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En Rosario los suicidios superan a los homicidios

En ocho meses 92 personas se quitaron la vida y hubo 81 asesinatos. La tendencia se consolida desde 2002.

Según datos de la Secretaría de Seguridad de la provincia, en lo que va del año murieron en Rosario más personas por hechos de suicidios que por homicidios. En concreto, hasta agosto de este año se habían producido en la ciudad de acuerdo a información recogida por la policía local 92 suicidios y hubo, además, otras 39 tentativas. En tanto, en el mismo lapso se produjeron 81 homicidios. La ecuación no es nueva ya que un informe elaborado el año pasado por el Ministerio de Salud revelaba que entre 2002 y 2007 las personas que se habían quitado la vida eran más que las que la perdieron como consecuencia de un asesinato. Lo que advierten las recientes estadísticas es, ya a esta altura, una importante prevalencia del suicidio en el total de las muertes en Rosario.

Desde la provincia ya han admitido públicamente una notoria preocupación y cierto nivel de alarma ante la contundencia que vienen registrando algunos datos estadísticos. Y esta inquietud se sustenta ante la información que manejan desde la fuerza de seguridad local en torno a lo acontecido, especialmente, en los últimos meses.

Según estos datos, en mayo hubo en toda la provincia 23 homicidios contra 27 suicidios consumados, más 14 tentativas. En concreto, los suicidios superaron en un 17 por ciento a los homicidios. De esos 27, 11 (el 41 por ciento) fueron en Rosario. Sólo uno correspondió a la ciudad de Santa Fe que, en el mismo período, registró ocho homicidios.

El dato preocupó más en junio. En ese mes hubo en toda la provincia 25 suicidios y diez tentativas, contra 15 homicidios. Los primeros superaron a los segundos en un 66 por ciento. Dentro de ese marco Rosario tuvo ocho suicidios. En tanto, los números de julio fueron más dramáticos aún.

A nivel provincial, el total de suicidios se disparó: fueron 35 consumados más seis tentativas. Y otra vez, el valor estuvo por encima de los homicidios, que fueron 22. En Rosario, los suicidios no sólo volvieron a aumentar, sino que además  tuvieron su pico máximo en estos tres meses; hubo 12 y los homicidios fueron 9. En concreto, y en lo que va del año, hubo 92 personas que se quitaron la vida en la ciudad y otras 39 estuvieron a punto de hacerlo. Paralelamente, hubo 81 personas que perdieron la vida como consecuencia de un asesinato.

En rigor, la información estadística ya tenía sus antecedentes. El año pasado el Ministerio de Salud había revelado el mapa de muertes violentas registradas entre 2002 y 2007 en la provincia. Según esos datos, los suicidios ocupaban el segundo lugar en la estadística (la primera causa eran muertes por accidentes de tránsito y del hogar). Pero ya en ese momento, en algunos distritos, como es el caso de Rosario, las personas que se habían quitado la vida eran más que las que habían fallecido por homicidios. De acuerdo con esas cifras, durante ese período se registraron 501 suicidios sobre 473 homicidios en la ciudad. Lo que en algún punto muestran los números actuales es que desde principios de 2010 la tendencia no sólo se ha mantenido, sino que definitivamente ya se ha consolidado.

Las explicaciones

No es fácil encontrar una explicación al fenómeno de los suicidios. “El hecho tiene su historia. En el marco de la posmodernidad la decisión de llegar al suicidio aparece más como la solución a los problemas. Son muchos los factores, pero siempre están asociados a la pérdida de lazos sociales, en la falta de contención. Este fenómeno se manifiesta con frecuencia en quien está desocupado, en quienes consumen algún tipo de sustancia o quienes tienen alguna patología psiquiátrica”, sostuvo en diálogo con este medio el psiquiatra Lucas Raspall.

El profesional expresó que “en general, el que está decidido a quitarse la vida, y lo concreta, es quien lo tiene resuelto desde hace mucho tiempo. Es decir, se llega a esa situación después de un lapso”.

En torno a si existe algún patrón de conducta en estos casos, las cuestiones son variables. Las distintas fuentes consultadas por este medio indicaron que las personas que se quitan la vida, o en algún momento lo intentan, en general no tienen identificación con alguna clase social en particular. Aunque sí hay diferencias en otros aspectos. Uno de esos es la cuestión del género. “Los hombres son los que más llegan a consumar el acto del suicidio en relación a las mujeres. Si bien no hay registros de esto, si se hiciera seguramente se notaría. Además, la mujer suele dar un llamado de atención antes de consumar el acto. El hombre no”, manifestó Raspall.

El profesional explicó que “hay una intención de no darle demasiado lugar a este fenómeno. Hay ciertas cuestiones que hacen dar cuenta de que en general no se le quiere dar dominio público”.

Es que muchas veces el tratamiento que se le dé al fenómeno de los suicidios puede ser un arma de doble filo. “Darle promoción a los hechos, en una persona que está en una situación inestable, puede generar que se empiece a instalar como una posibilidad la de tomar la decisión de suicidarse. Muchas veces que se conozcan estos hechos es algo positivo. Pero siempre hay que manejar el tema con cuidado.  La forma de hablar del tema tiene que ser siempre en un sentido esperanzador. Expresando que siempre hay una solución”, manifestó luego.

En tanto, Miriam Ledesma, psicóloga y presidenta de VII Congreso Argentino de Suicidiología, que en los próximas días (ver aparate) se realizará en la ciudad, manifestó que si bien el acto de suicidio “es frecuente entre las personas de 15 y 44 años”,  mayoritariamente se da en personas “de la tercera edad”. “Esto tiene que ver con la falta de deseo”, dijo. “Este es un tema tabú. Sería bueno que la cuestión se pueda tratar y hablar más, por ejemplo, en las escuelas. Ponerlo en discusión para evitar que el acto se consume en posibles suicidas. Enfrentarlo siempre ayuda”, sostuvo Ledesma finalmente.

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