Aunque va estando más cerca que lejos, lo cierto es que todavía le falta para llegar a los 40. Empero, Lucila De Ponti ya tiene sobrada experiencia, incluso más que muchas y muchos dirigentes políticos que la doblan en edad. Licenciada en ciencia política por la Universidad Nacional de Rosario su primera proyección fue como dirigente estudiantil, empujada por la hecatombe social, económica y política de 2001. Al poco tiempo de aquel Diciembre Negro, cuando Néstor Kirchner asumió la presidencia de la Nación, la gestión naciente, que ya se perfilaba distinta a lo que había acontecido desde la recuperación de la democracia –en 1983, cuando ella aún no había nacido– estuvo entre las primeras camadas de militantes en sumarse al proyecto. Y no mucho después pasó a formar parte del Movimiento Evita, con el que en 2015, cuando apenas había pasado poco más de un mes de cumplir sus 30 fue electa diputada nacional. Santafesina de nacimiento, regresó a su ciudad en 2019 y desde entonces ocupa una banca de diputada provincial. Entre muchas otras cosas, este diario también le preguntó por las distancias y similitudes entre el Congreso nacional y la Legislatura provincial, dos hitos en la formación de quien ahora, en medio de la ola de calor, está deambulando por distintos rincones de territorio santafesino. ¿En campaña? “En pre-campaña”, corrigió, para luego explicar qué es lo que está haciendo, y por qué lo hace.
“El Frente de Todos –o el nombre que el Frente tenga el futuro– no está constituido solamente con el Partido Justicialista, sino por un montón de otros partidos que le dan cuerpo y nutren lo que es la propuesta y el abanico de alianzas del peronismo. Nosotros, aquí en la provincia de Santa Fe fundamentalmente, estamos enfocados en poder ampliar, agrandar la representación del Frente de Todos. Tenemos conversaciones y diálogos con otros sectores de la política, de las organizaciones sociales, del las organizaciones del trabajo, de las organizaciones de las mujeres. Son organizaciones que no vienen formando parte hasta ahora del abanico de alianzas que tiene el peronismo, pero con las que entendemos que tenemos objetivos comunes”, grafica De Ponti desde Santa Fe capital.
La legisladora da cuenta a El Ciudadano de los dos grandes sacudones que tuvo la política santafesina en los últimos tiempos, y que con ellos se empezó a reconfigurar todo el mapa provincial: uno fue el fallecimiento del ex gobernador Miguel Lifschitz, acaso el último gran articulador –por no decir caudillo, una figura de tradicional recelo para una fuerza como el Partido Socialista– de alianzas e intereses tanto dentro como afuera del mundo político; y la posterior decisión del PS se sumarse al llamado “frente de frentes” con Juntos por el Cambio, alianza que ya había aspirado a sectores de la Unión Cívica Radical que prefirieron desprenderse del Frente Progresista Cívico y Social. Frente a ello, De Ponti no duda en responder con un “obvio” ante la pregunta de si el nuevo entramado no se parece a la antigua Unión Democrática, la alianza que orquestó en 1946 la embajada estadounidense para enfrentar a la ya indetenible figura del entonces coronel Juan Domingo Perón. Y enhebra que las reuniones que viene manteniendo en distintas geografías son una respuesta precisamente a eso: ampliar la base de sustento de la coalición que gobierna la Nación y la provincia de Santa Fe con los sectores desencantados con el salto hacia las posiciones del PRO. Por eso sus palabras anuncian un año bien trajinado, nada menos que el año en que se jugará el futuro de las y los argentinos, y de las y los santafesinos.
—Y ustedes también dieron su propio salto: a nivel nacional se embarcaron en la construcción de un partido propio.
—Quienes desde hace mucho tiempo venimos trabajando en la organización de la demanda territorial, tenemos que también ser protagonistas de los procesos políticos y electorales. Y bueno, hemos decidido hacerlo también desde las conformaciones, que no tienen sentido de dividir sino, al contrario, de sumar y de nutrir a lo que es bueno. Pensamos que un partido político distinto motorizaría mejor las demandas sociales. Pero el Movimiento Evita forma parte del Frente de Todos.
—¿Ése es el lugar que va a ocupar el Partido de los Comunes?
—Nosotros entendemos que tradicionalmente en la política quienes suelen ocupar lugares de más centralidad son personas que en general no vienen de la militancia territorial, de las organizaciones del trabajo, de las organizaciones de las mujeres ni de las organizaciones comunitarias, sino que son personas que en general vienen de la propia política. Y si bien esto no está mal, entendemos que ahí falta una pata, que es la expresión fundamentalmente de las demandas y de las urgencias de nuestro pueblo, de nuestro pueblo humilde, de los sectores populares. Y entendemos que para hacerlo necesitamos dar un salto, digamos más concreto, a la política, que tiene que ver con la participación en los debates electorales, con la participación a través de la presentación de candidatos. En las cisternas de nuestro país tenemos la herramienta de masas y nos parece que es importante usarla, o sea que después en todo caso sea la ciudadanía la que vaya ordenando cuáles son los candidatos que considera que mejor la representan. Se trata de pensar estrategias políticas que nos permitan representar de una mejor manera y con más incidencia –en términos de capacidad de poder y de representación– para después transformar la realidad. En Santa Fe, en principio, el Partido de los Comunes llevaría como precandidato a Eduardo Toniolli para la Casa Gris.
