Una audiencia imputativa contra un recluso de la Unidad Penitenciaria N° 11 de Piñero develó otra vez cómo desde un penal partían órdenes vía celular para la comisión de ataques armados. El imputado este miércoles fue Mauro Emanuel Vergara, de 29 años, preso en el pabellón 7 y quien procuraba desplazar rivales en los barrios Tablada y República de la Sexta mediante encargos a adolescentes menores de edad e invocando a la banda de Los Monos. Como su teléfono estaba intervenido, escuchas de marzo y abril de este año fueron determinantes para acusarlo y echar luz sobre algunos de los tantos episodios de violencia que sacuden esos sectores. Uno de los adolescentes que respondían a Vergara, Marcos Basabilvaso (16), terminó asesinado, según una de las hipótesis de la causa, debido a una desavenencia con su jefe. Otro, llamado Dylan (17), se encuentra preso por un homicidio. El juez Gustavo Pérez Urrechu antes de finalizar la audiencia en la que dictó la prisión preventiva por el plazo de ley requirió al Poder Ejecutivo, “a través del Ministerio de Gobierno y la Secretaría y Sub Secretaría de Asuntos Penitenciarios para que arbitre los medios que considere necesarios para hacer efectiva la prohibición de contacto de Vergara con las víctimas, adecuándose los controles para que éste último no tome comunicación ni pueda intimidar a las mismas”.
El de lentes
A finales de marzo, Lorena Q., una vecina de Chababuco y Presidente Quintana, comenzó a recibir mensajes de Whatsapp que la intimaban para que empezara a vender droga: “Por las buenas o por las malas”. Quien la contactó hablaba de desplazar a “Karina”; según la investigación se trataba Carina Armanino, una vecina de Chacabuco al 3900 cuya vivienda fue blanco de ataques a tiros en los últimos años y, en 2018, escenario del crimen de Carlos Armanino.
Para la Fiscalía, estos mensajes que conforman una imputación por amenazas partían del celular de Mauro Vergara. Éste invocaba a «Guille” –por el líder de Los Monos y a quien además representaba con un emoticón de una carita con lentes–. “La mercadería –dice un whatsapp– que vamos a trabajar es la de (emoticón).
El respaldo de nosotros tenés, nadie te va a molestar, nosotros trabajamos para (emoticón con lentes). Sabés quién es el muchacho. Él nos mandó hablarte para que le empecés a laburar la mercadería”. Como Lorena se negó el 1° de abril llegó un ultimátum: “Si para esta noche no dejan la casa va a haber plomo”.
Días después distintas viviendas de esa cuadra sufrieron ataques a tiros. Fueron tres días seguidos de balaceras, 21, 22 y 23 de abril. Aunque la autoría de esos atentados no está reflejada en la imputación, la amenaza inicial permitió a los investigadores identificar el teléfono de Vergara, que fue secuestrado el 4 de mayo pasado, expuso el fiscal Federico Rébola.
La evidencia no dejó dudas en torno del rubro de la organización cuyo liderazgo atribuyen a Vergara. En jerga judicial: “Provisión de servicios a terceros para su realización, referidos a la comisión de hechos de extorsiones, abusos de armas –a puntos de ventas de estupefacientes rivales para ocuparlos y/o para cobrar deudas–, usurpaciones de viviendas –para instalar puntos de ventas de estupefacientes–, tráfico de estupefacientes, robos de vehículos, compra venta de armas de fuego de origen ilícito, entre otros hechos ilícitos”.
Vergara no tenía reparos en las conversaciones por teléfono. Las escuchas que integran el legajo dieron cuenta de la preparación de ataques armados, uno de ellos en calle Centeno y encargado a un tal Pelu. “Una gauchada”, en palabras de Vergara, que pide que el tirador fuera en bicileta: ¿No tenés una bici ahí? Haceme un favor, haceme este mandadito, boludo”.
Otras pinchaduras que se transformaron en una acusación por asociación ilícita versaron sobre la compra de una pistola por 70 mil pesos y el robo de dos plantas de marihuana a un supuesto deudor “que tiene una en un tarro de 200 litros y otra en el piso”. Este plan debió esperar porque no tenían nada de capullos: «boludo, eso le falta como 3 meses más”, según le refirió un ladero.
Marquitos
Las imputaciones a Vergara revelaron una vez más cómo chicos vulnerables y menores de edad son cooptados por bandas para realizar encargos como balaceras y homicidios a cambio de “hacer plata”. Uno de los pibes que recibía órdenes de Vergara era Marcos Basabilvaso, quien fue asesinado a los 16 años recién cumplidos el domingo 23 de mayo en su casa de pasaje Lincoln al 2900. Este ataque fatal estuvo precedido de al menos dos balaceras a esa vivienda y llamados a sus padres para que el adolescente pagara una deuda de 10 mil pesos que tenía con el propio Vergara, a quien Marquitos Basabilvaso le clavaba el visto. Por ello, Vergara comenzó a llamar a sus padres en abril. Por esas llamadas desde su celda de Piñero Vergara sumó una imputación por extorsión.
