El recorrido de la universidad en Argentina está atravesado por un complejo conjunto de acontecimientos cuyo significado y significantes siempre (o casi) están en disputa. Después de más de un siglo de la “revolución” estudiantil de 1918, y con la Reforma a cuestas, la tensión entre la pasión y la razón, afortunadamente, no cesan.
Y estas tensiones no dejan de zumbar en nuestro presente.
Según nos cuenta la historia, la vida universitaria en Rosario se inició hacia 1920 como consecuencia de la creación de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), bajo el impacto de uno de los movimientos culturales más trascendentes del siglo XX en Latinoamérica –la Reforma Universitaria de 1918– y con el objetivo de desarrollar la enseñanza superior en las provincias de Santa Fe, Corrientes y Entre Ríos.
Pero recién en noviembre de 1968, la dictadura comandada por Juan Carlos Ongania dictó el decreto/ley 17.987, en virtud del cual, sobre la base de siete facultades, institutos y organismos dependientes de la Universidad Nacional del Litoral con asiento en la ciudad de Rosario, se creó la décima universidad nacional argentina: la Universidad Nacional de Rosario (UNR).
Rosario ha sido, y es, epicentro de tradiciones de lucha de la comunidad educativa universitaria, y como toda la sociedad pagó con vidas los enfrentamientos con las distintas dictaduras militares, sobre todo la última, una de las más sangrientas y brutales.
A pocos meses de cumplir 40 años de la recuperación de la democracia en 1983, hay otros 40 para recordar y observar, para comprender el presente y vislumbrar el futuro.
Se hace camino al andar
Con la recuperación del Estado de Derecho en 1983 la vida universitaria volvió a tener un protagonismo explícito.
Es que tras la persecución política e ideológica llevada adelante por los personeros de la dictadura cívico militar; con muertos, desaparecidos y presos; la lucha se focalizó en la figura de Humberto Ricomi, rector de facto entre agosto de 1976 y septiembre de 1983, quien presentó su renuncia debido a la extensa huelga de hambre estudiantil que reclamaba la democratización universitaria. En su reemplazo asumió un ingeniero de apellido Renard hasta la asunción del primer rector normalizador del gobierno democrático, Artemio Luis Melo.
Pero nada fue producto del azar. La década del 70 había dejado una red de organización, producto de la militancia de docentes y estudiantes en sintonía con lo que sucedía en el conjunto de la sociedad. Esta organización no sólo fue de gran utilidad para la resistencia durante la dictadura cívico-militar, sino que además sentó las bases para el accionar en el periodo democrático. Esa dinámica fue la que impuso en la agenda, a mediados de 1982, la necesidad de la renovación de centros de estudiantes, proceso que se concretó unos meses después.
Tras la recuperación de la democracia, una buena parte de los docentes universitarios nos preguntamos: ¿Qué Hacer?
En ese contexto, aparecían, como tareas impostergables e inmediatas, el tema salarial y las condiciones de trabajo. Así, echamos mano a la memoria y las prácticas organizativas del pasado reciente.
Y el antecedente más claro eran las asociaciones docentes (de profesoras y profesores), que funcionaban por facultad en la década del 70, vinculadas a los intereses propios de la comunidad educativa universitaria.
Estas asociaciones, que funcionaban en Ingeniería, Medicina, Arquitectura y Veterinaria, entre otras, constituían una suerte de “sindicato de empresa”.
En ese marco, lo que se imponía era unificar las luchas y los esfuerzos, y el desenlace, casi natural, fue constituir una coordinadora de las distintas asociaciones de base de los docentes universitarios que existían en las 11 facultades y tres escuelas que dependían de la UNR.
Nace Coad
Corría el año 83 y se formalizaba, de algún modo, la Coordinadora de Asociaciones Docentes (Coad), a la postre, Asociación Gremial de Docentes e Investigadores de la UNR.
