Osvaldo Pellin
El domingo reciente, 10 de marzo, tuvo lugar en Neuquén el primer test electoral para la renovación de autoridades ejecutivas de 2019 en todo el país.
Este hecho proyectó sobre la provincia una expectativa inédita, ya que se enfrentarían los dos polos de las preferencias electorales, con el aditamento que ninguno de ambos fue favorito indiscutible en la referida puja.
Unidad Ciudadana-Frente Neuquino versus Cambiemos, participaron en un distrito donde el partido provincial compite tradicionalmente en pie de igualdad con las dos fuerzas nacionales más poderosas.
Es por esta razón que el resultado tiene un valor simbólico de inusitada importancia. Sin embargo, esa perspectiva no se concretó porque el ganador fue el partido provincial, partido proclive a la negociación con la fuerza nacional ganadora y a seguirla de manera obediente.
El Movimiento Popular Neuquino se inclinó más a la negociación política que a cuestionar principios ideológicos. No pudo, a pesar de todo, a lo largo de toda su historia, torcer las decisiones del gobierno nacional que termina quedándose con los resortes que sirven para explotar la riqueza hidrocarburífera de la provincia. Aún las regalías por los hidrocarburos se siguen liquidando al 12% del valor en boca de pozo, con lo cual la renta petrolera ha permanecido relativamente inamovible a pesar de toda la legislación que se ha producido desde la reforma de la Constitución Nacional en 1994.
En cuanto a inferir con los datos electorales del día 10 de marzo, resultados futuros parecidos en el ámbito nacional, es imposible saberlo, porque la fuerza provincial que ganó especulará con la incertidumbre respecto de hacia donde volcará sus favores en la instancia final. Por otra parte, Cambiemos en Neuquén perdió de manera terminante como para que una representación de esa agrupación sueñe con una mejor performance en octubre próximo.
Al ser el MPN el ganador esa influencia se diluirá, pues si bien su embanderamiento, como queda dicho, ha sido siempre a favor del oficialismo de turno en lo nacional, ha sabido también reservarse cierta cuota de independencia que hace indiscernible el polo al cual favorecerá el pronunciamiento que sólo en el momento del balotaje, si hay lugar, podrá visualizarse. Es la gran incógnita que queda planteada. Quién pudiera estar seguro de que el balotaje no terminará siendo una prueba del nacionalismo neuquino, o en su defecto la facilitación de la entrega de sus recursos cambiándolos por poca moneda.
Creo que el alcance territorial del partido provincial tiene raíces profundamente culturales pues cuando se provincializó Neuquén fue la fuerza que, creada en el interior, vino desde allí a la capital integrado por los intendentes de las más alejadas localidades.
El radicalismo, con todo, fue la fuerza que inauguró la democracia ganando las elecciones de 1958 y con sus dos fracciones (por entonces UCRI y Radicalismo del Pueblo) fundaron las bases institucionales de la provincia.
El peronismo fue un animador infaltable en cada acto electoral y contó con representación legislativa en el largo período de 60 años en que gobierna el movimiento provincial.
Las diferencias y semejanzas entre las tres fuerzas, si pudiésemos establecerlas con precisión, son las que habrán inclinado el platillo de la victoria hacia uno u otro lado.
El MPN parece un partido siempre igual a sí mismo y quien ocasionalmente lo lidere, aun teniendo importancia, no será el factor decisivo en la opción.
Ha sido una agrupación política que fue girando a la derecha del arco ideológico, con naturalidad y sigilo, desde 1989 en adelante, y todo hace suponer que puede volver la aguja hacia el populismo si las líneas de un gobierno nacional de nuevo signo se orientaran hacia allí.
El peronismo kirchnerista, por su parte, mejoró su performance de 2017 y tiene abierto un crédito manifiesto basado en el desarrollo y madurez que adquirirá la unidad hacia octubre, y apoyado en su masa de adherentes que mayoritariamente suponemos pertenecientes al campo nacional y popular.
En cuanto a Cambiemos, es probable que esta haya sido la última tentativa de Horacio Quiroga de competir por la gobernación, lo cual no es óbice como para que no siga trabajando por el neoliberalismo en los próximos meses.
Médico. Ex diputado nacional por el MPN, afiliado después al Partido Socialista y colaborador de Guillermo Estévez Boero. De vaconfirma.com.ar