Por Delfina Torres Cabreros / elDiarioAR
En marzo, los jubilados y jubiladas tendrán la primera actualización de sus haberes con la nueva fórmula de movilidad, aprobada por el Congreso el 10 de diciembre pasado. El nuevo cálculo no contempla la inflación en sus componentes pero, en línea con su plan de impulsar la recuperación de la economía por la vía del consumo, el Gobierno anticipó que dispondrá algún instrumento para compensar los aumentos que queden por debajo de la evolución del índice general de precios.
Según pudo saber elDiarioAR de fuentes de la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses), todavía no está confirmado que sea un bono ni cuál sería el monto. Sin embargo, confirmaron que «sí hay una decisión política de que la mayoría de los jubilados le ganen a la inflación», por lo que se está evaluando el instrumento idóneo para lograrlo en el caso de que el aumento resultante de la nueva fórmula esté por debajo.
De acuerdo con el cálculo del Indec la inflación de enero fue de 4%. Según anticipan consultoras privadas, aun en un escenario optimista, la variación de precios acumulada del primer trimestre estará por encima del 10%, mientras que se espera que la fórmula jubilatoria arroje un ajuste en torno al 8%, lo que llevaría la jubilación mínima de $19.035 a $20.571.
Resta definir, también, si la compensación alcanzará sólo a quienes cobran la jubilación mínima (6 de cada 10 jubilados) o si podría extenderse a otros segmentos. El jueves de la semana pasada la titular de Anses, Fernanda Raverta, se reunió con el presidente Alberto Fernández, justamente para «trabajar sobre el cálculo del primer aumento que recibirán las jubiladas y jubilados con la nueva fórmula.»
La última reforma establece que las jubilaciones se ajustarán los meses de marzo, junio, septiembre y diciembre, mediante la aplicación de un índice compuesto en partes iguales por la recaudación de los impuestos destinados a financiar a la Anses y el indicador que arroje el resultado más alto entre la Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables (Ripte) y el índice de evolución salarial que elabora el Indec. Sin embargo, la recaudación total de la Anses fijará un tope de los aumentos de los haberes.
Según los argumentos oficiales, este tope estuvo vigente entre 2009 y 2017 y es clave para “garantizar la sustentabilidad del sistema de seguridad social, evitando que los gastos crezcan sistemáticamente más que los recursos y el déficit previsional crezca sin control, como sucedió entre 2016 y 2019.”
La fórmula presentada comparte la esencia con la que se aplicó entre 2009 y 2017. Se diferencia de la impulsada por el gobierno de Mauricio Macri, que integraba a la inflación como elemento principal de cálculo, y cuya aplicación estuvo suspendida durante todo 2020 por un decreto del presidente Alberto Fernández. En el transcurso del año pasado, la Casa Rosada implementó aumentos discrecionales, que, en el caso de las jubilaciones más bajas, compensaron la inflación.
El objetivo del Gobierno para este año es «alinear precios, tarifas y salarios» de modo que se recupere el poder de compra. “En el presupuesto nosotros tenemos pautada un incremento real de los salarios en torno de los 3 y 4 puntos, porque si los salarios no se recuperan es muy difícil que se recupere la economía, porque el 70% del PIB es el consumo”, dijo hace algunas semanas la vicejefa de gabinete, Cecilia Todesca, antes de convocar a sindicalistas y empresarios a la mesa de precios y salarios.