Las consignas estaban por demás de claras con un eje principal: democratizar la vida universitaria, y en ese contexto era vital la renuncia del rector Ricomi.
En el plano organizativo y estratégico, la articulación docentes y alumnxs era (y es) condición necesaria para la concreción de cualquier objetivo. Y este no era cualquiera: el estado de cosas planteaba arancelamiento e ingreso limitado, con cupos, a la universidad.
En la primera batalla, tras la histórica huelga de hambre, acompañada por buena parte de la sociedad rosarina, se alcanzó el objetivo planteado. Y se dobló la apuesta y la unidad en la calle lo logró: Ricomi renunció en septiembre de 1983.
El debate y la disputa por los derechos continuaron. El punto de partida estaba sellado, era el momento de consolidar lo alcanzado y construir el instrumento en defensa de los intereses de las y los trabajadores: el Sindicato.
En sintonía, en noviembre de 1984, se conforma, con el nombre de Confederación Nacional de Docentes Universitarios, Conadu, que en su génesis funcionó como “coordinadora” de las asociaciones de docentes de todo el país; a la que Coad se incorpora.
Sigue luego fuertes debates sobre las tareas de las y los docentes, el futuro, la organización interna, las condiciones de trabajo, el salario y la cuestión pedagógica.
Pero había un tema, o varios, que nos desvelaban y que tenían como hilo conductor la última dictadura cívico-militar: la violación a los derechos humanos (con presos, torturados y desparecidos), los cientos de compañeras y compañeros cesanteados y los concursos “truchos”, que no eran otra cosa que nombramientos de facto en cargos docentes.
Es preciso recordar que la UNR adoptó primero el estatuto de la UNL del año 1966, mientras se desandaba la normalización que concluyó con el estatuto de 1986 y el llamado a elecciones en el mes de abril de 1986.
El primer rector electo en la Asamblea Universitaria fue Juan Carlos Millet, quien cumplió sus funciones por dos períodos consecutivos: 1986-1990, 1990-1994.
Fue en ese contexto que se reformó el Estatuto estableciendo el gobierno cuatripartito, que incorporaba seis consejeros no docentes al Consejo Superior. Así quedaría integrado por once decanos, once consejeros docentes, once consejeros estudiantes, seis consejeros graduados y seis consejeros no docentes. Por su parte los Consejos Directivos quedaban integrados por ocho consejeros docentes, ocho consejeros estudiantiles, cuatro graduados y cuatro no docentes.
Años difíciles
Sin embargo, las disputas continuaban y uno de los ejes principales era poder establecer que el cobro de salario deje de ser “discrecional”, ya que cada universidad decidía cómo y cuánto pagaban a los docentes. La conquista del Nomenclador Único fue un salto de calidad en las condiciones de trabajo porque no sólo ordenaba el salario sino que unificaba la lucha docente.
Y esa lucha nos tuvo, juntos a los estudiantes, como protagonistas. En el 86, con medidas de fuerza que incluyeron la no toma de exámenes, y en el 87, además de nuestros reclamos específicos, participamos activamente en los acontecimientos de “Semana Santa”, con movilización y paros.
En efecto, la sublevación de los “carapintadas” durante la presidencia de Raúl Alfonsín, el primero de un total de cuatro levantamientos, exigía una amnistía que impidiera el enjuiciamiento de aquellos que habían cometido crímenes de lesa humanidad durante el terrorismo de Estado entre 1976 y 1983.
Nuestra propia historia como víctimas nos interpeló y, una vez más, salimos a la calle a defender la joven democracia casi como un hecho natural. Y junto a los estudiantes tomamos distintas facultades. No había en ese momento nada más importante: dijimos presentes como ciudadanos y también como trabajadoras y trabajadores protagonistas en el proceso de recuperar el estado de derecho.
