La enfermedad pulmonar intersticial es una denominación que engloba a un conjunto heterogéneo de enfermedades respiratorias cuyo denominador común es la disminución progresiva de la función respiratoria y la inflamación -o fibrosis- pulmonar. Se calcula que su prevalencia es de 31 casos por cada 100.000 habitantes.
En Argentina, al igual que en la mayor parte de América Latina, médicos y pacientes enfrentan múltiples barreras para arribar al diagnóstico de la enfermedad pulmonar intersticial, un proceso que puede demorar entre uno y varios años.
“La cantidad reducida de profesionales de la salud especializados en enfermedad pulmonar intersticial, la poca cantidad de centros de referencia, la disponibilidad limitada de estudios especializados y el desconocimiento son algunos de los obstáculos que hay que sortear para arribar al diagnóstico de la enfermedad”, explicó el Dr. Juan Ignacio Enghelmayer, neumólogo y miembro de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria, quien participó del Latin American Expert Forum (LAEF), evento que días atrás convocó en Lima, Perú, a 220 médicos de la región para profundizar los conocimientos sobre las enfermedades pulmonares intersticiales (EPI).
La demora en el diagnóstico supone el inicio tardío del tratamiento que permite retrasar la progresión de la enfermedad pulmonar intersticial y evitar, por ende, un deterioro pulmonar aún mayor. En este sentido, los expertos señalan dos aspectos clave a trabajar: por un lado, la formación de los médicos de atención primaria para que puedan identificar los síntomas y hacer la derivación correspondiente al especialista; por otro lado, la creación de equipos de salud multidisciplinarios que puedan hacer diagnósticos más precisos y responder a las necesidades del paciente de manera integral.
Fibrosis pulmonar, graves consecuencias para la salud física y mental
Si bien existen más de 200 tipos de enfermedades pulmonares intersticiales, la fibrosis pulmonar idiopática es la más frecuente y la más grave de todas. La fibrosis pulmonar se caracteriza por un proceso de cicatrización anormal del tejido pulmonar que genera un exceso de tejido fibrótico o cicatricial que va sustituyendo al tejido pulmonar sano en forma crónica y progresiva. Cuando se ignora la causa que desencadenó esa alteración del tejido cicatricial, se utiliza la denominación idiopática que significa “de origen desconocido”.
Si bien en la mayoría de los casos se desconocen las causas, la fibrosis pulmonar suele estar asociada a ciertos factores riesgo como el tabaquismo, factores genéticos, la exposición a contaminantes ambientales y a ciertas enfermedades autoinmunes como la artritis reumatoidea o el síndrome de Sjögren, entre otras.
La fibrosis pulmonar tiene una sintomatología similar a otras enfermedades respiratorias como el enfisema pulmonar y el asma bronquial y, en ciertos casos, coexiste con otras enfermedades respiratorias, lo cual complejiza notablemente el diagnóstico.
Las manifestaciones iniciales más comunes de la fibrosis pulmonar incluyen fatiga, tos seca, y sensación de ahogo (o disnea) o falta de aire al realizar un esfuerzo físico como correr o subir escaleras. La complejidad del diagnóstico y el hecho de que pueda demorar meses o años en llegar provoca sentimientos de ansiedad y frustración. Además, la pérdida de autonomía producto de la afectación respiratoria impacta negativamente en el paciente que ve limitada su calidad de vida en la esfera física, personal y social.
“La complejidad del diagnóstico de la fibrosis pulmonar nos impulsa a seguir generando espacios de intercambio con la comunidad médica sobre las prácticas que permiten reconocer y diagnosticar la fibrosis pulmonar. Actualmente, la medicina cuenta con opciones terapéuticas innovadoras que permiten cambiar el curso de la enfermedad. Por eso, el diagnóstico oportuno es un aspecto clave que permite mejorar notablemente la calidad de vida de los pacientes”, expresó Juan Pablo Solé, director médico de Boehringer Ingelheim en Argentina.