Jugar en el estadio principal del club al que una futbolista o un futbolista representa debe figurar en el podio de los sueños. Tiene un sabor especial, seguro. Pisar el césped, anotar goles – o atajarlos – entrar al vestuario y cruzar el túnel para salir a la cancha que siempre se vio por televisión o desde la tribuna, es una meta que pocas jugadoras pudieron cumplir desde que el fútbol femenino fue presentado como “profesional” en Argentina.
Desde ese momento y hasta ahora, la gran mayoría de los clubes que militan en la máxima categoría, abrieron sus estadios principales para que sus primeros equipos jueguen de manera oficial de manera excepcional. De los denominados “grandes”, sólo uno lo hizo de forma continuada en el tiempo: Central. Justamente el club que hasta el torneo pasado era el único representante del “interior” del país en competir, se llevaba la admiración del resto y era, de alguna manera, el ejemplo a seguir.
El Canalla, cada fecha que jugaba en el Gigante de Arroyito, derribaba mitos.
El año pasado, en el entretiempo del partido ante Boca por la fecha 18, DeporTV entrevistó a quien se encarga de mantener el campo de juego en el estadio desde hace 30 años. Muchos clubes ponen como excusa para que los planteles de Primera no jueguen ahí, el estado del campo de juego y su mantenimiento. El mito lo derribó Central, que durante más de un año hizo de local en el Gigante en simultáneo con el equipo de Primera masculino. En la entrevista, el encargado contó que el trabajo es con mucha responsabilidad y que el objetivo es que la cancha esté bien “como siempre”. Ese partido de Central ante Boca se jugó unas horas después del masculino y el césped se encontraba en óptimas condiciones.
Otro de los mitos que derribó el Canalla es el del supuesto costo económico que representa abrir el estadio. Es que, durante todo el año pasado, la apertura se hacía de tal manera que con lo que se recaudaba se podía hacer frente. Según informaron a El Hincha, se abría una sola puerta, se habilitaba una sola bandeja (la platea del río baja), había menos de 8 policías afectados y menos de 5 de Utedyc. En caso de ser necesario, en algunos partidos se veía la presencia de personal de seguridad privada, que eran los mismos que habitualmente estaban en el predio.
Justamente el año pasado y en simultáneo a lo que sucedía en Rosario, Juan Sebastián Verón, presidente de Estudiantes de La Plata declaraba: “Saquemos el romanticismo y todas las cosas que se hablan del amateurismo. El fútbol es un negocio. Como negocio tiene que ser redituable, es muy difícil para el fútbol masculino si no tuviera los ingresos que tiene, tener lo que tiene. Entonces, el femenino tiene que tener la misma fuente de negocio para poder reinvertir, porque si no es muy difícil”.
El ex jugador de la Selección, justificaba: “Se carga el club de los costos que tiene el fútbol femenino, como también muchas veces lo que pasa con los demás deportes. Muchas veces se pide mucho al club en esto y para que el fútbol femenino, en definitiva, pueda crecer, realmente tiene que venir de una fuente de negocio que sea redituable. Porque si no, nos quedamos siempre con el discurso del romanticismo, de que tiene que crecer, de que tiene que ser profesional. La realidad es que no es profesional, para nada es profesional”.
Algo es cierto de lo que dice Verón, el fútbol femenino está lejos de ser profesional. La pregunta es qué hacen los clubes para que esa realidad se modifique, porque nada viene de arriba. Para que sea “rentable” hay que invertir. Y es verdad, hoy los números que maneja el fútbol femenino están lejos, en todos los sentidos, del fútbol masculino. Pero para que empiece a crecer, todos los actores deben involucrarse o hacerse cargo de negarse a eso.
Abrir los estadios es un primer paso, y uno gigante, para poder empezar a igualar la cancha. En esta oportunidad, en un año mundialista y con dos jugadoras convocadas a la Selección Argentina, las puertas se vuelven a cerrar.
Durante un año y medio, Las Guerreras fueron siempre locales en el Gigante de Arroyito. Eso no significó pérdidas económicas ni imposibilidades a la hora de que el masculino hiciera lo suyo. Antes, jugaban en la cancha del “pozo” en el predio de la Ciudad Deportiva en Granadero Baigorria, que, si bien es un hermoso predio, no es el estadio principal. En el inicio del nuevo Campeonato YPF, el martes a las 17 ante Belgrano de Córdoba, será local nuevamente en Baigorria.
Los motivos por los cuales las Guerreras no jugarán en el Gigante
“El club está en plena transformación y en obras hoy no contamos con espacios para desarrollar todas las disciplinas como debería ser. Y por ende estamos trabajando en otros complejos tanto el fútbol de inferiores masculino como el femenino”, le dijo a este diario Sebastián Nardone, responsable del área que nuclea al fútbol femenino de Central.
Consultado sobre la decisión de que el partido se juegue en la cancha del Pozo y no en Gigante, explicó: “No hubo una decisión de salida del femenino del estadio. Ayer (el miércoles) hubo un recital (Arjona) y el estadio estuvo una semana a cargo de la empresa y hay que hacer un trabajo de cuidado del campo”.
En ese sentido, consultado sobre si la próxima fecha de local van a volver a jugar al estadio, donde durante un año y medio el Canalla jugó de local, respondió: “Para nosotros va a ser un placer que el plantel de Primera del femenino juegue en el estadio. Nadie tomó una decisión final al respecto, son cuestiones de fechas, tiempos y espacios estamos en plena construcción. Va a ver muchas acciones al respecto con el equipo que estamos armando con la vicepresidenta. Queremos darle un gran entorno”.
Y cerró: “La Primera División del femenino es una prioridad para esta Comisión Directiva. Reforzamos el equipo, hicimos una pretemporada con concentración y seguimos viajando de visitante un día antes”.
Desde el cuerpo técnico, en tanto, contaron que van a estar las tres alternativas habilitadas para el femenino: Ciudad Deportiva, Arroyo Seco y el Gigante.
Aún no quedó claro si la mudanza del Gigante a Ciudad Deportiva es una situación excepcional o si finalmente no van a jugar en el estadio durante todo el Campeonato YPF 2023. Lo cierto es que, de alguna manera, sacar al primer equipo de su casa es un paso atrás.