Hernán Encina convirtió un gol fundamental para la victoria de Rosario Central y rememoró lo hecho hace doce años, cuando también le convirtió a Newell’s, pero en un empate en el Coloso. Esta vez sirvió para vencer por 2-1 ala Lepra, en un partido clave como lo son los clásicos.
Aquel 11 de noviembre de 2001, el Sapito apareció por el segundo palo tras un cabezazo de Juan Antonio Pizzi, para abrir el marcador para Central, aunque más tarde Nicolás Pavlovich igualaría el encuentro en el Coloso, que culminaría 1-1.
Esta vez, Encina también colocó al frente a Central pero fue definitivo. Recibió de carambola una asistencia de Carlos Luna para definir con el arco vacío en el segundo palo y definir la historia en el Gigante de Arroyito.