El año siguiente, 1988, también fue de lucha y disputa, la aplicación del “Plan Primavera” del gobierno de Raúl Alfonsín, que tenía como supuesto objetivo “reducir la inflación y eliminar el déficit fiscal”, no hizo más que licuar salarios, profundizar la pérdida de poder adquisitivo, poner en jaque la estabilidad laborar y empeorar las condiciones de trabajo. En ese contexto también participamos activamente en “La Marcha Blanca”.
En marzo de 1988, la docencia argentina protagonizó una movilización histórica para la educación del país, en la lucha en defensa de la Escuela Pública junto al pueblo.
En aquel entonces, la Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina (Ctera) convocó a un paro por tiempo indeterminado, que alcanzó un altísimo acatamiento en todo el país. Así, el 18 de mayo, desde el norte, el sur y el oeste del país, partió una marcha que confluyó el 23 de mayo en el obelisco de la hoy Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Más tarde llegó la “hiperinflación” y allí participamos en una vinculación directa en el territorio, junto a los estudiantes, en la confección de bolsones solidarios a través de compras comunitarias, las cuales no estaban destinadas solo a las y los docentes, sino a toda a la comunidad educativa, como lo probó la experiencia en la Siberia y en el barrio La Sexta.
Los 90
En la década del 90 Coad se constituye en una asociación de base única, se confecciona el estatuto que contempla la constitución de cuerpo de delegadxs en cada unidad académica y la constitución de comisiones internas.
En ese periodo profundizamos la articulación con el movimiento estudiantil enfrentando conjuntamente a la Ley de Educación Superior, el programa de incentivos, el Fondo para el Mejoramiento de la Calidad Universitaria (Fomec) y una suerte de privatización de los posgrados.
En paralelo, en ese periodo comenzaron a realizarse los encuentros regionales de colegios dependientes de universidades para tratar problemáticas del orden de lo general, pero fundamentalmente aspectos específicos de sus prácticas.
En 1996 realizamos por primera vez las elecciones de comisión directiva de Coad con la presentación de una única lista. A partir del año 98, producto de distintas miradas, se generaron distintas corrientes políticas dentro del gremio.
La Alianza y después
En junio de 2001, desde el gobierno de la Alianza se implementa el descuento del 13 por ciento a lxs trabajadorxs estatales y a lxs jubiladxs.
Esto nos lleva a lxs docentes universitarios a retomar la movilizacion en contra de ese despojo y a realizar clases públicas y movilizaciones masivas junto con lxs estudiantes.
En ese complejo marco, desde Coad participamos de actividades con otros gremios en la defensa de los derechos de los trabajadores. Como resultado, conseguimos, en paritaria particular, el pago de tickets canasta desde 2002.
En 2005 se plantea una lucha muy importante a nivel nacional por el blanqueo de nuestro salario.
En el primer cuatrimestre de 2005, hubo un aumento salarial insuficiente lo cual generó un fuerte malestar en la docencia universitaria.
Al iniciarse el segundo cuatrimestre, comenzó un paro por tiempo indeterminado, convocado por las asociaciones de base de San Luis, Rosario, Río IV y Córdoba de Conadu, y por la Conadu Histórica a escala nacional.
Tras un mes y medio de paro, luego de varias ofertas rechazadas, el gobierno finalmente presentó una propuesta que fue aceptada por las bases.
Las federaciones firmaron el acuerdo que regularizó el salario y se terminó con la parte en “negro”, producto de la política salarial en la década menemista y el plan de convertibilidad.
Es bueno recordar que durante ese periodo, nuestro salario estuvo estancado al igual que el salario del conjunto de lxs trabajadorxs de nuestro país.
Con todo, el proceso de regularización del salario se articuló en etapas y fue producto de la lucha unificada del conjunto de lxs docentes de las universidades nacionales.
Nuestro gremio, a partir de 2007, tuvo un crecimiento notable en el número de afiliados: de aproximadamente dos mil afiliados en 2007, alcanzó los cuatro mil desde 2017, es decir el 50 por ciento de las y los docentes de la UNR.
