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En plena etapa de construcción de un edificio en Puerto Norte apareció una curiosa estructura

El hallazgo fue en la zona de Echeverría y French. En principio, no posee valor patrimonial, pero despertó el interés por ahondar en los vestigios del antiguo barrio de trabajadores. Son ladrillos que afloran con parte de la historia de una ciudad que se transforma velozmente

Rosario está en cambio permanente. Un caso es la construcción de edificios en una zona urbanística relativamente nueva, por su nombre y fisionomía, pero que guarda parte de la historia de la ciudad: el barrio Puerto Norte, en medio de lo que es y ha sido Refinería, en la zona norte. La excavación de un predio ubicado en Echeverría y French para un proyecto de viviendas deparó una sorpresa. Apareció una estructura de ladrillos que despertó interés de los transeúntes y obligó a detener las obras para estudiar de qué se trata. Ya hay tres informes sobre el hallazgo: uno de la constructora y dos de la Municipalidad. Las conclusiones sobre si se trata de un patrimonio a preservar o no estarán para los últimos días de junio. ¿El aparente horno era parte de una vieja usina que producía electricidad en la zona? Hasta ahora, no hay respuesta.

 

La constructora MSR, a cargo del proyecto edilicio, contrató la semana los servicios de un arqueólogo. En paralelo, los operarios encargados de la excavación comenzaron a destapar la estructura con cuidado, para preservarla.

 

Fernando Oliva, director del Centro de Estudios Arqueológicos Regionales de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), fue quien inspeccionó el lugar a pedido de la constructora. Determinó que la estructura está rodeada de sedimentos de origen eólico pardo-marrones con presencia de carbonato, lo que indica cierta profundidad de los sedimentos.

 

“Esta estructura tiene una dimensión levemente superior a los tres metros de lado. Es una estructura que semeja un cubo y presenta en una de sus caras una abertura semicircular de un metro de diámetro que conduce al interior en igual manera, formando un horno cuya profundidad acompaña las dimensiones de la estructura. El horno esta relleno de sedimento de otro color, negruzco, con presencia de registro material  claramente perteneciente (al período) entre los siglos XX y XXI”, señala en el informe de Oliva.

Por la confección, el estado de conservación, el color y tamaño de los ladrillos, se asume una relativa escasa antigüedad.

 

Según Oliva, la estructura corresponde a la segunda mitad del siglo XX, pero aclaró que para una conclusión definitiva hace falta más investigación y consulta a documentos históricos.

Para que sea considerada como bien arqueológico en términos legales, debe tratarse de una estructura con más de 100 años, según la normativa vigente (ley 25743-03).

Dos informes preliminares de la Municipalidad de Rosario

El martes 14 de junio, una semana después del descubrimiento, se activó el protocolo de protección para detectar de qué se trata. El primer informe de Planeamiento de la Municipalidad de Rosario establece que, sin mayores precisiones de si el hallazgo tiene valor patrimonial, la obra puede continuar en otro sector para no afectar la estructura.

 

Un nuevo informe, este miércoles, señala que dos representantes del Departamento de Arqueología de la Escuela Superior de Museología, junto con personal del Programa de Preservación y Rehabilitación del Patrimonio bajo la órbita de la Dirección General de Obras Particulares, y referentes del Departamento de Estructuras de la Municipalidad de Rosario, concurrieron a la obra ubicada en Esteban Echeverría 560 bis para analizar de manera conjunta el hallazgo en las excavaciones.

A la espera de un informe final

Las arqueólogas Sandra Escudero y Brenda Bruno, de la Escuela de Museología, serán las encargadas de realizar el informe que esperan presentar la semana que viene a la dirección de esa entidad dependiente de la Secretaría de Cultura. “A partir de allí, se evaluarán los pasos a seguir. Mientras tanto, la zona del hallazgo está protegida, y desde la Municipalidad se están cumpliendo los requerimientos que impone el protocolo de conservación que se aplica en estos casos”,  redactan en el comunicado.

Un barrio nuevo con una historia vieja de la ciudad

Toda la zona de Puerto Norte es relativamente nueva en términos de reurbanización. Nuevas calles, avenidas y edificaciones sobre un antiguo barrio que permanecía en gran medida oculta para el resto de los rosarinos.

El barrio Refinería, hoy lejos de los bodegones y los conventillos, se ha transformado en uno de los sectores más  codiciados de Rosario tras el boom de los negocios inmobiliarios.

El  origen del  barrio  está  ligado a  la Refinería Argentina de Azúcar, el primer enclave industrial de la ciudad, en el siglo XIX. En esas instalaciones se trataba el azúcar que llegaba desde Tucumán por el Ferrocarril Central Argentino, para luego ser cargada en barcos.

La población originaria estaba mayoritariamente compuesta por obreros de la actividad industrial, ferroviaria y portuaria que ostentaba, hasta hace unos años, esa zona rosarina. También fue uno de los principales espacios de residencia de población extranjera, a partir de mediados del  siglo XIX, que se alojaba en gran medida en los conventillos, formatos residenciales humildes y desprovistos de los servicios básicos que se extendieron a principios del siglo XX.

En la década de 1940, a la original población trabajadora del barrio se agregaron migrantes del interior que llegaban a la ciudad atraídos por su rápido crecimiento industrial. Parte de esta nueva población se instaló en Refinería, en terrenos tanto públicos como privados, muchas veces en forma irregular, en asentamientos que aún persisten. Hasta  fines del siglo XX, el barrio mantuvo aquella impronta popular.

Hacia fines del siglo XIX, la única vía de comunicación entre Refinería y el resto de Rosario fue el viejo Camino a San Lorenzo, cruzando las vías por el Paso de las Cadenas. La situación de aislamiento comenzó a revertirse con la  construcción, en 1908, del  paso bajo nivel Celedonio Escalada y más adelante, en 1970, con el Viaducto Avellaneda.

Usina eléctrica

Antes de que se creasen las usinas de calle Catamarca y de Sorrento, existió una entre 1880 y 1890. En 1950 fue demolida y estaba emplazada en la zona donde hoy se encontró la estructura de ladrillos con lo que algunos presumen tenga que ser objeto de pertenencia de aquella vieja usina.

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