El Ministerio Público de la Acusación (MPA) informó que el hombre cuyo cadáver encontraron la mañana del miércoles pasado en la zona de calle Colombres y Jauretche, en el sudoeste de Rosario, se llamaba Mario Alberto Álamo, tenía 39 años y era oriundo de la provincia de Córdoba.
La información oficial indicó, con datos preliminares de la autopsia, las versiones sobre marcas de tortura en el cuerpo. El cadáver, sí, tenía indicios de escoriaciones leves y el orificio de un disparo de arma de fuego en zona de la nuca. Esto último, señala el informe, fue la causa de la muerte.
Álamo había llegado a Rosario el martes anterior a su asesinato. Eso se desprende del parte oficial y de los pedidos de paradero de sus familiares en redes sociales, quienes difundieron el alerta de su desaparición desde la localidad cordobesa de Monte Buey donde vivía. Lo describieron como corpulento –lo apodaban «Tarzán»– y de 1,80 metro de altura.
Según informó Fiscalía, el hombre habría llegado a Rosario desde Monte Buey, de donde era oriundo, el mismo martes 26 de marzo.
Monte Buey es una pequeña localidad del departamento Marcos Juárez de la provincia de Córdoba, situada a 170 kilómetros al oeste de Rosario. «Se estima que la data de fallecimiento sea de la noche del 26», añadieron las fuentes, y agregaron que llamaron a declarar a familiares para esclarecer el hecho.
Horas después de que arribara por propia voluntad o forzado a la ciudad, calculan que en la noche de ese día, lo mataron. Encontraron su cuerpo alrededor de las 10 de la mañana siguiente en un terreno descuidado del sudoeste rosarino. El hombre no tenía antecedentes penales, dijeron los voceros judiciales y policiales. Mientras, los motivos de su asesinato siguen siendo una incógnita.
Un terreno descuidado
Encontraron el cuerpo de un hombre asesinado en baldío de zona sudoeste
Estaba a pocos metros del club de fútbol infantil Loma Negra y a media cuadra de la escuela primaria Victoriano Montes y la técnica 346. Eso es a unos 40 metros hacia el oeste de calle Larralde al 3400. Es un descampado que se extiende sobre dos manzanas en barrio Godoy por el cual los vecinos, ante los medios que fueron a cubrir el hecho, se refirieron enojados.
Sobre calle Larralde son patentes los desechos: plásticos, bolsas y hasta televisores rotos, todo separado de la calle por una zanja con agua podrida.
El miércoles pasado, poco después de que encontraran el cuerpo de Álamo, algunos aseguraron haber escuchado detonaciones a las 22 del día anterior y a las 2 de la madrugada. describieron en dicha oportunidad las fuentes policiales sobre las primeras declaraciones recolectadas en la zona. Un hombre que buscaba entre la basura del lugar fue quien alertó, a media mañana del miércoles, sobre el cuerpo.
El aviso llegó a Sebastián, quien según vecinos es una especie de sereno del terreno. A las 10.30 llegó al lugar un móvil del Comando Radioeléctrico. Luego el fiscal Florentino Malaponte, a cargo del caso, ordenó medidas al personal del Gabinete de Criminalística y de la División de Homicidios de la PDI. A simple vista, los pesquisas determinaron que el cuerpo presentaba un disparo a la altura de la nuca. Cuando levantaron el cadáver hallaron una vaina servida calibre 9 milímetros, la cual será peritada.
El encargado del terreno, contó a los investigadores que el martes el cuerpo no estaba en ese lugar mientras que un vecino agregó que a las 2 llamó al 911 porque escuchó detonaciones. Este hombre aclaró a los uniformados que si los policías patrullaron la zona, no podrían haber visto nada porque el cuerpo se camuflaba entre la basura y los matorrales, describieron las fuentes policiales.