También durante esta etapa empezamos a constituir las comisiones internas de cada unidad académica y consolidar las ya existentes. En la actualidad contamos con cuerpo de delegadxs en cada unidad académica y con comisión interna en muchas de ellas.
Convenio Colectivo de Trabajo
A la par de nuestra lucha salarial, desde Coad siempre impulsamos el mejoramiento de nuestras condiciones de trabajo. Este factor clave para la organización y la ampliación de derechos se ve reflejado en la pelea sostenida que hemos realizado y en la materialización del Convenio Colectivo de Trabajo (CCT), que concretamos recién en julio de 2015.
Si bien es cierto que muchos de los derechos enmarcados en el CCT de nuestra universidad ya los habíamos conquistado previamente, a través de las luchas que sostuvimos y sostenemos desde nuestra Coad, no es menos cierto que aún hay mucho camino por recorrer para alcanzar derechos que todavía no figuran en nuestro CCT.
Una de nuestras conquistas en este siglo ha sido la implementación de las paritarias locales que sostenemos desde 2002, con distinto nivel de reconocimiento por parte del gobierno de la UNR y con momentos de suspensión de las mismas, como ocurrió entre agosto de 2011 y octubre de 2014, durante el mandato del rector Darío Maiorana.
De este modo, hemos construido un gremio democrático, con mucha discusión interna y que toma decisiones de manera colectiva, con lo cual está en las antípodas de una organización vertical.
Hemos construido un gremio plural que asume la representación de todas y todos los docentes, entendidos como trabajadoras y trabajadores. De todas y todos sin excepción.
Hemos construido un gremio que no es neutral en la disputa entre el capital y el trabajo.
Hemos construido un gremio del cual podemos sentirnos orgullosos.
Derechos humanos
Nacimos en 1983, al calor de las luchas por la recuperación de la democracia y denunciando las violaciones a los derechos humanos de la dictadura cívico-militar.
Con el pueblo argentino participamos de las luchas por memoria, verdad y justicia, marchamos cada 24 de marzo, resistimos las leyes de Punto Final y Obediencia Debida y enfrentamos el intento de golpe de Estado “carapintada” en 1987. Integramos el espacio Juicio y Castigo de Rosario y con el apoyo a lxs abogadxs, testigxs y querellantes, siempre sostuvimos la pelea por el enjuiciamiento de los crímenes de lesa humanidad.
En la universidad peleamos por la reincorporación de lxs docentes cesanteadxs durante la última dictadura, denunciamos a quienes dentro de la UNR colaboraron con la Dictadura (como Pérez Blanco) e impulsamos que la UNR sea querellante en los juicios de lesa humanidad. Con la memoria como bandera, rescatamos la historia de lxs docentes y estudiantes desaparecidxs, asesinadxs y/o detenidxs por el terrorismo de Estado.
Recientemente participamos de las plazas contra el intento de imponer el 2×1 a los genocidas, exigimos justicia por Julio López y Santiago Maldonado y por todxs lxs compañerxs asesinadxs durante la represión de diciembre 2001.
Hoy, también, acompañamos cada una de las luchas contra el gatillo fácil y la violencia institucional en la ciudad (casos emblemáticos son los de Franco Caso y Jonathan Herrera), junto a familiares y organizaciones de DDHH que impulsan la pelea por justicia.
Del “cuarto propio” a una política gremial y comunitaria. El Área de Mujeres, Géneros y Diversidad Sexual de la COAD
¿Qué desafíos le planteó el feminismo a las organizaciones sindicales?, ¿cómo se incorporó una agenda de género a COAD?
Para 2011, y aunque la comisión directiva estaba constituida en su mayoría por mujeres, las actas se escribían enteramente en masculino, invisibilizando dichas presencias. Sin embargo, el desafío feminista que germinaba desde adentro del gremio cobraba forma en políticas concretas: en 2012 se creó el Área de Mujeres, Géneros, y Diversidad Sexual, que institucionalizó una línea de acción sindical que incorporó temas y problemas de la agenda feminista.
