La evolución del precio del oro en los últimos meses, en los que llegó a superar los 1.730 dólares la onza, y la política monetaria adoptada por los bancos centrales para hacer frente a la crisis económica provocada por el coronavirus, han llevado a analistas y miembros de la industria a considerar la posibilidad de que el metal supere su precio histórico en dólares, e incluso traspase la barrera de los 2.000 dólares la onza.
Los precios en lo que va del año llevan acumulados una suba del 14%, pero en los últimos 12 meses la rentabilidad se eleva hasta el 33%.
El metal alcanzó su valor máximo histórico el 6 de septiembre de 2011, alcanzando los 1.923 dólares la onza (equivalente a 31,1 gramos).
Los operadores de este mercado tan particular sostienen que la política de tasas de interés bajas y el esfuerzo que han hecho los gobiernos frente a la pandemia, han provocado una emisión masiva tanto de dólares como euros y yenes, lo que benefició al metal.
Mientras que otras inversiones están sometidas a una volatilidad muy marcada, el oro se encuentra en los valores máximos de los últimos cinco años, lo que muestra que el valor de refugio no es casual.
El presidente de la minera sudafricana Anglo Gold, Kelvin Dushnisky, estimó que el precio puede superar los 2.000 dólares, debido a que «los programas de expansión cuantitativa que se están poniendo en marcha, la posibilidad de que los tipos de interés permanezcan en niveles bajos durante más tiempo y la conjunción de todos estos factores, pienso que es muy posible que el oro llegue a ese nivel. No sería ninguna sorpresa», afirmó.
Para el experto internacional Claudio Grass, la inversión en metales preciosos son un reaseguro.
Grass señaló que «los metales preciosos en forma física son tu protección personal, tu pensión de jubilación, tu seguro frente a la pérdida de poder adquisitivo. El sistema actual se está desmoronando y, con él, todas las promesas de los gobiernos. Así que es momento de asumir responsabilidades de forma personal para protegerte a ti mismo y a tus seres queridos».
A nivel local, Eduardo Elsztain, presidente del grupo IRSA, hizo circular entre sus inversores un documento titulado «Capítulo Tres (de la crisis más desafiante de nuestras vidas)» en el que, tras analizar el estado de la economía global frente a la pandemia, aconseja resguardar el valor de los ahorros acudiendo a los metales preciosos.
«Esta alternativa, hasta hace no mucho, era considerada sólo por un pequeño grupo de ‘fanáticos del oro’, pero cada vez más está creciendo como una corriente de pensamiento entre los bancos de Wall Street. e inversores institucionales. Por esta razón, creo que debemos prepararnos para un nuevo paradigma en la economía mundial», afirmó Elsztain.
Según el Consejo Mundial del Oro (CMO), una organización que patrocina la industria y las inversiones en el metal, considera que «el desempeño del oro se entrelaza con su naturaleza única como bien de consumo y activo de inversión. Y está vinculado a la interacción de cuatro variables como la expansión económica, el riesgo e incertidumbre, el costo de oportunidad y el impulso».
«En lo que va del año, más de 30 bancos centrales han reducido las tasas y muchos han implementado medidas de flexibilización cuantitativa adicionales. Los gobiernos de todo el mundo están prometiendo billones de dólares estadounidenses para apoyar a sus ciudadanos y sus economías», señala el informe de CMO.
«Pero los déficits presupuestarios crecientes, las tasas reales negativas y la degradación de las monedas presentarán desafíos estructurales para los administradores de activos, fondos de pensiones y ahorros personales», agrega el informe.
La entidad enfatiza en que «puede tomar un tiempo para que los mercados financieros se estabilicen. En medio de una alta volatilidad, el precio del oro puede experimentar cambios adicionales, pero las implicaciones a largo plazo de un entorno que combina un alto riesgo y un menor costo de oportunidad deberían respaldar la demanda de inversión en oro».