—Disculpe la molestia ¿usted es la mamá de Marquitos?
—Sí
—Dígale a Marquitos que me lleve la plata que me debe porque le voy a mandar a pegar hoy así nomás. Le hablo bien. Le aviso bien porque si no le mando a pegar
—¿Quién sos vos?
—Yo le preste una cosa a él y él me tiene que dar una plata y con él yo ya hable pero se hace el pelotudo y no me contesta nada
—Está. Bueno ahora cuando yo lo…
—Decile que si no lleva la lata hoy a la tarde donde tiene que llevar le vamos a mandar a cagar a tiros la casa todo. Él sabe que con la mafia no se jode, doña, ya le dijimos
—Bueno lo que pasa que nosotros no tenemos nada que ver con las cagadas que él se manda, entendés
—Y bueno, no sé doña, discúlpeme la molestia, pero usted háblelo porque es su hijo. Háblelo y la cagada se la mandó él. Júnteme la plata para la tarde
El legajo por el homicidio de Basabilvaso está en manos de la fiscal Georgina Pairola y una de las hipótesis principales es que Vergara lo mandó a matar. Es un misterio si el adolescente pagó la plata adeudada. Su madre declaró que le entregó los diez mil pesos para cancelar la deuda.
Dylan
No menos dramático es el destino de Dylan E., un pibe de 17 años de barrio República de la Sexta a quien el fiscal Rébola considera miembro de la asociación ilícita. Dylan, además de cuñado, era el principal mandadero de Vergara, según diversas escuchas. En un pasaje del 23 de abril, Vergara le recrimina Dylan su escasa predisposición para un encargo.
—Vos ni me hacés la segunda, salame, antes de hacerme la segunda a mí se la haces a todos los otros boludos
—Yo no le hago la segunda a nadie, boludo, pero vos sabes que yo siempre te hacía la segunda a vos ahora, boludo, pero no es que estoy cagado ni nada, boludo, ahora es que me quiero cuidar, hermano, me quiero cuidar
—Y manda a otro, conseguite un par de pibes, boludo, no podes ser tan….
—Los pibes pero los pibes quieren coso, boludo, quieren cash, entendés
Dylan E., quien también tenía el teléfono intervenido, se encuentra detenido desde el 25 de mayo bajo la órbita del Juzgado de Menores acusado por el homicidio de Luis Bernardo Leones, cometido el 12 de marzo en Cullen y Lejarza. Antes de ser detenido en una charla con su hermano Brandon, Dylan lamentó la detención de Gonzalo U., el otro imputado por ese homicidio. El lamento viene por el peritaje positivo de un arma, principal evidencia del caso.
—Nosotros caímos con las dos [pistolas] que nosotros activábamos siempre con todo hecho que nos mandábamos
—Ojo lo que hablás
—Sí con las dos nenas, viste, y una vez hicimos un fiambre en un kiosco, dejamos dos fiambres tirados y le saltó la bronca al guacho, boludo, saltaron las pericias de las pistolas, de las nenas, todo eso viste
Brenda y el puerto
“¿Qué te iba a decir? Que estoy en cana pero por ahí le doy gracias a Dios, porque viste todas las broncas que hay en la calle, capaz que yo estaría muerto”: la locuacidad de Vergara, que está preso desde junio de 2020 por haber sido detenido en Beruti al 1800 con una pistola y un chaleco antibalas cuando se encontraba cumpliendo los últimos tramos de una condena por robo, también se vio reflejada en una conversación con una tal Brenda.
Allí Vergara se jacta de su supuesta pertenencia a la banda de Los Monos y opina sobre sucesos de la crónica policial como el asesinato de Daniel “Coyote” Balaguer –cometido el 27 de abril en zona sur– que “andaba con la banda de René” (por René Ungaro). “Todo mal con nosotros”, dijo en referencia a ese grupo delictivo.
“Nosotros somos los monkey, nosotros somos los Monos”, se adjudica Vergara en la misma charla.
—“Se está escuchando que quiere venir una gente de arriba más fletada y empezar a bajar a los pesados”, le dice Brenda.
—Y los más pesados somos nosotros, estamos en cana, van a tener que venir acá
—Dejá de joder, mojado debés pesar 100 gramo.
—Todo el dominio y el control de Rosario lo tenemos nosotros ya fue. ¿Quién va a venir?
–¿Quien maneja el puerto?
—Y, el de allá arriba, vos sabés, el monkey mayor. ¿Quién lo maneja? A ver
—No sé, boludo, por eso te preguntaba
—Y sí, todos agarran plata de ahí, por eso yo te digo si vos….
—¿Y el sindicato quien maneja?
—La misma gente. Donde vos nombres, maneja todo. Por eso te digo que tenés cabida para subirte de presidenta
—Ya sé