“Para mí siempre fue una fiesta, en la que apenas terminaba el show esperaba el anuncio de una próxima fecha. Ayer la pasé mal. Si hoy anunciara otra fecha no iría”, expresó Santiago, uno de los miles de rosarinos que viajaron a Olavarría para el recital del Indio Solari. Fanático de los Redondos, el del sábado era el cuarto show al que asistía y el que consideró peor organizado. La superación de la capacidad de público, la falta de control en el ingreso al predio, la ausencia de puestos de seguridad y sanitarios, y una salida “caótica” fueron las críticas de gran parte de quienes asistieron al show saliendo en colectivos y autos desde Rosario. “No pasó nada que no supiéramos que podía pasar. Pero hasta que no muere alguien lo dejás pasar. En el fondo, terminamos como cómplices por avalar esto”, agregó Santiago.
Desde Rosario, partieron al menos 60 colectivos con fanáticos ansiosos por presenciar la mítica misa ricotera. Las empresas La Daga y Donington, entre otras, ofrecieron servicios de traslado y entrada al predio, y hasta algunas agrupaciones estudiantiles como Santiago Pampillón, Movimiento Evita y Nuevo Encuentro aportaron colectivos para el encuentro. A esto se sumó la numerosa cantidad de personas que fueron por sus propios medios. La partida oficial comenzó a las 22 del viernes y, al cierre de esta edición, los últimos colectivos estaban regresando a la ciudad.
Entrada sin control
“Fue una previa atípica. Hablando con la gente notamos que había algo raro desde el principio”, señaló Santiago, uno de los asistentes al show. Según contó a este diario, la gente comenzó a llegar a Olavarría y se congregó en la plaza, ubicada a unas 15 cuadras del predio La Colmena, a la espera del recital. Las puertas se abrieron a las 18 y a partir de las 20 la mayor parte de los asistentes había ingresado, tras una tarde que transcurrió pacífica, según estos rosarinos.
Las primeras señales de una mala organización comenzaron con el ingreso al predio. “No había ningún puesto de control hasta llegar a la entrada. Había un hombre, sin uniforme, que hacía cacheos al azar. En la puerta, te pedían que mostraras la entrada pero te dejaban pasar sin mirarla. Así entró mucha gente que no estaba prevista y enseguida se superó la capacidad del lugar. Esa fue la primer diferencia con otros recitales”, explicó Santiago. Según los fanáticos, en todos los shows se permite el ingreso de personas sin entradas, pero siempre después de comenzado el show. Esta vez, el ingreso fue permitido desde el principio. “Entraron decenas de miles sin entrada y el lugar estaba lleno antes que empezara el show”, agregó. Darío, otro rosarino que viajó, percibió en cambio que el ingreso estuvo bien organizado. “El primer grupo entró tranquilo y no pidieron entradas. Eso afectó la visión del show, pero no hubo desbordes, porque fuera del predio había campos donde la gente podía salir”, señaló el seguidor sobre su tercer show del Indio.
Incidentes
Pasadas las 21.30 comenzó el recital y los primeros incidentes se registraron tras el tercer tema. “Nos ubicamos cerca del escenario, más adelante de las primeras torres, pero lejos del pogo. Cuando empezó no parecía que hubiera nada anormal. Hubo empujones en los primeros temas, pero eso es habitual. Siempre hay gente que sale sin aire o desesperada, pero uno piensa que es alguien que se fue adelante y no se la aguantó”, relató Santiago, quien viajó en auto con amigos.
Cuando el Indio frenó el recital y pidió asistencia para un grupo de personas, los asistentes comenzaron a sospechar que algo no andaba bien. “Al principio pensamos que era algún borracho. El Indio habló de gente borracha que no podían sacar. Pararon el recital 10 minutos y volvieron a tocar con un tema más tranquilo”, continuó Santiago. El recital se interrumpió de nuevo y el pedido de ayuda desde el escenario fue más enfático: “Empecé a sentir que pasaba otra cosa. No me parecía normal un segundo paro y tanta desesperación con la que pedían ayuda. Después del quinto tema, el Indio se enojó y dejó de cantar. Ahí me di cuenta de que pasaba algo peor que sólo gente desmayada”.
Según contaron los rosarinos, el recital se interrumpió cuatro veces. Los incidentes ocurrieron frente al escenario, justo en el medio, pero el pogo no se propagó. “Desde donde yo estaba no llegaba a ver qué pasaba. Estábamos adelante pero no sentimos el pogo. Un amigo me contó que vio salir a cinco chicos ensangrentados y le advirtieron que se alejara porque era la muerte”, cerró. Guido, otros de los asistentes, estaba ubicado a unos 30 metros del escenario y tampoco notó algo raro. “No vi nada. Donde yo estaba la situación fue tranquila. Incluso había espacio para moverse”, señaló.
