En pleno barrio La Cerámica, donde el día a día se enfrenta con esfuerzo, un grupo de mujeres pensó que era necesario tener un lugar “exclusivo para ellas”, donde pudieran tener tiempo para volver a su esencia, a la belleza de lo femenino. Y así fue que nació el Spa Guapas, que funciona en el centro de integración comunitaria (CIC) de Molina 2850. Lejos del llanto de los hijos, de la cocina, de las múltiples tareas que se ponen en sus espaldas, crearon un espacio donde entre charlas de temas cotidianos –que sirven como auténticos bálsamos para compartir una realidad que suele presentarse dura– se realizan tratamientos de belleza con cremas producidas por ellas mismas, se pintan las uñas, se maquillan, dan clases de cocina saludable y demás actividades para verse “más bonitas” y darle un lugar a lo estético, aunque sea pequeño, frente a una cotidianeidad donde predomina lo práctico.
María Gutiérrez es una de las ideólogas de esta aventura que convoca a cada vez más mujeres todos los miércoles después del mediodía. Cuenta que este proyecto en marcha nació de otra actividad. “Hace cuatro años comenzamos a leerles cuentos a los chicos del barrio, donde además tomaban la merienda, todo con el objetivo de sacarlos de la calle y que tengan un espacio de contención. Todos los años organizamos un paseo y el año pasado, cuando íbamos caminando junto a un grupo de madres, surgió la idea. Nos dimos cuenta de que no había un espacio donde las mujeres pudieran disfrutar, tener un momento para ellas mismas, para poder pintarse las uñas, en definitiva, sentirse femeninas”, comenta.
“Así fue que surgió la inquietud de ver qué podíamos hacer y junto a mi cuñada comenzamos a trabajar. Nos encontramos con las chicas de Rosario Hábitat (el programa municipal con eje en la problemática habitacional) y así fue que comenzamos a hacer cursos, a capacitarnos para poder tener un lugar exclusivamente para las mujeres, la belleza y la charla. Vivimos en una sociedad muy machista, donde ir a la peluquería o al salón de belleza para las mujeres es un lujo, y debería ser un derecho, el derecho de poder cuidarse y verse bien”, añade.
Las chicas esperan cada jueves con ansiedad y allí, entre otras cosas, realizan tratamientos de rélax y belleza con el único y válido objetivo de sentirse mejor.
“Preparamos cremas, las colocamos, nos hacemos las uñas, todo para levantar la autoestima. Todas las que vienen no se van iguales, se van distintas. Compramos leche, avena y otros materiales que nos sirven para hacer una limpieza profunda de la piel. También hacemos crema de caléndula, todos artículos que sirven para sentirnos mejor y vernos mejor. La verdad es que vienen mujeres de todas las edades y que cada vez son más”, continúa.
El spa de barrio La Cerámica se lleva adelante en el marco del Programa Ingenia. Desde un comienzo, junto a María estuvo siempre Sara Aguirre. “Muchas veces no es fácil para las mujeres amas de casa, o las que trabajan fuera de su hogar tener un lugar propio donde poder aprender y expresarse”, agrega.
“Estamos aprendiendo recetas naturales para hacer mascarillas, por ejemplo de exfoliación”, explica Sara, mientras revisa y muestra escritos en su cuaderno que hablan de mezclar aceite, aspirina y agua o mascarillas hechas a base de pepino y limón.
De la huerta ubicada al costado del CIC, que contiene organopónicos y plantas medicinales, obtienen los ingredientes naturales que luego utilizan para obtener las cremas.
“La verdad es que cada vez vienen más mujeres, se da el boca en boca y nosotros también hacemos volanteadas, casa por casa. Insisto, lo que buscamos es tener un momento para nosotras, poder juntarnos. Somos madres de familia, mujeres que luchan todos los días y este espacio es fundamental para nuestra femineidad”, concluye.
Vecinos activos
El CIC de La Cerámica funciona en Molina 2850, junto a un espacio público. Allí convergen acciones de promoción social y prevención socio-sanitaria con eje en los chicos, jóvenes y familias de la populosa barriada, en estrecho contacto con otras instituciones públicas y organizaciones sociales de la zona. También funciona un taller de aula radial para adultos, que depende de la escuela nocturna Nº 2572 de barrio Rucci. Está ubicado en un lugar neurálgico del barrio, frente a un playón comunitario recuperado por vecinos en una jornada de limpieza y a la escuela Nº 1331 “Vicente López y Planes”.
