La colombofilia –o cría y adiestramiento de palomas mensajeras– todavía mantiene a sus fanáticos en la ciudad. Aunque está lejos de ser una actividad masiva, unas 100 personas forman parte de los dos únicos clubes que existen en la actualidad: la Mensajera Rosarina y la Asociación Colombófila de Rosario Zona Sur. Esta práctica que se lleva adelante desde la antigüedad, que tuvo su desarrollo en la edad moderna en Bélgica y que llegó al país hace unos cien años, volvió a la luz esta semana tras descubrirse en un allanamiento a viviendas en el barrio La Granada vinculadas a la familia Cantero que había, además de dos túneles, un palomar con cuatro palomas que fueron catalogadas como mensajeras. Esto hizo que se especulara con que podrían haber sido usadas para transportar droga, hipótesis que fue desmentida categóricamente por los criadores de esta ave que es usada en distintas competencias a lo largo de todo el país.
El presidente de la Asociación Colombófila de Rosario Zona Sur, Enrique Fachetti, contó que la cría de palomas mensajeras fue traída a principios de siglo por los belgas, auténticos pioneros. “Estos primeros ejemplares llegaron a la ciudad de Zárate y desde allí se empezó a difundir la práctica en todo el país. En la actualidad somos unas cien personas en la ciudad y quedan dos clubes. La asociación más vieja se llamaba La Rosarina y cerró hace ya varios años. En este tiempo la cantidad de gente que sigue esta disciplina es estable, si se van dos llegan dos, se mantiene como una especie de equilibrio”, destacó.
Son de acá
Sobre el probable uso de palomas para transportar droga, el criador contó que –tras ser consultado por la Policía en el marco de los allanamientos realizados el último martes en la zona sur de la ciudad– “las palomas halladas no habían nacido en ese lugar”. “La Policía me entregó el número de las palomas y son de palomares de acá de Rosario. Las palomas lo que tienen es que vuelven a su casa, no es que se pueden enviar a domicilio. Entonces en este caso puntual es imposible porque no son palomas nacidas ahí ni volaban en la zona”, señaló.
“La paloma siempre vuelve a su lugar de nacimiento, tiene ese registro de memoria. Nosotros en esta época las usamos para carreras. Son enviadas en camiones, por decir un lugar a Mar del Plata, y vienen volando desde ahí hasta tu casa, adonde nació. Se podrían usar para transportar drogas si yo le doy a una persona para que me lleve las palomas a Mar del Plata, les pongan un poquito de droga en las patas en esa ciudad y las manden de vuelta, eso sería lo único, pero es muy complicado”, agregó.
Más adelante, Fachetti afirmó que el uso de palomas mensajeras para transportar drogas es algo que está instalado en el imaginario colectivo pero difícil de llevar a la realidad. “Imaginate que con cuatro palomas ¿qué droga van a poder transportar? Las palomas pesan 400 gramos y podrán transportar 20 o 30 gramos pero insisto, tienen que nacer ahí y en este caso no son palomas nacidas ahí”, insistió.
“La paloma no va a ningún lugar porque no entiende, ellas van solas. Nosotros formamos un grupo donde largamos 3 mil palomas que van en camiones especiales. Vamos un sábado, por ejemplo, al club nuestro, cargamos las palomas en el camión, se viaja toda la noche, a la mañana se las larga y cada una va a su casa. Si uno criaría palomas y se las da a alguien que va a Santiago del Estero, por ejemplo, ahí pueden cargar un poquitito de droga para que vuelvan a tu casa pero acá eso no existe. Este caso seguro que no tiene nada que ver, era más fácil transportarla en un auto”, señaló.
El experto contó que está en la actividad hace más de 20 años y que por año cría unos 100 pichones. “Muchos después en las carreras se pierden. Es un deporte muy importante en lugares como Bélgica. Acá se hacen campeonatos legalizados y cada club tiene su personería jurídica. En una época dependía del Ejército porque allí las usaban mucho”, destacó.
“Nosotros tenemos palomas sanas porque si no no podrían volar. Toman una medicación veterinaria, las nuestras están curadas y no están sueltas. Tienen una hora y media de entrenamiento diario y después están siempre en el palomar”, concluyó.
Una carrera en la altura y con velocidades asombrosas
La carrera de palomas es un deporte donde se libera animales especialmente entrenados para la competición en velocidad de regreso a sus nidos desde una distancia cuidadosamente medida. El tiempo que le toma al ave para cubrir la distancia especificada es medido y la velocidad del viaje es calculada y comparada con la de todas las otras palomas participantes en la carrera para determinar cuál animal regresó a mayor velocidad.
La ganadora de una carrera de palomas es el ave con la velocidad más alta, es decir, la distancia volada dividida entre el tiempo que demoró. Las carreras son a menudo ganadas o perdidas por diferencias de segundos, y para su medición se han desarrollado muchos aparatos de registro del tiempo. El método tradicional de registro de tiempo involucra a anillos de goma que se colocan en un reloj especialmente diseñado, mientras que los desarrollos más novedosos usan etiquetas especiales para registrar el tiempo de llegada.
El presidente de la Asociación Colombófila de Rosario Zona Sur, Enrique Fachetti, contó que “la paloma cuando llega tiene un chip en la pata que marca la hora de llegada”.
“Las palomas tienen un entrenamiento diario, un alimento especial, tenemos veterinarios, es un deporte, como un hipódromo. Está el buchón también que las hace bajar antes para no perder tiempo. Las palomas vuelan a unos 400 y 500 metros y hay carreras que llegan a ir a 130 kilómetros por hora con viento a favor”, afirmó.