De negro y en silencio. Una columna avanza con 137 estacas alzadas con 137 nombres de mujeres asesinadas en 2019 en todo el país a causa de la violencia machista. Adelante, Alberto Perassi, el papá de Paula, las acompañaba. Llevaba un cartel que pedía Justicia por el femicidio de su hija, después que los 9 acusados fueran absueltos por el tribunal provincial. “Sin Paula no hay ni una menos”, gritaron las mujeres en la proclama que leyeron al llegar al Monumento. Y sumaron el pedido de Justicia por María de los Ángeles París, Lucía Pérez, Sandra Cabrera y por todas las mujeres y travestis que murieron en manos de la violencia machista. Cinco años después del femicidio de Chiara Perez, el grito de “Vivas nos queremos” volvió a sonar en las gargantas de las miles que marcharon para terminar con la violencia machista que mata, para que el aborto sea legal, seguro y gratuito, para implementar la Ley de Educación Sexual y para terminar con las políticas neoliberales de ajuste.
La previa
Antes de las 17 mujeres, lesbianas, travestis, trans y personas no binarias llegaron a la plaza San Martín. El clima en la plaza fue la previa de una fiesta. Antifaces de strasses y labios color violeta. Pañuelos verdes o pelucas fucsias en la cabeza. Espejos y selfies.
El mate y la torta asada pasaban de mano en mano junto con carteles y glitter, mucho glitter. “Combatimos con alegría porque nos moviliza el deseo de estar vivas”, dijo Lia, de 21, mientras su amiga Pilar le hacía una trenza. Ellas tenían la cara pintada de verde y violeta, los colores que tiñeron toda la marcha. Verde y violeta en el pelo, en la cara, en las remeras y en las cabezas. El pedido por el aborto legal y contra la violencia machista. Porque si algo caracteriza a las movilizaciones de mujeres fue la capacidad de transformar la tristeza y la impotencia en una lucha alegre y colorida. Y en eso, las generaciones de jóvenes y adolescentes de escuelas secundarias y las agrupaciones universitarias llevaron la delantera.
Un grupo ensaya las canciones que luego gritarán en la marcha. Otro grupo toca tambores y baila capoeira. La feria alrededor del centro de la plaza convive con ellas. Venden pines, remeras, llaveros, pulseras, pañuelos, entre otras cosas.
Paula, Keila y Anto tienen un antifaz de strass. Fueron a todas las marchas. En 2015 Paula se mudó a Rosario para estudiar medicina y fue a la primera concentración de Ni Una Menos. Para ella fue movilizador y un quiebre en la forma de concebir la lucha. “El reclamo se hizo visible y aún siguen muriendo mujeres. Tiene que frenar la violencia”, contó.
Laura vende llaveros feministas. Marcha desde 2015 y acompaña todas las movidas. “La movilización es la oposición más grande al neoliberalismo. Marchamos por el aborto, contra los femicidios, y la brecha laboral. La lucha es inabarcable. La revolución será feminista”, agregó.
“Venimos por las pibas que mataron y ya no están”, dijo Celina, de 18 años.
“Los derechos se ganan en la calle. Pedimos políticas públicas y un compromiso estatal para terminar con el acoso y la violencia”, dijo un grupo de estudiantes universitarias.
Ya son las 17 y van llegando las últimas. Se mandan mensajes para encontrarse. Ninguna quiere quedarse afuera del grito por Ni Una Menos.
La marcha
Agrupaciones feministas, políticas, sindicales, estudiantiles, clubes de fútbol, integrantes de la campaña por el derecho al aborto legal, mujeres, travestis, trans y personas no binarias marcharon por casi 3 horas por Dorrego, San Luis, Buenos Aires y Córdoba para confluir en una gran ronda en el predio del Monumento a la Bandera.
La intervención de estacas lideraba la gran marea verde y violeta que nucleó por casi 10 cuadras a grandes y jóvenes que recorrieron las calles con bombos, carteles y canciones. Aborto legal, educación sexual, y vivas nos queremos fueron las principales consignas que las chicas corearon en reversiones de conocidas canciones.
Cuando la marea frenaba en las esquinas, un grupo de chicas aprovechó para hacer una intervención, que luego repitió al llegar al Monumento. Gritaban comentarios machistas hasta caerse al piso. Luego, otro grupo las levantaba al grito de hartas.
También la Colectiva Mixta hizo un breve fragmento del espectáculo 100 Evitas, que estrenó con motivo del aniversario del nacimiento de Eva Perón.
La proclama
Pasadas las 19 las primeras filas alcanzaron el Monumento. El ruido de los tambores marcaba el paso y la proximidad de la llegada. Cuando las integrantes de la Campaña por el Derecho al Aborto Legal doblaron por la esquina de la Catedral el pedido por misoprostrol retumbó entre las paredes en un enérgico y unificado grito.
El primer grupo clavó las estacas. Los tambores sonaron alrededor y las que se animaban improvisaron un baile.
Cuando el grueso de las columnas llegó al Monumento, formaron en ronda. Esta vez, no hubo festival ni escenario. A coro leyeron la proclama, que repartieron durante la marcha, con las principales reivindicaciones que surgieron de las asambleas de mujeres: prevenir y erradicar la violencia; terminar con el ajuste y las políticas neoliberales; presupuesto para la Emergencia en violencia de género; Justicia por las víctimas de femicidios; educación sexual integral en las escuelas; aborto legal; Ley de paridad; cupo laboral trans; y Ley de identidad y desmantelamiento de las redes de trata fueron algunas de las consignas que gritaron al unísono al cierre de la masiva marcha.