El mundo del trabajo está en constante cambio con la irrupción de las nuevas tecnologías, pero las leyes que lo reglamentan no se actualizan con la misma rapidez. En esa distancia, entre lo que ocurre en los hechos y el escenario ideal de la Ley, posó su lupa el equipo de científicos del Conicet que trabajan en el Centro de Innovación de los Trabajadores (Citra), un lugar que depende también de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (Umet) en el que confluyen investigadores y sindicatos.
“Nosotros no somos expertos en leyes: investigamos los cambios y las nuevas configuraciones del mundo del trabajo. En esa línea, detectamos qué cuestiones de las legislaciones –que en líneas generales se redactaron hace más de medio siglo– quedaron un poco perimidas”, explica la científica Cora Arias, una de sus integrantes
Desde hace dos años, en el marco del Programa Nacional Ciencia y Justicia, forma parte del equipo que brinda capacitaciones sobre teletrabajo y gestión del trabajo en empresas de plataforma. “El objetivo –señala sobre los talleres, destinados a abogados, jueces, fiscales y miembros de la Justicia en general– es aportar una mirada sociológica sobre cómo se aplican las leyes”.
Una mirada sociológica sobre cómo trabajan las empresas
El Citra fue creado hace cinco años e integró en su composición a un equipo de unos veinte científicos provenientes del campo de las ciencias sociales –politólogos, sociólogos, economistas, historiadores– con el objetivo de crear conocimiento para responder a demandas de la sociedad relacionadas con el mundo laboral.
De ese impulso nacieron las capacitaciones que ahora están brindando para el ámbito de la Justicia, que ya se realizaron en el Colegio de Abogados de San Isidro y en el Colegio de Abogados de Córdoba. Los científicos que participan de las capacitaciones, además de Arias, son Marta Novick, Julieta Haidar, María Noel Bulloni, Andrea Del Bono y Nicolás Diana Menéndez: todos investigadores del Conicet en el Citra.
“Hasta ahora, brindamos capacitaciones sobre el trabajo de plataformas, algo muy novedoso sobre lo que se conoce muy poco, y también sobre teletrabajo. Lo que nosotros quisimos brindar a la Justicia fue una mirada sociológica sobre cómo se trabaja en las empresas que tienen esas características y qué particularidades tienen esos ámbitos”, explica Arias.
Esa mirada sociológica la fueron configurando a fuerza de recolección de datos, entrevistas con trabajadores, sindicatos y empresarios, observaciones en lugares de trabajo, análisis de las reglamentaciones, encuestas cuantitativas y cualitativas en los diferentes ámbitos, monitoreo de las relaciones entre trabajadores y empresas.
“La mirada sociológica es una mirada situada, de cómo funciona verdaderamente la praxis del trabajo. La legislación se basa en supuestos, que en la mayoría de los casos son ideales: a partir de los datos de nuestras investigaciones analizamos cómo se aplica realmente esa ley, cómo funciona en los distintos espacios y qué hay que tener en cuenta a la hora de poder pensar en la aplicación de esa legislación. Y toda esa información, tener ese detalle pormenorizado, con una perspectiva además comparada con lo que sucede en otros países, es muy útil para quienes tienen que actuar frente a los conflictos que se suscitan”, explica Arias.
Un problema con más de 40 años de antigüedad
Los cambios que viene experimentando el mundo del trabajo se aceleraron cuarenta años atrás. Hasta 1970, el modelo de trabajo hegemónico era fordista: se basaba en un trabajo formal, asalariado, generalmente en fábricas.
Las transformaciones de ese modelo se suscitaron de la mano de los avances tecnológicos: con las computadoras, internet y la inteligencia artificial, los procesos productivos sufrieron modificaciones inéditas que impusieron nuevas modalidades de trabajo. Además, comenzaron nuevas maneras de contratación, como la tercerización, se estableció el trabajo en plataformas y también el surgimiento de la economía popular como otra forma de ordenar el trabajo.
“Si bien el trabajo formal de fábricas hoy continúa existiendo, coexiste con otras modalidades de trabajo”, señala Arias.
“El trabajo se modificó porque las empresas o los sectores dominantes también se modificaron. Hoy las empresas vinculadas a la generación de datos, las empresas 3.0, Apple, Google, son los que están marcando la forma en la que se organiza el trabajo en el mercado. No es lo único ni lo que más existe, pero al ser los grandes jugadores del capitalismo, imponen al resto de los trabajadores esas modalidades de contratación, de organización de los procesos productivos y de gestión de la fuerza de trabajo. Hoy tenemos trabajos de empresas tecnológicas de punta conviviendo con talleres clandestinos de costura, no solo en Argentina sino en todo el mundo. Es una diversidad tan grande el mundo del trabajo y hay tantas formas distintas en las que se organiza, que a eso nos referimos cuando decimos que el trabajo se está transformando”.
El cambiante trabajo de las plataformas
Esa convivencia de distintas maneras de movilizar la fuerza de trabajo y de generación de valor hace que no solo las leyes, sino también las categorías mismas de análisis se modifiquen y deban ser repensadas al calor de los cambios. “El trabajo de las plataformas, por ejemplo, es tan cambiante que nunca podemos conocer al universo completo», señala Arias.
«Hoy los trabajadores son diez, mañana veinte, pasado treinta, y eso es todo un desafío para nosotros. No es lo mismo que hace treinta años, que si queríamos hacer una investigación sobre la empresa Volkswagen nos acercábamos y sabíamos quiénes eran los trabajadores, de 9 a 18 sabíamos dónde encontrarlos. Ahora, como investigadores, estamos obligados a pensar nuevas formas de acceder a los datos. Son desafíos, estamos en constante movimiento y reflexionando y modificando todo el tiempo”.
En el medio de ese mundo vertiginoso que asoma en los lugares de trabajo, las y los científicos del Citra visualizaron que las leyes también debieran aggiornarse. “En 2019, cuando hicimos la primera capacitación dentro del Programa Ciencia y Justicia, nos asombramos del desconocimiento que existe en torno al fenómeno del trabajo en plataformas”, recuerda Arias.
“Ahí nos dimos cuenta de que las investigaciones en ciencias sociales tienen mucho que aportar a la Justicia. Fue un éxito y todos entendimos eso: la complejidad del mundo requiere que desde todas las disciplinas estemos pensando y aportando en conjunto desde nuestra especificidad para entender lo que está pasando. La idea es continuar con este tipo de actividades generadas a partir de las investigaciones científicas y pensar más dinámicas que tengan impacto en la sociedad”, concluye Arias.