Más cerca, a unos 5 metros del frente, Darío contó que el recital transcurrió con normalidad y destacó la solidaridad de los asistentes. “No es el primer recital al que voy y nunca vi a alguien que se cayera o desmayara y que no haya recibido asistencia de las personas de alrededor”, aseguró el rosarino y achacó la falta de responsabilidad a Defensa Civil. “Cada 30 segundos había una persona que perdía el aire. El Indio pidió a los agentes que se acercaran y no lo hicieron. Faltó organización. Defensa Civil no actuó como debería”, describió y cuestionó además la falta de puestos de hidratación: “En todos los recitales la seguridad provee agua a los que están cerca del vallado. Esta vez había muy pocas botellas e incluso se permitió el ingreso con botellas de vidrio”, señaló.
Mala organización
El show culminó pasada la medianoche, cuando los asistentes emprendieron el tumultuoso camino de salida. Durante poco más de dos horas, el Indio interpretó cerca de 20 temas, en una noche en la que la euforia inicial se desvaneció con el correr de las horas.
“La responsabilidad es de la productora y del Indio, que dio el visto bueno. Hubo una sobreventa de entradas en un lugar donde no estaban dadas las condiciones. El intendente de Olavarría también es responsable. En la ciudad no había servicios, ni policías y se notó que estaba desbordada”, explicó Santiago, y mencionó que la misma desorganización se vivió en el show que el Indio brindó en Gualeguaychú en 2014.
Para Darío, pese a los incidentes, el show fue casi impecable. “Hay cosas que tienen que mejorar, pero siempre se respeta la consigna de cuidarnos entre todos, si no las muertes serían quizás mayores”, sostuvo. En cambio Guido no regresaría a un recital del Indio. “No volvería a ir porque no sabés qué puede pasar. Si hubiese habido una avalancha el final podría haber sido peor”, interpretó.
Redes de auxilio
Familiares de quienes fueron al recital crearon en Facebook la página Recital del Indio- Donde estas? para contactar con personas extraviadas. La página en la red social sirvió para consultar sobre el paradero de los asistentes al show y además para ver el listado de colectivos y combis que fueron confirmando la vuelta a los hogares. Desde la madrugada del domingo los usuarios fueron subiendo fotos de personas y pidiendo información a testigos. También se registraron los mensajes de quienes no pudieron comunicarse con sus familias para avisar que estaban bien.En la página también se incluyó el listado de internados en el hospital de Olavarría.
Incomunicados
Como toda aglomeración de miles (en este caso cientos de miles), la falta de comunicación vía celular generó una psicosis entre los familiares de quienes concurrieron al show. Psicosis que se alimentó en todo el país por un primer cable de la agencia estatal Télam que daba cuenta de al menos siete muertos. Las horas siguientes fueron de desesperación para esos familiares y también de desencuentro para quienes debían emprender el regreso. Para intentar eludir la incomunicación había pedidos en Olavarría para que los vecinos quitaran sus contraseñas a la señal de wi-fi con el objetivo de que los asistentes, en caso de conseguir señal y de contar con baterías cargadas, pudiesen avisar que estaban bien y emprediendo (o por emprender) el regreso.
La salida, el momento más caótico de una noche oscura
Según rosarinos que viajaron a Olavarría, la mala organización y el cúmulo de personas en la puerta de salida fueron unos de los momentos más caóticos. La puerta no fue la misma que la de ingreso lo que, para algunos, confundió a los asistentes. Se sumó la permanencia del vallado alrededor del lugar, lo que congestionó las calles cercanas. “En las pantallas te indicaban que la salida estaba en el lado opuesto al escenario. Cuando llegamos a la puerta vimos una avalancha de gente que quería reingresar porque decían que afuera estaba vallado y no se podía pasar. Nos mandaron de regreso al escenario donde habían tirado las vallas y ahí pudimos salir”, explicó Santiago, un asistente. Darío, otro de los rosarinos que viajó, coincidió en que la salida fue extremadamente desorganizada: “Desembocaba en una calle de 12 metros, donde no entraba esa cantidad de gente. Hubo personas que se desmayaron”.
Daniela, quien también asistió al show, dijo que los presentes comenzaron a derribar las vallas y subirse a los árboles y techos de las casas para indicar por dónde se podía circular. “Tardamos horas en salir. No había seguridad ni nadie encargado de la descongestión”, detalló y remarcó la solidaridad de vecinos que abrieron las puertas para brindar agua y prestar el baño.
Guido contó que se acercó a un puesto de la Cruz Roja y a otro de Seguridad para comunicar las dificultades en la salida pero no obtuvo respuesta.