A contramano del papelón que se produjo el jueves pasado en el Concejo Municipal local, donde dos semanas después de haberlo dispuesto se dio marcha atrás con la prohibición de utilizar el glifosato en Rosario, la prohibición del uso de los agroquímicos que contengan ese herbicida avanza en la provincia de Entre Ríos para “asegurar la protección de la salud humana y el medio ambiente”.
El Concejo Deliberante de Paraná prohibió el jueves pasado, en su última sesión de año, la comercialización y aplicación del glifosato en el éjido de la capital entrerriana; a la que se podrían sumar Concordia y Gualeguaychú, donde en los últimos días se presentaron similares iniciativas.
El proyecto aprobado en Paraná, presentado por la concejala Claudia Acevedo (Cambiemos), “prohíbe la utilización, comercialización, circulación y aplicación de cualquier tipo de producto químico o biológico de uso agropecuario, destinado a la fumigación o la fertilización que contenga glifosato y agroquímicos derivados, con el objeto de asegurar la protección de la salud humana y el medio ambiente”.
La medida también condena “la limpieza de todo tipo de maquinarias y equipos utilizados para la aplicación de productos químicos o biológicos de uso agropecuario que contengan glifosato y agroquímicos derivados, como asimismo el tránsito de máquinas de aplicación de dichos productos que no se encuentren descargadas y perfectamente limpias”. A su vez, inhabilita el descarte o abandono de envases de cualquier tipo químico o biológico de uso agropecuario que contengan tal producto.
Además, en los Concejos Deliberantes de Gualeguaychú y Concordia se presentaron iniciativas similares, que apuntan a la prohibición del uso de los fitosanitarios, aunque todavía no fueron tratadas en los recintos respectivos.
En Gualeguaychú, el intendente Martín Piaggio elevó un proyecto de ordenanza que prohíbe, sin excepciones, el uso, aplicación, movimiento, y comercialización de agroquímicos en todo el éjido de la ciudad. Para Piaggio, “un municipio libre de glifosato no sólo implica un fuerte compromiso con la vida, la salud y el medio ambiente del presente, sino también con las generaciones venideras”. El proyecto, a tratar en la próxima sesión del Concejo, se fundamenta en el “principio precautorio”, el cual está incluido en el artículo 4º de la Ley Nacional de presupuestos mínimos ambientales.
En Concordia, el concejal radical Esteban Benítez propuso que se prohíba el glifosato en el éjido de esa ciudad, porque “los efectos nocivos de tal producto ya han sido reconocidos por varios países de la comunidad europea y algunos de ellos lo han prohibido”.
“Lo que espero, en principio, es que se prohíba el uso en la ciudad, sobre todo en parques y jardines, si es que lo utilizan, y luego ver quiénes comercializan y a quién le venden”, anticipó el concejal al defender su propuesta.
Hace dos semanas, Rosario prohibió el uso de glifosato en su éjido urbano, lo que causó la reacción de entidades agropecuarias y de la Bolsa de Comercio locales. Tras el fuerte lobby chacarero, este jueves el Concejo dio marcha atrás con la prohibición.
Para Etchevehere, es bueno
El ministro de Agroindustria de la Nación y ex titular de la Sociedad Rural, Luis Miguel Etchevehere, dice que “el glifosato no causa ningún daño”. Sin embargo, más de 400 pueblos del interior argentino no creen que eso sea tan así y avanzaron en distintos niveles de protección de las poblaciones, en las que no para de crecer el índice de muertes por cáncer.
En una nota del periodista Franco Spinetta, publicada en Página/12, el referente de la Red de Médicos de Pueblos Fumigados, Medardo Ávila Vázquez, señaló sobre las iniciativas para prohibir el uso del glifosato: “Es una respuesta a la enorme cantidad de casos de cáncer. En Concordia, desde hace años que vienen denunciando que tienen muchos casos. Nosotros, en la zona, tenemos estudiada la ciudad de San Salvador, donde hay años que tienen el 50% de fallecidos por cáncer y otros años del 40%. Normalmente, el índice es el 20%”.
“En Gualeguaychú, la municipalidad hizo un estudio que dio un alarmante aumento de los índices de casos de cáncer en personas fallecidas. Eso desencadena estos proyectos”, dijo Ávila Vázquez. Si bien el glifosato está reconocido como una sustancia potencialmente cancerígena por la Organización Mundial de la Salud, en el país es de venta libre y prácticamente no hay restricciones para su uso. “La resistencia se da en los más de 400 pueblos que tienen ordenanzas prohibiendo las fumigaciones. Esto muestra que a nivel local es muy difícil que nieguen el carácter tóxico de este modelo. A los dirigentes se les mueren familiares, amigos, saben cómo está contaminado todo con glifosato. En cambio, a nivel provincial y nacional predomina el lobby de los negocios. Bayer y Monsanto financian campañas del que gana y también del que pierde”, advirtió Ávila Vázquez.