El juicio oral y público a la Banda de los Cerrajeros terminó con condenas que van de los 6 a los 22 años de cárcel. El grupo delictivo tenía dos patas, una en Rosario y otra en Buenos Aires y cometían violentos atracos, tipo entraderas, previa inteligencia. Una vez adentro de las propiedades amenazaban no solo con armas, a algunos llegaron a quemar a su víctima con una plancha para que diga dónde tenía el efectivo. Después de dos meses de debate, este martes se conoció la condena a 7 integrantes del grupo delictivo. El fallo no está firme.
En la primera jornada el juicio terminó suspendido porque varios de los acusados se quedaron sin defensor particular. El extenso debate estuvo a cargo del tribunal compuesto por Paula Álvarez, Mónica Lamperti y Pablo Pinto y en el banquillo se sentaron siete acusados: cuatro bonaerenses y tres santafesinos. Para la fiscal Viviana O’Connel eran una asociación ilícita con doble comando y los llevó a juicio por 15 hechos de robo calificado entre 2015 y 2016.
Entraderas: cómo lo hacían
No forzaban las cerraduras, elegían la mañana o la noche. La hora de la cena era ideal. Entraban tres o cuatro ladrones generalmente los que venían de Buenos Aires, reducían a mano armada a las personas que encontraban en la propiedad mientras se comunicaban con el grupo de apoyo que había quedado afuera mediante handys. Arrasaban con los objetos de valor y el dinero y se iban con el botín que dividían en algún departamento alquilado que usaban de aguantadero.
Los integrantes
Claudio Martín “Caio” Cereijo tiene 45 años, y fue acusado acusado como uno de los dos cabecillas del grupo con asiento en la ciudad. Tildado como el cerebro de la banda se hacía cargo de la logística, de contar con un lugar para los bonaerenses y repartirse el botín. Era el proveedor de los elementos que se necesitaban para cometer los atracos y mantener al grupo confortable antes y después de los robos. El tribunal lo condenó a 22 años de cárcel.
El otro jefe era Juan Alberto “Rata” Vallejos, que traía desde Buenos Aires la mano de obra para las antraderas, para él la condena fue de 20 años. Para Nicolás Cereijo, hijo de Caio, la pena fue 11 años, era una de las personas que se quedaba fuera de las propiedades asaltadas actuando como apoyo.
Para Néstor Daniel Giménez, de 31 años, la condena fue de 16 años, era uno de los ejecutores de los atracos, también conocido como el Loco de la plancha o el cuchillo. Era uno de los más violentos y usaba la plancha caliente para amenazar a las víctimas y lograr alzarse con un botín en efectivo.
Eugenio Nicolás Gonzalo “Ketu” Sala, de 30, brindaba apoyo exterior. El tribunal lo condenó a 8 años de cárcel y 9 años para el bonaerense Pablo Sebastián “Pancho” Saavedra. Este hombre fue el que le dio nombre a la banda. Según la acusación abría las cerraduras con un objeto plástico que hacía saltar el pistillo de la puerta. El último integrante de la banda es Marcos Ezequiel Fabero, para este hombre la condena fue de 6 años de prisión.