Una línea de acción persistente la constituyó la salud sexual y reproductiva de las mujeres. A la vez que se organizaban actividades junto a la Campaña por la legalización del aborto, se tendían puentes con las secretarías de género de sindicatos pioneros (ATE, AMSAFE y CTA Rosario), con el movimiento de mujeres y se conformaba la intersindical de mujeres. Las articulaciones ensayadas, en las que se confluyó con el movimiento estudiantil, tuvieron momentos de fuerte masividad en 2018: tanto en los viajes a Buenos Aires para luchar por la legalización del aborto, como en los “paros de mujeres” impulsados desde 2016.
El Área fue creciendo en protagonismo dentro y fuera del sindicato. Expresión de ello es el compromiso asumido en el combate contra las violencias sexistas en la universidad y en la lucha por un Protocolo y Plan de acción para el abordaje de la violencia de género en la UNR (aprobado en 2018), y en la creación de una herramienta similar al interior de COAD, con el fin de construir prácticas gremiales libres de violencia e igualitarias.
Los gremios saludan a la COAD
«La creación y existencia de la Coad como organización que representa y defiende los derechos e intereses de lxs docentes e investigadores de la UNR es un hecho para festejar. El universo diverso, y plural del gremio, tan perseguido por las dictaduras cívico militares, tuvo por fin un sindicato que nació justo en el año en que recuperábamos la democracia por la que tanto se había luchado. El aporte de Coad en la protección de nuestra universidad pública, amenazada durante el macrismo, logró convocar a toda la sociedad y el SPR pudo ser parte de esa acción multitudinaria construida en unidad. ¡El recorrido común abarca tantas causas justas para caminar codo a codo: derechos humanos, medio ambiente, el trabajo transformador desde los feminismos, la impostergable lucha contra la violencia! ¡Salud por estos 40 años y abrazos compañeres!»
Alicia Simeoni / Secretaria Adjunta Sindicato de Prensa Rosario
«40 años de la recuperación democrática y nacimiento de la COAD, un sindicato participativo y plural, que se construye desde las bases y cada lugar de trabajo. Un gremio que defiende los derechos de lxs docentes y la universidad pública, que lucha, que sostiene la independencia sindical y el ejercicio del pensamiento crítico. Desde sus inicios la Coad tiene como bandera la defensa inclaudicable de los DDHH, algo que se nota cada 24 de marzo con una nutrida columna. La Coad es un gremio que siempre apostó a la unidad, con el que compartimos importantes luchas salariales y por la defensa de la educación pública. ¡Salud compañerxs de este ejemplar sindicato!»
Gustavo Teres / Secretario Adjunto CTA Autónoma Rosario
«La Coad está cumpliendo años. Desde ATE decimos que es fundamental la articulación que siempre hemos tenido con esta organización sindical, que nos ha permitido crecer, fortalecernos, conquistar derechos y queremos que este vínculo continúe y se amplíe para robustecer la lucha por nuestros derechos laborales. En particular queremos remarcar la organización en el movimiento de mujeres, desde donde avanzamos en derechos y reafirmamos que es con nosotras, que no hay una salida si no es colectiva. Saludamos fuertemente a lxs compañerxs de la Coad y decimos que hay que seguir andando y es primordial que sigamos juntxs».
Lili Leyes / Secretaria de Organización ATE Rosario
«2018 fue un año en el que se fortaleció la relación entre nuestros gremios. Por un lado, recibimos la solidaridad y el apoyo de Coad cuando luchamos contra los despidos en la planta de Cargill de Villa Gobernador Gálvez. Y por otro, fue un año en el que acompañamos la lucha de lxs docentes y estudiantes de la universidad contra el ajuste de Macri. Recuerdo una marcha multisectorial muy grande que terminó enfrente del monumento. Yo tenía a mi hijo más grande participando de la toma en el poli, y nos encontrábamos con lxs compañerxs de Coad en la escuela, todxs llevándoles cosas, yendo
a ver que estén bien. En el cumpleaños de la Coad no quería dejar de rescatar estas anécdotas de un momento que para mí fue de mucho crecimiento y unidad».
