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En el Cenard, amabilidad y sonrisas

El Ciudadano vive desde adentro los Juegos Olímpicos de la Juventud y te cuenta cómo funciona el sistema de voluntariado, un aspecto clave de la organización de este evento multideportivo

Por Guillermo Buelga – Desde Buenos Aires

“¿Necesitás  algo?” Esa frase se repite una y mil veces en los pasillos del Cenard. Es que en este mítico Centro de Alto Rendimiento Deportivo, enclavado en el barrio porteño de Núñez, funciona uno de los centros de acreditaciones más importantes de los Juegos Olímpicos de la Juventud. Cientos de voluntarios ensayan sonrisas y gestos ante la amansadora y nada fácil tarea de “ingresar” personas dentro de la celebración deportiva más importante del planeta.

“Parate acá, vení que te mido los hombros, sos un L”. Visten, imprimen, copian, discuten, agradecen, piden disculpas, se ponen serios. Es que ser voluntario de un Juego Olímpico excede toda responsabilidad: son la cara visible de la organización. De su trato depende el éxito de esta cita. No hay nada que pueda ante una sonrisa y un trato cortés. La madre María Teresa de Calcuta dijo alguna vez: “Todos deberíamos saber todo el bien que una simple sonrisa puede hacer. Y ellos lo saben”.

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