadas las 20 semanas de embarazo. La propuesta la presentó un diputado republicano de Arizona, Trent Franks, con el nombre “Acta de Protección del Niño capaz de sentir dolor”. Pese a que luego fue rechazada por el Senado, puso en el tapete un tema sumamente sensible.

¿Por qué motivo si a un reo condenado se lo seda antes de ejecutarlo para que no sufra, no se tienen miramientos similares con los fetos humanos que son sensibles al dolor?
Hace pocas semanas, el epicentro fue el estado de Texas, cuya legislatura sancionó una ley que obliga a las clínicas abortistas a tener los mismos estándares de sanidad que en cualquier otro centro en el que se realicen operaciones quirúrgicas. Los centros se negaron a la adecuación (probablemente para reducir costos en un rubro que ya de por sí mueve millones de dólares) y el Estado las obligó a cerrar a comienzos de octubre de este año. Pocas semanas después, la Corte federal anuló la disposición estadual.

Según datos divulgados por el Instituto Guttmacher, ala académica de Planned Parenthood y por lo tanto, de notoria militancia abortista, durante el primer semestre de 2013, los legisladores estatales estadounidenses aprobaron 43 disposiciones que restringen el aborto.

Para dar sólo algunos ejemplos, cabe señalar que Arkansas, tierra natal del ex presidente Bill Clinton, firme defensor del aborto en cualquier término del embarazo, la Legislatura rechazó por amplia mayoría el veto del gobernador y por lo tanto quedó firme la prohibición de los abortos luego de las 12 semanas de gestación, basándose en que a partir de ese instante son perceptibles los latidos del corazón del niño por nacer.

En Dakota del Norte, los únicos abortos no perseguidos penalmente son prácticamente los mismos casos que contempla el Código Penal argentino, es decir, en caso de riesgo para la vida de la mujer y en casos de que el embarazo provenga de una violación.

Kansas y Montana han aprobado leyes que permiten que profesionales de la salud retengan información sobre el embarazo si hay preocupación de que esa información pueda llevar a que se realice un aborto, lo que es bastante común cuando a partir de ciertos estudios se detectan malformaciones o enfermedades en el bebé, al cual se lo suprime biológicamente siguiendo los peores criterios eugenésicos.

Latidos e imagenes

Un viejo dicho establece que “una imagen vale más que mil palabras”. Pues eso mismo es lo que está sucediendo actualmente en muchos estados norteamericanos, en los cuales se viene implementando el llamado “período de reflexión” para quien solicita un aborto.

Desde que hace años se empezó a masificar la idea de “consentimiento informado” que es la información completa y pormenorizada que los médicos proporcionan a todo paciente que va a ser sometido a una intervención, algunos estados lo han extendido a los abortos que es, en definitiva, también una intervención quirúrgica sobre el cuerpo de la mujer. Como parte de ese consentimiento informado a la mujer que solicita un turno para interrumpir su embarazo, el Estado, sin dejar de acceder a esa solicitud, la obliga a ver un video que muestra imágenes de un aborto igual al que se le habrá de practicar. De hecho, el video cambia sólo respecto del plazo gestacional en el que se encuentra la solicitante (por ejemplo, si la mujer cursa su tercer mes, se le exhibe el video de un aborto de un feto de esa edad).

De los turnos solicitados para realizar la práctica, se calcula que casi la mitad es cancelada luego de que la mujer ve con sus propios ojos la realidad de la práctica que se le habrá de efectuar. En 2003, la sociedad norteamericana quedó atónita al enterarse que el emblemático caso “Roe vs. Wade” de 1973 por el que la Corte Suprema abrió las puertas al aborto, se había basado en un fraude al tribunal, ello en virtud de la confesión pública de su protagonista, Norma McCorvey. Tal noticia, sumado a los fenomenales avances científicos que permiten saber mejor el proceso de comienzo de la vida humana, parecen haber impactado profundamente en la conciencia del pueblo norteamericano, que comienza a rectificar el rumbo adoptado hace cuatro décadas.

Bonus New Member
linitoto
dongjitu
slot depo 10k
slot depo 10k
10