Marco Pozzi / Secretario General Aceiteros Rosario
LA CAÍDA DEL SALARIO
En el marco de la defensa de nuestros derechos, la pelea contra la pérdida del poder adquisitivo marcó los últimos años de lucha gremial. La política económica del macrismo implicó un golpe muy fuerte a nuestros bolsillos y vino de la mano de un retroceso de nuestros derechos: se pusieron en tela de juicio las paritarias, se impuso un techo a las negociaciones salariales, volvieron las sumas “en negro” que habíamos logrado eliminar de nuestros recibos de sueldo.
Durante este tiempo resistimos en la calle junto a lxs estudiantes, a otros niveles de la docencia, a lxs trabajadorxs de Ciencia y Técnica y a la clase trabajadora en pleno que hizo frente a esta embestida que pretendió cristalizarse en una reforma previsional y una laboral. Junto a otros colectivos de trabajadorxs, COAD fue protagonista de la resistencia. El año 2018, centenario de la Reforma Universitaria, fue clave: impulsamos la Universidad Itinerante para habitar el espacio público y abrir la universidad a la comunidad; nos organizamos en masivas asambleas; nos movilizamos en nuestra ciudad y confluimos a fines de agosto en la enorme marcha educativa en Buenos Aires.
Entre cientos de pañuelazos y organización de los viajes al Congreso por la legalización del aborto, también fuimos parte del enorme movimiento de mujeres que salimos a la calle a pelear por nuestros derechos. En ese marco, nos juntamos en colectivo de mujeres sindicalistas para poner sobre la mesa las inequidades que sufrimos en nuestros ámbitos laborales. En la Universidad –tras años de activismo por el tema– logramos la aprobación del Protocolo de Actuación ante Situaciones de Violencia y Discriminación por razones de Género en la UNR. En esa dirección, nuestro sindicato también incorporó un protocolo de actuación.
En diciembre de 2019, logramos avanzar en la Ciudadanía Universitaria de las Escuelas Medias de la UNR por la que bregamos durante años. Aunque no garantiza una situación equivalente entre facultades y escuelas, dicha sanción representa un avance muy significativo.
A este período de efervescencia siguió un forzoso abandono de las calles en el marco del aislamiento social que trajo consigo la pandemia del covid-19. Pese a las dificultades del contexto, sostuvimos la democracia gremial haciendo “asambleas virtuales”, acordando, en paritarias particulares, derechos laborales para nuestro trabajo remoto, reclamando al gobierno nacional el sostenimiento del poder adquisitivo de nuestro salario.
Una vez recuperadas las calles, seguimos la pelea por la recuperación del poder adquisitivo de nuestro salario. Para ello enfrentamos el ajuste que impone la millonaria deuda externa contraída por Macri y la decisión política de Alberto Fernández de renegociar sin cuestionamientos. Frente a una lógica de negociación paritaria que nos pone a correr detrás de los porcentajes de inflación, sin tener nunca en cuenta lo perdido durante años, decidimos contraponer el cálculo del Salario Mínimo, Vital y Móvil para la docencia universitaria, que nos permite hoy plantear los reclamos concretos con montos realistas tendientes a garantizar lo que por ley nos corresponde.
Coletazo de la pandemia
Otro coletazo de la pandemia fue la virtualización forzosa del trabajo docente. Sin experiencia ni manejo de las herramientas, nos pusimos al hombro la continuidad del vínculo pedagógico con lxs estudiantes. Aunque la modalidad no está regulada por nuestro Convenio Colectivo de Trabajo, lo hicimos con total convicción y compromiso, sin perder de vista que se trataba de un período excepcional y limitado. De alguna manera, sin embargo, comenzó a instalarse la idea de que la forma de trabajo remoto trae beneficios asociados a la “inclusión”, a la continuidad en los estudios de gente que no puede pagar alquileres, al involucramiento de lxs estudiantes con su cursada. Con aseveraciones carentes de respaldo empírico, hoy se presentan proyectos que abren las puertas a carreras de grado con la mitad de las instancias remotas.
