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Entornos digitales seguros: sentar las bases para el cuidado de las infancias

La imparable evolución del cosmos digital desafía a los adultos incitándolos a nuevos aprendizajes, mientras que las infancias, 100% digitales, necesitan ser cuidadas mediante una legislación adecuada a los tiempos

Por: Elisa Bearzotti

Unos meses atrás, y a raíz de la difusión de la noticia sobre la muerte de una adolescente intentando cumplir con un reto de la red social TikTok, hablé con Francisco, mi nieto de 9 años. Que no -me dijo- que jamás se le ocurriría hacer algo así. Que no, que nunca había visto ninguno de esos desafíos, y sí, su papá había hablado con él y estaba preocupado, pero que nos quedáramos tranquilos, en los videos que él mira no aparecen esas cosas. Lo cierto es que -más allá de las buenas intenciones y el seguimiento de los adultos que conformamos su “entorno seguro”- Fran aún no ha llegado a la peligrosa edad del desvarío, cuando todo lo que importa es ser parte de un grupo, encajar, pertenecer, ser aceptado. Eso aparece a los 12 y viene condimentado con un peligroso tópico: la omnipotencia adolescente. La cuestión es que las redes sociales -ese espacio ficticio que nos hace creer que podemos ser parecidos a, vivir la vida de, viajar como, tener el carisma de tal o cual- terminan siendo el caldo donde las inseguridades y temores de los niños se cocinan a fuego fuerte y muchas veces, se queman en sus propios jugos. Esta semana, otra vez un desafío viral surgido en TikTok, generó preocupación debido a la desaparición de dos chicos de 12 y 13 años, que salieron del colegio en la localidad bonaerense de San Fernando y no volvieron a sus casas. Luego de una intensa búsqueda, aparecieron dos días después en el barrio de Boedo. Dado que ambos se encontraban en buen estado de salud y dijeron no tener problemas familiares, se sospecha que se sumaron al “48 horas challenge”, un desafío viral que consiste en desaparecer durante dos días sin dar aviso a nadie, y en el que se ganan puntos si la familia o los medios de comunicación se preocupan por encontrarlos. Estos “retos” que los adolescentes consumen a full son variados, y muchos de ellos inofensivos. El problema es la incapacidad de los niños y niñas para distinguir unos de otros. Por ejemplo, el “Pass the brush challenge” es un desafío que propone mostrarse con un look natural y, al pasar un pincel por la cámara aparece un maquillaje glamoroso; mientras que el “Benadryl Challenge” consiste en consumir una gran cantidad de antihistamínicos y grabarse bajo los efectos alucinógenos del inocente jarabe para la alergia nasal. En abril pasado, por ejemplo, se supo de la muerte de Jacob Stevens, un adolescente de 13 años en Ohio, Estados Unidos, que se sumó a este último reto.

En virtud de ello, esta semana en nuestro país, legisladores nacionales se reunieron con especialistas para debatir sobre los derechos de la niñez y adolescencia en cuanto al diseño de servicios digitales, y coincidieron en la necesidad de avanzar en una legislación que los proteja de eventuales abusos sexuales, supresión de identidad, y otros tipos de violencias que suelen aparecer en los entornos digitales. Entre otros exponentes, estuvieron la fiscal Daniela Dupuy, especialista en delitos informáticos del Ministerio Público Fiscal; la Defensora del Público de la Ciudad, María Rosa Muiños; y Leanda Barrington-Leach, Directora de la Fundación 5Rights, una Ong con sede en Londres y oficinas en Bruselas, cuya misión es poner las necesidades y derechos de los niños y niñas en el centro del diseño digital, para asegurar que las mismas libertades, protección y privilegios que los jóvenes disfrutan fuera del entorno digital, se respeten también dentro. En su exposición, Barrigthon-Leach advirtió sobre el aumento de los suicidios debido a los desafíos en redes, afirmó que el 80 por ciento de los niños dice haber tenido experiencias negativas en internet, y puso sobre el estrado un dato alarmante que surge de las investigaciones: en Estados Unidos, por ejemplo, 1 de 4 menores consideró quitarse la vida en 2022. Tras sostener que se trata de un “problema global”, la directiva de la Fundación 5Rights destacó la importancia de “mitigar riesgos, para evitar daños”, asegurando que “se debe poner primero el bienestar de los niños antes que las ganancias” de las empresas. En el mismo sentido, los expertos que forman parte de la Academia Americana de Pediatría (AAP por sus siglas en inglés), viendo las fuertes presiones que amenazan la seguridad de las volubles mentes adolescentes, brindaron algunas ideas rectoras para que los padres logren mantener una comunicación fluida con los menores: 1) preguntarles sobre los retos más grandes que se comentan en su círculo de amigos, incentivándolos, sin juicios ni enojos, a calcular los riesgos que conllevan. 2)  ayudarles a razonar por sí mismos en relación a participar o no en estos desafíos. 3) formar parte de las mismas redes sociales que los chicos, mirar sus historias, seguirlos, interesarse por lo que postean, ver con quienes se relacionan y 4) hacerles preguntas sobre las tendencias que aparecen en su escuela, y las nuevas modas entre los amigos, ya que a veces los niños están más dispuestos a hablar sobre sus compañeros que de sí mismos.

Claro que, para los papás y abuelos, no resulta fácil asumir las novedades y peligros que traen consigo los integrantes de la “Generación Alpha”, es decir los niños y niñas nacidos desde el 2010 y hasta el 2024. Según lo consignado por la colega Laura Gambale en una nota publicada por El Ciudadano, se trata de los primeros niños y niñas 100 por ciento digital, llegados a la vida en una era en la que internet es casi una extensión del propio cuerpo y la Inteligencia Artificial (IA) una realidad cada vez más evidente y masiva. En el mismo artículo se hace referencia a un informe de Ofcom, la agencia del gobierno británico que regula las telecomunicaciones, indicando que la cantidad de niños y niñas de entre 5 y 15 años que tienen un Smartphone sigue en crecimiento y que la mayoría de los niños de 3 y 4 años utilizan tablets a diario. En tanto, la IA ya está integrada a sus vidas de forma natural, y la interacción con asistentes virtuales (como el caso de Alexa) también es parte de sus hábitos de comportamiento diario.

Días atrás, Warren Buffett, el famoso magnate estadounidense, se refirió a los nuevos desarrollos de la IA y dijo: “Cuando algo puede hacer todo tipo de cosas, me preocupo un poco, porque sé que no podremos desinventarlo”. Llega el tiempo entonces de mirar a los ojos con premura, para salvaguardar nuestros paraísos, las infancias, de las sombras que los acechan; de abrazarlos con fuerza, sin cansarnos, hasta que entiendan que nada supera las luces de la vida, aunque parezcan pequeñas, aunque no deslumbren, aunque a veces se apaguen. Llega el momento de tener a mano una sonrisa para desenterrar miedos y nombrar sueños, una sonrisa como ancla y juramento para afrontar los nuevos tiempos… tan oscuros aún, tan inciertos.