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En el nombre de su hermano

Por Daniel Zecca.- José Pepe Scioli, hermano del gobernador de Buenos Aires, pasó por Rosario para apoyar la candidatura de Osvaldo Salomón. Como si hablara por Daniel, dice que la mayoría de los peronistas no se ve representado por el oficialismo.

Es el hermano de una de las figuras políticas más contradictorias de la Argentina, de quien se separó, en términos políticos, hace poco más de 2 años, cuando ocupaba un cargo en su gabinete. José Pepe Scioli, hermano del gobernador de Buenos Aires, sabe que su presencia pone en evidencia lo que su propio hermano todavía no se anima a decir: que en 2015 será la alternativa de un sector del peronismo en el que se sienten incluidos muchos grupos que hoy integran la oposición.

Así se pasea con su apellido por el país sin soltar prenda de los “diálogos familiares”, pero calificando a “Daniel” como “el más preparado para gobernar la Argentina”.

“Yo no voy a revelar lo que hablo en las mesas familiares con él. Lo que sí puedo decir es que volví a hablar de política con mi hermano”, dijo en diálogo con El Ciudadano, durante su visita a la ciudad para apuntalar la construcción política del ex candidato a vicegobernador del PRO, Osvaldo Salomón (ver aparte).

Invoca permanentemente la “responsabilidad” de conducir la provincia de Buenos Aires, como causa implícita de la continuidad de su hermano dentro del espacio kirchnerista, en aras de evitar una crisis institucional: “Ya vimos lo que pasa cuando la provincia de Buenos Aires entra en conflicto con el gobierno nacional”, dice a manera de excusa para explicar la buena letra de su hermano dentro del oficialismo.

—¿Vamos hacia una elección presidencial que vuelva a ser una interna del peronismo?

—Lo que pasa es que en este país el 70 por ciento de la sociedad es peronista. Mi papá, que simpatizaba de alguna manera con el radicalismo, decía siempre que las mejores épocas de su vida comercial fueron con el peronismo. Cuando la masa trabajadora consumía, con recuperación del salario. Una situación similar a la que se dio en esta etapa de la Argentina, con el agravante de que la inflación le come al trabajador, silenciosamente, parte de sus recursos cada mes.

—¿El peronismo disidente encontró en Scioli el candidato que no pudo tener en 2011?

—Mirá, lo que yo veo es que cada vez son más los dirigentes importantes del justicialismo que cada día se ven menos representados con el oficialismo. Si uno ve el mapa del oficialismo tiene muy poco de peronismo. Tiene Unidos y Organizados, La Cámpora, Kolina, el Frente para la Victoria y lo están utilizando como furgón de cola al justicialismo. Eso a los justicialistas históricos no les gusta. Ven que muchas de las ideas fundacionales del justicialismo no se ven representadas por este gobierno.

—¿Destaca algo positivo?

—Destaco que no hay nada más justicialista que la asignación universal por hijo, pero hay otras cosas que nada tienen que ver con el peronismo. Propiciar la división del movimiento obrero, que es la columna vertebral, no es peronista.

—Y entonces. ¿Va a haber interna peronista o no?

—Yo creo que hay muchos referentes dentro del justicialismo. Daniel, indudablemente, es uno de los dirigentes nacionales de peso dentro de la estructura del partido. Pero también está el gobernador ( de Salta, Juan Manuel) Urtubey, el gobernador (de Córdoba, José Manuel) De la Sota, dirigentes de muchísima trayectoria. En el caso de Daniel él acompaña las políticas del gobierno pero también tiene una responsabilidad mayor. Ya vimos lo que pasa cuando la provincia de Buenos Aires entra en conflicto con el gobierno nacional. Yo creo que la gente lo sigue acompañando porque aprendió, algo que a mí también me costó aprender: la responsabilidad del peso institucional que tiene ser gobernador de Buenos Aires. Un movimiento fuera de lugar puede generar un conflicto institucional enorme. A él le cabe la responsabilidad y gran parte de ese vínculo que sigue manteniendo Daniel con la gente es porque comprendieron que tiene sobre sus espaldas no sólo 15 millones de bonaereneses sino 40 millones de argentinos.

—¿Qué vislumbra para las elecciones del año próximo?

—La elección de 2013 es la que va a definir cómo queremos vivir los argentinos en los próximos veinte años, en tránsito hacia el 2015. Va a haber muchos actores que van a marcar el primer paso al 2015. El espacio nuestro está en conversaciones con Unión PRO en la provincia de Buenos Aires. Si uno ve el mapa se puede dar un escenario muy parecido al de 2009. La pregunta es quién va a representar esta manifestación enorme, pacífica, democrática del 8 de noviembre.

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