Estas propuestas funcionan, en la realidad, como un parche a los problemas de la Universidad (falta de espacios áulicos, la insuficiencia de docentes, imposibilidad de reemplazos) y evidencia la ausencia de un debate que inscriba las nuevas posibilidades tecnológicas en un modelo universitario por el que seguiremos luchando: que refuerce los vínculos, la politización de su comunidad, el compromiso con la sociedad; que defienda los procesos democráticos, reflexivos, críticos y transformadores de la construcción y circulación del conocimiento; que sea un ámbito de trabajo y estudio inclusivo, en condiciones adecuadas y libre de violencias. A 40 años de la creación de la COAD decimos que «la Universidad se pintará de negro, de mulato, de obrero, de campesino, se quedará sin puertas o el pueblo las romperá y pintará la Universidad con los colores que le parezca», y sus trabajadorxs y estudiantes seremos artífices de la transformación que nos haga libres.
Otros saludos
«Los centros de estudiantes de las escuelas de la UNR tienen una historia de encuentro con la COAD, tejida por años en la lucha compartida para conquistar la ciudadanía universitaria para la comunidad de las escuelas secundarias. Esa relación se profundizó a partir de 2015, cuando la
asunción de Macri vino acompañada del ataque a los salarios y a la educación pública, y cuando el Ni Una Menos masificó la lucha feminista en las calles. En 2018 estudiantes y docentes compartimos importantísimas peleas en defensa de la universidad y contra el ajuste neoliberal, y también por el derecho al aborto. Dos luchas también del conjunto del pueblo que al tiempo se convertirían en conquistas».
Verona Ciafardoni / expresidenta del Centro de Estudiantes del Superior de Comercio de la UNR
«La lucha de COAD es una inspiración para quienes defendemos una educación pública de calidad que aporte a resolver las necesidades del país. Estudié y milité en un momento de gran protagonismo y lucha de la unidad docente estudiantil. En 2018, con la consigna “Sin educación pública no hay futuro”, enfrentamos la ofensiva del gobierno de Macri contra la universidad. Confluimos en la Universidad Itinerante, la marcha multisectorial con los sindicatos de la región y la Marcha Federal Educativa que reunió más de 300 mil personas. Para construir una educación para todxs y con un sentido de desarrollo
nacional, estoy seguro de que COAD y el movimiento estudiantil seguirán peleando hasta que todo sea como lo soñamos».
Manuel Leiva / exSec. Gral. y presidente de la Federación Universitaria de Rosario, Consejero Superior de la UNR y presidente del Centro de Estudiantes de Ciencia Política y RRII
«La etapa de lucha del movimiento estudiantil que nos tocó protagonizar contó desde el inicio con la articulación con la Coad, sindicato compañero siempre dispuesto a unificar a lxs estudiantes y docentes para debatir la ampliación de derechos y un proyecto de universidad popular. Construimos una profunda y duradera unidad en las movilizaciones por más presupuesto y por salario digno, y sobre todo en el enorme proceso de lucha por la democratización de la UNR en 2006, en el que conquistamos el ingreso irrestricto en Ciencias Médicas y la gratuidad del grado y posgrado en las facultades que habían avanzado en arancelamientos. Me llena de emoción recordar tantas luchas compartidas y celebrar el aniversario de un sindicato con el que el movimiento estudiantil se hermanó hasta nuestros días. ¡Felicitaciones compañerxs!»
Fernando Rey / Consejero Superior de la UNR y Presidente de la Federación Universitaria de Rosario