Uno de los estrenos de Netflix más promocionados en el último mes fue la primera temporada de El problema de los 3 cuerpos. La serie de ciencia ficción está basada en un best-seller chino del escritor Liu Cixin, y adaptada por David Benioff y D.B.Weiss, lo cual sumaba expectativas por ser quienes cumplieron el mismo rol en la exitosa Juego de tronos. Siendo incluso uno de los productos más caros producidos por la cadena hasta el momento, la serie hoy estaría en peligro de ser cancelada para una segunda temporada por no cumplir con ciertas expectativas previstas.
Los libros originales conforman una trilogía, y el primero de ellos, el que se aborda en esta primera temporada de la serie, ya había tenido su adaptación muy recientemente en China, el año pasado (3 cuerpos). La primera gran diferencia en principio perceptible es que la versión norteamericana cuenta con su estándar de ocho episodios, mientras que la china, con el suyo de 30. Mucho se ha discutido acerca de la escasa o mucha fidelidad que ambas versiones mantienen con las novelas de origen, lo cual aquí no será un tema por diversas razones (como, claro, el desconocimiento de los libros), pero sí que es interesante observar las relaciones entre las dos series, ya que allí se hacen muy visibles ciertas estrategias de Netflix que atentan ostensiblemente contra la calidad de sus productos.
El problemas de los 3 cuerpos, a grandes rasgos, y tanto en sus dos versiones como, es de suponer, en los libros de base, propone una compleja situación enigmática en la que las leyes establecidas de la física comienzan a perder sustento. Esto produce una sacudida irrevocable en el mundo científico, y se asocia progresivamente con diversos acontecimientos igualmente misteriosos que irán delineando la inminencia de una invasión extraterrestre (inminencia es una forma de decir, ya que la invasión se prevé para 400 años en el futuro). La trama, en todos los casos, es intrincada e involucra fuerzas policiales, gubernamentales, militares, grupos científicos, corporaciones tecnológicas, corpúsculos conspirativos y civilizaciones extraterrestres. El planteo de base resulta fascinante.
La versión producida por Netflix presenta a un grupo de personajes, desde el principio, poco creíbles, una suerte de grupo de amigxs jóvenes, todxs expertxs en física, entre lxs cuales incluso se desarrollan algunas líneas amorosas que los acerca a ciertos modelos estereotipados de serie adolescente. Todo muy lavado y acartonado. Los sucesos misteriosos comienzan a sucederse rápidamente, abriendo múltiples aristas de modo torpe e inconsistente, sin detenerse o profundizar ninguna, y apelando apenas a la constante irrupción de acontecimientos extraordinarios sin el menor atisbo de coherencia narrativa o dramática.
Una serie de suicidios encadenados de científicos en todo el mundo, la aparición de una cuenta regresiva en el campo visual de uno de los personajes, el inexplicable “parpadeo” del universo visible por todxs en una noche, un extraño juego de realidad virtual hiperrealista que parece llevar a otro universo en extinción, la amenaza de una invasión extraterrestre; los hechos extraordinarios se amontonan sin apoyarse en ningún tipo de lógica narrativa ni sustento dramático en el desarrollo de los personajes, apelando incluso a largos tramos de una “sensiblería” poco tolerable ligada a la enfermedad terminal de un integrante del grupo. Por si fuera poco, la serie abre con una contundente escena en la China de los 70 en la que se ejecuta públicamente a un científico rebelde, apaleado brutalmente hasta la muerte y vitoreada la ejecución por un masa enardecida. Si bien la serie se esfuerza en trabajar la liviana y mentirosa corrección política de un elenco multicultural, el señalamiento del “otro” como amenaza ya queda firmemente establecido desde el inicio.
Pero por otra parte, si el desarrollo de toda esta temporada desborda inconsistencia narrativa por todos lados, y tanto el desacertado casting y la lavada puesta en escena le dan un tono general de producto de segunda categoría, no deja de resultar un tanto atractivo lo que se puede llegar a percibir por debajo. Detrás de todo el despropósito parece haber una idea interesante por demás de desaprovechada.
Allí es donde el visionado de la versión china, con sus 30 episodios, y sin ser una gran realización, cabe aclarar, echa algo de luz sobre el tema y sus posibilidades.
Aquello que en la versión de Netflix se encarna en ese poco creíble grupo snob de “friends”, aquí se focaliza principalmente en un único personaje algo gris, pero bien delineado dramáticamente, y creíble por tanto en sus peripecias. Aquello que en la versión norteamericana se presenta como una hueca irrupción absurda y acumulativa de enigmas, en la versión china lleva un desarrollo minucioso de varios capítulos, profundizando en la situación dramática del personaje y dándole sustento al planteo, abriendo diversas aristas pero sin descuidarlas nunca.
Y aquello que en la plataforma se percibe apenas como una excusa irrelevante, aquí tiene una importancia crucial: el tambaleo de las leyes físicas que pone a la ciencia en jaque, la incidencia de la devastación ecológica, y la existencia de otras civilizaciones en peligro de extinción. Sin ser una obra podemos decir destacable, la versión realizada en China cuanto menos se presenta como un producto sólido y correctamente construido.
Desde ya, no es este el espacio para desarrollar y profundizar puntualmente esas radicales diferencias. Tampoco se trata de una mera comparación, lo cual sería por demás de inconsecuente. Pero sí se puede enfatizar que esta puesta en relación, para quien quiera hacerla, ilumina las inconsistentes estrategias narrativas de una plataforma como Netflix, con su lavado de conflictos, su liviano pastiche sin soporte dramático, su poca atención a la coherencia expositiva, y su peligroso destrato con lxs espectadorxs, apuntando indefectiblemente a consolidar formas de “entretenimiento” que, por ser tal cosa, no necesariamente deberían desentenderse de la coherencia narrativa y del desarrollo dramático.
El problema de los tres cuerpos / Netflix / 1era. Temporada
Creadores: David Benioff y D.B.Weiss
Intérpretes: Jonathan Pryce, Liam Cunningham, John Bradley, Marlo Kelly, Elza González