—¿Y el Partido de los Comunes, entonces, es la fuerza que mantiene conversaciones con sectores afines que no forman parte del Frente de Todos?
—Será la alianza que pueda construir el peronismo. La decisión de la oposición de ir a un frente de frentes que incluya desde el PRO hasta el Partido Socialista, entiendo que ha dejado a un gran grupo de de organizaciones y militantes descontentos. El frente de frentes es un reflejo de lo que ha sido Cambiemos o Juntos por el Cambio a nivel nacional, aquí en la provincia de Santa Fe. Y esto por supuesto que en algún sentido puede ser contradictorio con alguno de los principales postulados que muchos de los partidos que hoy integran esa nueva coalición opositora han tenido históricamente. Partidos como como el socialismo o la UCR, que históricamente han extendido y promovido la presencia del Estado para resolver los problemas de la ciudadanía. Evidentemente esto de alguna manera choca con lo que han sido las gestiones, sobre todo en términos de gobierno nacional en el período de Mauricio Macri, donde por ejemplo se elimina el Ministerio de Salud y el Ministerio de Trabajo; se redujo en un 30% el presupuesto educativo, con algunos ejemplos graves, como desarmar el programa Progresar. Digamos que esto es evidentemente contradictorio con muchos de los postulados que definían a estos sectores.
—¿La impresión es que esto se parece a la Unión Democrática de 1946?
—Sí, claro. Y me parece que el común denominador de todos estos sectores es ganarle al peronismo. Y eso mismo lo dicen, digamos que no es ningún secreto: ellos se están juntando porque estando juntos es la única, la principal posibilidad que tienen de ganarle al peronismo en la provincia. Es lo que ya sucedió otras veces en nuestro país: el principal ejemplo es la Unión Democrática, pero en otras oportunidades de la historia y también en la provincia de Santa Fe esos mismos partidos han construido alianzas que se ubican más bien en el espacio de centroderecha, para poder ganar.
—¿Esto confirma aquel análisis que hizo en su momento Néstor Kirchner, cuando habló de un futuro con dos grandes bloques, uno de centroderecha y otro de centroizquierda en el país?
—Creo que efectivamente sí, la realidad le está dando la razón, ¿no? A todos los que en este momento planteaban eso, un escenario de una polarización muy profunda.
Pensando en Santa Fe
—¿Cómo se ubica la gestión de Omar Perotti en ese mapa? ¿No se ha volcado a los sectores de la industria, de agregación de valor, de trabajo en blanco, pero a la par ha descuidado a los sectores más empobrecidos de la población?
—Santa Fe es una provincia cuyo desarrollo está motorizado con mucha fuerza por los sectores más fuertes, más poderosos del sector productivo, de las distintas ramas y los distintos rubros de la actividad económica, lo cual no está mal, pero no es suficiente por sí mismo para poder garantizar que esa actividad económica tan pujante pueda de alguna manera impactar positivamente también en el desarrollo del conjunto de la provincia, garantizando el volumen y el despliegue de otras políticas que son necesarias para poder avanzar en la igualdad de oportunidades para el conjunto de la población santafesina. Es lo que nosotros lo que queremos: a Santa Fe le falta un plan de un modelo de desarrollo que integre la cuestión económica, que integre al sector productivo pero que también lo ponga en ponderación con la necesidad del conjunto. Queremos que Santa Fe pueda ser pionera, pueda encabezar los índices del país a nivel de un desarrollo integral territorial del conjunto de la provincia y que eso pueda garantizar una mejora en la calidad de vida del conjunto de los ciudadanos. Y nos parece que eso este modelo está ausente, que hay que discutirlo y construirlo con acuerdos y con consensos con todos los sectores. Pero nos parece que hasta ahora no se ha planteado con la fuerza y con el liderazgo y necesario para poder llevarlo adelante.
—¿Es decir que se ha avanzado en una política industrial desarrollista, pero a la vez en lo social se ha usado demasiado la teoría del derrame?
—El modelo de desarrollo de la provincia hoy está conducido por las fuerzas del mercado, del sector privado, por los referentes del poder económico que nos señalan hacia dónde vamos. Yo creo que a la par de esto tiene que haber un fuerte liderazgo político que ponga a las virtudes económicas y productivas de Santa Fe en función del desarrollo integral de la provincia, en términos sociales, territoriales, de los derechos. Me parece que eso no ha sucedido ni en el último gobierno, ni en los anteriores tampoco.
—En cuanto a la labor legislativa, ¿cómo se transita haber sido diputada nacional y también diputada provincial? ¿Qué diferencias y qué semejanzas hay entre uno y otro Parlamento?
