Con gran éxito de convocatoria, al punto de que se agotaron los cupos, se inició en la noche del jueves el ciclo de visitas guiadas nocturnas por el cementerio El Salvador. Debido a la buena repercusión, ya se anunció que la propuesta se renovará durante este mes y el próximo.
El pasado lunes, en poco más de dos horas, no quedó ni uno de los 140 lugares disponibles para participar del original recorrido nocturno por el cementerio El Salvador. En ese sentido, los organizadores son estrictos y respetan el límite de cupos para “optimizar el espacio y la experiencia que experimenta cada participante”.
Así, el jueves poco después de las 21 el primer grupo de 35 personas, con linterna en mano, inició el camino entre las callejuelas del camposanto guiado por Dante Taparelli, director de Diseño e Imagen Urbana dela Municipalidadde Rosario. La experiencia se repetía anoche, al cierre de esta edición, siempre y cuando el clima acompañara.
Esta iniciativa pretende resaltar los monumentos que se encuentran emplazados en el cementerio, además de rescatar expresiones arquitectónicas, históricas y artísticas de épocas pasadas, que le dan paso un nuevo cariz cultural, y se enmarca en el Plan Maestro parala Mejoray Modernizacion de los Cementerios y Crematorio Municipal, en conjunto con la dirección de Diseño e Imagen Urbana dela Secretaríade Cultura y Educación dela Municipalidadde Rosario.
“Esta propuesta pretende resaltar los monumentos que se encuentran emplazados en estos espacios, además de rescatar expresiones arquitectónicas, históricas y artísticas de épocas pasadas, que le dan paso un nuevo cariz cultural”, señaló Taparelli, quien elige las noches de luna nueva, “para que esté bien oscuro”. De esa forma, se resalta aún más el detalle de las linternas que debe llevar cada participante.
Éste es el tercer año que se realizan las recorridas nocturnas y para Taparelli es una “experiencia única”, todas las veces. “La gente viene como si fuera al teatro, hay mucho respeto, viene gente de todas las edades. Yo no uso megáfono, por eso se arman grupos poco numerosos”, aclaró el artista.
“Llevamos luz a un lugar de aparente oscuridad, si hay luna se ve todo y se pierde el misterio, lo que queremos es ir descubriendo las cosas y centrar la atención, que la gente se concentre y no se distraiga en otra cosa”, precisó Taparelli.
Y es evidente que lo entusiasma que las visitas parecen estar pasando por una experiencia personal conmovedora: “Se ha transformado en una especie de rito, la gente participa con mucho respeto. Es una experiencia tibetana, yo soy claro para hablar, frontal, los hago reír, pensar, nos conmovemos, yo también tengo a mis seres amados: ahí tengo a mi familia. El 80 por ciento de la gente que conocí en los 30 años que vivo en Rosario está en ese lugar: es como volver a la escuela, a la infancia, a los amigos”.