Cuatro especies de aves, más los ejemplares de aguará guazú, los guazunchos y los ciervos de los pantanos fueron declarados monumentos naturales en todo el territorio de Entre Ríos, lo que establece mayores multas y sanciones más rigurosas ante cualquier tipo de lesión, destacó hoy la Secretaría de Ambiente provincial.
Los ejemplares de las aves federal, cardenal azul o frutero azul, tordo amarillo y cardenal amarillo fueron declarados monumentos naturales a través de la Ley 11.078, mientras que los tres mamíferos ingresaron en la protección mediante la norma 11.079.
El cardenal amarillo se encuentra en peligro de extinción producto de la caza ilegal para utilizarlos como ave de jaula, y por la modificación y pérdida del ambiente en el que vive, los bosques del Espinal.
También ese riesgo de desaparecer lo tiene el tordo amarillo, ya que la pérdida de ambientes y prácticas como la caza ilegal, e incendios y fumigaciones donde se construyen sus nidos provocaron que queden pocas poblaciones en el mundo.
En ese marco, Entre Ríos es uno de los hábitats que el ave elige para vivir y reproducirse.
Asimismo, las especies de cardenal azul y federal están amenazadas debido a la pérdida de su hábitat y también por caza ilegal al ser de interés comercial por su belleza ornamental, y de ambas especies quedan pocas poblaciones en la provincia.
El aguará guazú, guazuncho y el ciervo de los pantanos se encuentran amenazados a nivel global de extinción, por la caza furtiva y pérdida de su hábitat.
El guazuncho se ve afectado por la tala de bosques y su reutilización para terrenos de pastoreo, y la caza; el ciervo es la especie autóctona más grande de Sudamérica y sus dos mayores poblaciones se encuentran en Corrientes y en el delta del río Paraná.
Por su lado, quedan pocas poblaciones en Entre Ríos del aguará guazú, una especie considerada «rara» y, por ese motivo, se la caza por atractivo o por temor de mitos creados.
Si bien existían decretos que buscaban proteger a las aves, la cuestión jurídica «básica no estaba bien resuelta, habían sido declaradas por resolución, algo que no es válido para nombrar monumentos naturales», explicó a Télam Alfredo Berduc, director de Áreas Naturales Protegidas.
Según la Ley 22.421, todos los habitantes tienen el deber de proteger la fauna silvestre, conforme a los reglamentos que para su conservación y manejo dicten las autoridades de aplicación.
También, tanto la caza como la tenencia y el tráfico de animales silvestres representan una infracción a las normativas vigentes en Entre Ríos (ley provincial 4.841 y normas complementarias).
Los «productos» de la fauna entrerriana deben tener documentación correspondiente; y la guía de tránsito y certificación sanitaria que garantice estar libre de enfermedades en el caso de provenir de otras provincias.
«Reconocimos que estas especies de aves y mamíferos tienen un índice de peligro para su conservación y una vulnerabilidad dentro de la provincia», indicó Berduc, quien remarcó que «había razones para entender que están en un estado de declinación poblacional».
Por eso, trabajaron en la creación de las leyes junto con las diputadas provinciales Carina Ramos y Silvia Moreno, lo que permite «hacer más rigurosas las multas y consecuencias de lesionar» estas especies.
En ese sentido, el funcionario provincial explicó a Télam que la medida permite destinar recursos «para recuperarlas cuando vienen del tráfico» y, también, para desarrollar contenido educativo y comunicacional y así «darles valor en la sociedad y fomentar su cuidado».
Finalmente, Berduc adelantó que trabajan para elaborar otra ley que proteja por primera vez un vegetal: la palmera yatay, especie emblemática del Parque Nacional El Palmar y de la provincia, y por demás longeva, ya que llega a vivir hasta 700 años.
La palmera es utilizada por la comunidad local para la generación de una gran diversidad de productos alimenticios tales como jugos, cervezas, licores o helados, además de constituir un plato típico de la cultura de esta región.