En medio del escándalo por la separación de la modelo Carolina Pampita Ardohain y el ministro de Desarrollo porteño, Roberto García Moritán, un testigo que se hizo llamar D reveló situaciones de supuesta violencia por parte de la pareja.
El vecino describió a Moritán como «una persona violenta que se cruza con los vecinos en la plaza, o algún niño, porque le agarra un juguetito a la hija (Ana García Moritán de tres años)”.
“Más de una vez, me quisieron sacar el celular en la plaza, ambos. Me dijeron ‘pelotudo dame el teléfono’”, agregó el vecino en diálogo con el programa de tevé A la tarde, por América.
Además, el testigo aseguró que Benjamín Vicuña, ex marido de Pampita, visitó a la modelo “a la 1 de la madrugada” y agregó que “mucha gente sabe” que Ardohain podría regresar con el actor.
Al retomar el tema acerca de los supuestos tratos violentos, D se preguntó: “¿Por qué los dejan como buenas personas si son maltratadoras y no les dan de comer ni a las empleadas?”.
En ese sentido, el vecino de Nordelta, el barrio donde vivían juntos Pampita y Moritan, detalló: “Hablo con las empleadas que son dos y trabajan en medio de mucho maltrato”.
El supuesto testigo habló de “esclavitud”, frente a la situación laboral de las empleadas domésticas, sin embargo no presentó ninguna prueba que acredite su testimonio. Además, bajo las mismas condiciones, hizo referencia a “insultos y amenazas” por parte de Moritán, quie se hizo conocido como «el marido de Pampita» y así puso en marcha una carrera política que hoy se desmorona, y Ardohain, una de las modelos más requeridas y cotizadas de la Argentina.
El testigo reveló que Pampita “no tiene amigas en el barrio”, aunque anteriormente, había asegurado que en los mensajes grupales, hay quienes la defienden. Asimismo contó que algunas trabajadoras de la casa “van a la plaza a llorar”.
El vecino contó además que su marido es abogado de Clarín y, a la vez, aseveró que a Ardohain y Moritán “les llueven las denuncias laborales”.
«En la casa de ellos se escuchan muchos gritos, más que nada de ella. Eran gritos porque retaba a los chicos y también por las discusiones de pareja. Una vez los escuché cuando bajaban de la camioneta y él le dijo: ‘Sos una pelotxda’. Siempre era muy agresivo», aseveró.
«Es cierto que quiere levantarse a las vecinas. Él no tiene un mango, por eso las vecinas no le dan bola. Siempre que van al House (lugar de uso común) a cenar o a comer algo, termina pagando ella. Él nunca paga», relató D finalmente.