—Son ámbitos distintos con diferentes niveles de discusión. Tanto el Congreso nacional como la Cámara baja en la Legislatura son ámbitos en los que se trabaja mucho. Creo que el Congreso tiene una visibilidad mucho más grande, y por lo tanto un control social mayor de todo lo que se hace, y creo que la Legislatura es un ámbito más opaco en términos de que la sociedad no la conoce y no se interesan tanto por los temas ahí se discuten. Y por el trabajo que hace y desarrolla, a veces también se genera que la Legislatura pueda funcionar como un ámbito donde se promueve la continuidad de un estatus de poderes; al contrario de promover procesos de transformación. Entonces muchas veces a la Legislatura le falta la sensibilidad y la apertura para discutir los temas que más le importan y le duelen a los santafesinos y que son absolutamente trascendentes para poder transformar la realidad y garantizar mejores condiciones de vida. Me parece que eso también se logra a través de una democratización, que es un poco lo que se intenta impulsar a través de de los proyectos de reforma constitucional, al menos como el que presenté yo, que tiene que ver con con poder abrir las instituciones a la participación ciudadana y también al control ciudadano.
—Quisiera que me cuente cinco puntos de gestión que considere importantes y que debería atender una próxima gestión en la Casa Gris.
—Obviamente me parece que el tema de la seguridad es la principal problemática y el principal tema irresuelto. Yo creo que eso tiene que ser prioridad de agenda para cualquier gestión. Pero además tiene que serlo inaugurando un nuevo período en el cual quien gobierno o quien tenga la conducción política de la provincia, tenga la capacidad de hacer una convocatoria amplia para construir un acuerdo de largo plazo, un acuerdo para los próximos 10, 15 o 20 años que nos permita sostener una política de Estado respecto de la seguridad, una política integral que no sólo implique la reforma de las fuerzas policiales o cuestiones específicamente dirigidas a lo policial, sino que también implica una multidimensión de políticas que tienen que implementarse para garantizar la resolución del problema de la seguridad. Me parece que Santa Fe tiene una deuda importante respecto de los procesos de urbanización y acceso a servicios públicos para el conjunto de la ciudadanía: por un lado tenemos las problemáticas de los barrios populares y de los grandes centros urbanos, pero también tenemos en el conjunto del territorio provincial muchas zonas, muchos espacios donde, en el marco de la ruralidad o en el marco de poblaciones semiurbanas no se accede a los programas como Precios Justos y eso genera también una limitación de las oportunidades para desarrollar proyectos de vida, personales y familiares. Me parece que Santa Fe también se debe un proceso de consolidación del sistema educativo en términos de poder avanzar en las reformas que son necesarias, pero también garantizar condiciones de trabajo dignas, y sobre todo que sean satisfactorias para los docentes, y que podamos superar esta discusión y esta situación de tener docentes con salarios bajos, cuando la educación tiene tanta relevancia que tiene que estar en el centro de las políticas provinciales, con una asignación presupuestaria muy importante. Me parece que se tiene que desarrollar también una política ambiental vinculada al desarrollo productivo que pueda armonizar la convivencia de las actividades económicas con la necesidad del cuidado, de la protección de nuestros bienes comunes, de nuestros recursos naturales. Y después me parece que Santa Fe también, como provincia, tiene que darse la tarea de construir un modelo de desarrollo territorial para todas las regiones, y no sólo estar apalancados y conducidos por la dinámica del sector agroexportador, sino que también podamos tener un plan, una política pública para que el conjunto de las regiones de la provincia puedan caminar en un desarrollo sostenible.
—Para concluir, ¿cuál es su posición respecto del concurso de la agroexportadora Vicentin, y respecto de la Vía Navegable Troncal sobre el río Paraná?
—Con respecto a Vicentin, me parece que lamentablemente se perdió una oportunidad interesante de poder avanzar en una configuración económica que permita proteger la actividad de la empresa, proteger a sus trabajadores, y todo lo que la empresa significaba para el sistema productivo tanto santafesino como argentino. Lamentablemente ahora, de acuerdo con cómo ha evolucionado la situación, veo difícil que se pueda avanzar en alguna de estas cuestiones. Creo que realmente se perdió una oportunidad de poder tener un proceso distinto y una empresa que funcione con una participación del sector privado, por supuesto, pero también con participación cooperativa, con representación del Estado, lo que nos hubiera permitido ir hacia otro proceso. Y después con respecto a la Hidrovía, me parece que es importante fortalecer la posición del Estado en la gestión, fortalecer la participación de las provincias, sobre todo de Santa Fe, que es la provincia que tiene mayor cantidad de kilómetros de la Vía Navegable, y poder tener una planificación del funcionamiento de esta ruta tan importante, teniendo en cuenta el desarrollo y la posibilidad de crecimiento de nuestra provincia. Pero también, como dije antes, tratando de armonizarla con el cuidado y la preservación de nuestro río.