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“En Saverio anidan el odio y sus ganas de salvarse”

Una trama que desde el humor y la parodia se vuelve siniestra, y una clara decisión de mixturar verdades y mentiras en el contexto de un teatro que no se resiste a hablar de sí mismo y de sus lugares más oscuros, en términos de una representación que acontece dentro de la representación misma. Saverio, el cruel (o la farsa del Coronel) es una adaptación del clásico del enorme Roberto Arlt, obra que se estrenó originalmente en 1936, en el Teatro del Pueblo, casualmente o no, el mismo año en el que partía de este mundo el gran Luigi Pirandello, autor y dramaturgo que tenía bien en claro que llegaría el momento en el que el teatro sólo podría hablar de sí mismo.

Interesado en la obra de Arlt, particularmente en su bello y descarnado universo poético, Santiago Dejesús hizo una inteligente adaptación de la pieza, seleccionada para la edición 2017 de la Comedia Municipal Norberto Campos, que depende la Secretaría de Cultura municipal, que de este modo pone a funcionar su quinta producción con sus funciones estreno de esta noche y mañana, a las 21, en el Teatro Municipal La Comedia (Mitre y Ricardone), en ambos casos con entrada gratuita.

La adaptación de Dejesús, que cuenta con las actuaciones de Miguel Bosco (Saverio), María Belén Ocampo (Susana), Nicolás Carlos Terzaghi (Pedro), Ludmila Bauk (Luisa), Micael Genre Bert (Juan / Irving Essel) y Gabriela Bertazzo (Julia / Simona),  se ubica, como el original, en el 36. Saverio trabaja como vendedor de manteca y entre sus mejores clientes se encuentra una familia de la alta sociedad. Víctima de una broma inusual, le proponen a Saverio encarnar el rol de un coronel despótico a raíz de la supuesta locura de Susana, líder del grupo de muchachos burgueses, que deciden mofarse de él. De este modo, Arlt se adentra en la problemática de los complejos vínculos entre clases y ,al mismo tiempo, plantea una ácida crítica a los regímenes totalitarios imperantes en la época, justo en el comienzo de la llamada Década Infame. Es así que cuando el plan inicial se modifica, con el supuesto “tonto” que se revela, la historia da un giro inesperado, dejando al descubierto la farsa urdida de un lado y de otro de los personajes.

Poética arltiana

Dejesús, actor y director de vasto recorrido, había transitado hace una década otro texto del autor de Los siete locos y Los Lanzallamas. Se trató de un escrito casi olvidado, un cuento llamado “Ester Primavera”, que daba carnadura a Obra 1 (construcción de silencio), propuesta en la que la temática de la muerte se hacía presente con gran contundencia como pasa en Saverio, el cruel. “El texto de Arlt está casi intacto; introduje algunos cambios que consideré pertinentes, y quizás el cambio más radical esté en el final, porque es otro. Igual creo que no se lo puede tocar demasiado porque yo siento que Arlt era medio brujo: escribió un texto que trasciende el paso del tiempo y los acontecimientos mismos de la historia; gente que vino a los ensayos nos dijo que hay textos de la obra que parecen escritos ahora, incluso «agregados» por lo que está pasando en el país. Es un texto de una potencia muy contemporánea, un gran desafío”, expresó el director.

En un mundo de clases divididas, en una Argentina que transitaba una dura crisis económica, la clase dominante miraba, como ha vuelto a pasar con el regreso de la derecha al gobierno, con cierto desprecio a los más humildes. “La obra trabaja la idea de división de clases a partir de un grupo de jóvenes que pertenecen a la alta sociedad dominante de aquellos años, que se burlan duramente de un vendedor de manteca sólo para pasarla bien y divertirse; pero la cuestión es que se les da vuelta el juego porque a este pobre vendedor que le proponen que actúe de un coronel para sacar a Susana de una supuesta locura que no es tal, se compenetra tanto con el personaje que termina sacando lo peor de un tipo común y corriente: el gen fascista se pone al descubierto en este arquetipo de ciudadano común. Y es, precisamente, en el desenlace del tercer acto que le doy un giro que es ideológico: en la obra original Saverio muere y aquí pasa otra cosa”.

La comedia de todos

“Dirigir una comedia municipal como la Norberto Campos implica varias cuestiones: todo es muy democrático porque todo es por concurso, y fueron dos meses de trabajo intenso, con seis horas de ensayo por día, a un ritmo que no estamos acostumbrados a trabajar en el teatro independiente, ciertamente, descansando en que las cuestiones de producción estaban resueltas, con un monto de dinero destinado para eso, con todo el equipo cobrando un sueldo, apostando cien por ciento a lo artístico. Pero a eso se le suma una gran responsabilidad, porque esa enorme maquinaria que es esta producción y que estamos montando entre todos, es un proyecto pensado para toda la ciudad, para un público diverso, porque la idea de este año es que la obra recorra los barrios, los centros de distrito, lugares por fuera de las salas tradicionales; de hecho, este estreno en La Comedia es sólo un punto de partida”, expresó el director.

La bajada de línea

“Nos hacemos cargo de la bajada de línea política que tiene la obra y será un gran desafío recorrer los barrios de la ciudad. Arlt es el creador de personajes como Saverio, que hoy te los encontrás en la panadería o en la calesita del parque; es ese tipo que se saca o lo sacan y que pone en evidencia lo que es capaz de hacer, e incluso no sabemos hasta dónde puede llegar. En Saverio anidan un odio y un resentimiento muy grandes, y al mismo tiempo, sus ganas de salvarse, de dejar de ser humillado. Por eso me gusta describir a estos personajes como post discepolianos, porque ya no son el turco o el italiano que vivían en una pensión y que habían venido a hacerse la América, sino que son sus hijos, medios perdidos en esa Década Infame. En ese sentido, podemos trazar un cruce con este tiempo infame que nos toca vivir hoy en la Argentina; empezar a tejer esos puentes te deja definitivamente con la boca abierta. Hay un texto de Saverio que es terrible, que dice que quiere salir con una guillotina a cortar cabezas en las villas; me pregunto cuánta gente que vea la obra podrá adherir a ese discurso y cuántos podrán entender la ironía”, completó Dejesús.

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