Este verano las estafas fueron noticia. Los medios mostraron a una quinceañera que festejó el cumpleaños arriba del auto mientras sus parientes reclamaban por un catering que revelaba el fraude de un salón de fiestas, pasando por el empresario que vendió paquetes turísticos a más de mil personas por alrededor de 4 millones de pesos, hasta el puntero que se hizo de 250 mil pesos prometiendo planes sociales a 1.400 vecinos. Pero los reclamos por fraude no sólo crecieron como noticia en los medios. Desde el 1° de enero hasta la primera semana de marzo, los Centros Territoriales de Denuncia (CTD) del departamento Rosario recibieron el doble de denuncias que en el primer trimestre del año pasado. Fueron casi 300 en dos meses y representan un tercio de las recibidas en todo el 2017.
Para el director de los CTD, Pablo Polito, el aumento responde a que, en épocas de crisis económica, las personas se vuelcan a economías informales y a ofertas en las cuales no tienen garantías como consumidores. “Es importante que los ciudadanos denuncien y no se sientan poco inteligentes por haber sido defraudados. Los estafadores son personas que se aprovechan cuando el bolsillo aprieta”, explicó.
De acuerdo con Polito, en lo que va del año 295 personas llegaron a los diez CTD distribuidos en Rosario y las localidades vecinas para denunciar que las habían estafado. La cifra casi duplica las 168 de los primeros tres meses de 2017 y es un tercio de los 957 de todo el año pasado. A los casos conocidos mediáticamente se suman fraudes de todo tipo, aunque las ventas online con pagos con tarjeta de crédito o débito entran entre los más comunes. En las oficinas de los CTD también contabilizan los llamados secuestros virtuales. Uno de los casos más extraños, contó Polito, fue a fines del año pasado cuando al menos dos personas entregaron 4 mil pesos por un arreglo de auto que ni siquiera estaba roto.
“Es importante decirle a la gente que no deben pensar que las tomaron por poco inteligentes. Las personas que se dedican a estafar tienen una operativa y aprovechan las épocas de crisis, cuando somos más vulnerables”, explicó Polito. Según el funcionario el problema de invertir dinero en economías informales es que se pierden los derechos del consumidor y se es propenso a los fraudes. Por eso, remarcó que es importante denunciar.
En la Justicia
Los reclamos que llegan a los CTD se derivan al Ministerio Público de la Acusación (MPA), donde también se reciben denuncias en la sede de Montevideo al 1900.
Entre los casos más conocidos este verano estuvo el de Luís Paladini, un operador turístico no habilitado que el 9 de febrero pasado fue imputado por 55 hechos de estafa por un monto aproximado a 3,7 millones de pesos, más 58 mil dólares y 1.660 euros. Los investigadores calcularon que los damnificados ascienden a mil. Paladini vendía paquetes turísticos que costaban alrededor de 35 mil pesos por persona. Los fraudes salieron a la luz cuando Hugo F. posteó en su perfil de Facebook su teléfono para que las personas estafadas por Paladini se comunicaran.
Junto con su familia y la de su cuñado había pagado un viaje a Orlando, Miami y las Bahamas por un poco más de 300 mil pesos. Pero el 1º de febrero, cuando tenían que viajar, no hubo ni vuelos ni hoteles reservados. Llegó hasta el edificio donde funcionaba la oficina de Paladini y se encontró con otras personas en su misma situación. Después de la repercusión mediática, Paladini fue detenido e imputado.
El 19 de febrero se conoció otro fraude. Mariana O. entró al Ministerio Público de la Acusación (MPA) para denunciar que unas 300 personas habían sido estafadas en los últimos tres años por dos mujeres que se hacían pasar por corredoras inmobiliarias y se quedaban con la plata de los depósitos de alquileres.
Las estafadoras usaban avisos en los diarios y OLX –una página web y aplicación para comprar y vender– y alquilaban departamentos en el centro o casas quintas en Roldán y Funes. Luego de un encuentro, pedían un depósito –en promedio de 10 mil pesos– que no devolvían. En otros casos robaban muebles de los espacios que arrendaban o se los alquilaban a más de un grupo de personas a la vez. Después de las estafas, cambiaban los números de teléfono de contacto y rechazaban las acusaciones.
Otro de los casos que llegó a la Justicia fue el de las estafas de planes sociales. Cuatro denuncias formales y 1.425 damnificados por una suma cercana a los 214 mil pesos fueron las cifras que Fiscalía presentó en la audiencia imputativa a tres mujeres el 24 de febrero pasado. Fueron acusadas de partícipes de una asociación ilícita cuyos cabecillas, un hombre y una mujer, están con pedido de captura. Decían pertenecer a la organización Barrios de Pie y ofrecían anotarse en una lista a cambio de 150 pesos a modo de colaboración.
El beneficio era entrar a un plan de trabajo que arrancaba en marzo. La labor consistía en realizar tareas de mantenimiento en el barrio. La persona debía trabajar dos horas, tres días por semana a cambio de unos 5.500 pesos, un bolsón de comida y en algunos casos también prometían una garrafa al mes. La gente se amontonaba para anotarse, sacaban de su bolsillo el dinero y dejaban una fotocopia de su documento a la espera del ansiado trabajo.
Por el caso de las estafas por cumpleaños de quince llegaron 78 denuncias a Fiscalía. Apuntaron a un salón de avenida Presidente Perón al 6900. Tres de ellas reportaron que no pudieron hacer el festejo porque no había catering y el lugar estaba con una faja de clausura. El resto hizo pagos para fiestas venideras y no recibieron más respuestas. El monto de tres denuncias ronda los 90 mil pesos.
El caso del falso cura
El último de los casos resonantes en conocerse fue el del falso cura de Villa Gobernador Gálvez, hecho que investiga la Unidad NN del MPA.
El hombre de unos 50 años suele usar una camisa celeste y un crucifijo. Se hace llamar Padre Oscar y eligió para los fraudes los barrios de escasos recursos de la vecina localidad.
Ofrece planes sociales o productos como electrodomésticos a cambio de dinero. Hasta el momento dos denuncias llegaron al Centro Territorial de Denuncias.
La primera fue hace cuatro meses, cuando un hombre que vende mates dijo que el sacerdote le pidió la motosierra prestada y se llevó más de 20 mates que se ofreció a vender. Nunca regresó ni tampoco la mercadería.
La segunda fue hecha por una mujer, quien entregó al falso cura mil pesos a cambio de un plan social que nunca se concretó. Cuando se conoció la denuncia también trascendió que un sacerdote de la vecina localidad estaba al tanto de que había más estafados.