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“Es el riesgo el que mueve al arte”

La actriz Daniela Vega, protagonista de “Una mujer fantástica” y Maite Lanata, quien forma parte del elenco de la novela de Telefé “100 días para enamorarse” participaron de la charla “El cine y la TV como expresión de la diversidad”

“Estamos en un momento en el que las feminidades y las masculinidades se están cuestionando entre sí, interactuando con las diferentes formas de entender el género y la sexualidad”, contextualizó la actriz chilena Daniela Vega. La charla en el Cine Público El Cairo había empezado hacía ya un rato. Las 11 de la mañana fue el horario previsto, pero la fila (repleta de jóvenes) en la puerta comenzó a formarse un rato antes. La entrevista abierta titulada “El cine y la TV como expresión de la diversidad”, enmarcada en la edición número 25 del Festival de Cine Latinoamericano Rosario, tuvo como protagonista a dicha actriz, quien ocupa el rol central en la película Una mujer fantástica ganadora del Óscar a mejor película extranjera y a Maite Lanata actriz de la telenovela de Telefé 100 días para enamorarse.

“El cine, como todo arte, cuestiona las cosas que ocurren o que podrían ocurrir. Y estos personajes que nos ha tocado interpretar cuestionan justamente lo masculino y lo femenino y dónde están esos bordes, esos límites y si se pueden o no difuminar”, dijo Vega en un panel moderado por el periodista Leandro Arteaga y Esteban Paulón, subsecretario de Políticas de Diversidad Sexual del Gobierno de Santa Fe.

La velada contó también con la presencia del Gobernador de la Provincia de Santa Fe, Miguel Lifschitz, quien entregó a las protagonistas un presente, la directora del Centro Audiovisual Rosario, Valeria Boggino y el secretario de Comunicación Social de Santa Fe, Horacio Ríos.

Las narrativas

En Una mujer fantástica Vega personifica a Marina, una joven camarera aspirante a cantante que planea un futuro junto a Orlando, su pareja. Después de una noche de fiesta, él muere y ella debe enfrentar las sospechas por su muerte y el hecho de que su condición de mujer trans supone para la familia de Orlando una completa aberración.

“Marina está conectada con el amor, el rechazo y la vida-muerte, que es algo que todos vamos a experimentar, hemos experimentado o estamos experimentando. En el fondo es un personaje que está en constante transformación igual que todos”, apuntó la también cantante. “Transicionar es recorrer la vida, nacemos como un bebe y morimos como abuelitos si tenemos suerte. Y ese tránsito se genera también en el cuerpo”, apuntó.

Por su parte Maite Lanata personifica a Juan, un chico trans que vive en el desarrollo de la novela su cambio de género. “Hay tantos géneros como personas. Cada uno tiene un género propio”, dijo la joven actriz. “Siento la responsabilidad de contar la historia tal cual puede llegar a ser sin caer en estereotipos. Creo que la actuación sirve para expresar necesidades sociales, que el arte es una forma de transmitir”, agregó.

Contestando la pregunta sobre qué fue lo que la impulsó a actuar, Vega lanzó: “Salvar mi vida”. Y explicó: “Yo me hice artista por intentar salvar mi vida, pensé primero en eso y lo que ocurrió después fue una explosión de amor. Estoy agradecida a la gente que ve las obras que hacemos, que se cuestiona lo que son, lo que sienten, como lo sienten y hasta donde podemos llegar”.

“Como artista me metí aquí porque me sentí segura, empujada por la situación. Hace 15 años atrás hice mi cambio de género y el mundo era distinto. Era una forma diferente de entender la sociedad, de entender los feminismos. Realmente lo que mueve al arte es intentar entenderse entre los seres humanos. El arte es una llave maestra que puede abrir cualquier corazón y dejar que entre inevitablemente la luz y nos puede permitir ver o al menos soñar qué vamos a hacer mañana”, dijo Vega.

En una parte de la extensa charla en la que el público también participó con sus preguntas, Lanata hizo hincapié en la importancia de que las temáticas de género y diversidad se toquen tanto en cine como en televisión: “Los medios audiovisuales lo hacen desde un lugar más humano. La llegada teórica es muy importante pero cuando se muestra un personaje que transita por eso los prejuicios se van. Creo que mostrar estos dos personajes de esta forma, que llegan de esta forma al público, generan una divulgación más humana. Poner un personaje así en el prime time fue arriesgado”.

“Es el riesgo el que mueve al arte”, apuntó más tarde Vega. “Yo diría que el arte es arriesgarse porque el arte es la vida. La obra artística está incompleta siempre y la completa el espectador que también se arriesga a involucrarse, a seguir estas historias y a sentirlas”, agregó.

Para graficar las dificultades o desafíos que le generó personificar a Juan, Lanata contó que cuando comenzó a reunirse con Lautaro, quien la ayudo con el trabajo contándole cómo vivió él su cambio de género, tenía prejuicios sobre qué preguntar y qué no. “Me daba vergüenza preguntarle algunas cosas que me daba duda. Tenía el prejuicio de qué podía molestarle”, reconoció. “Hasta que me di cuenta que Lautaro hablaba de todo. En eso aprendí a no tener miedo a preguntar, con respeto, pero preguntar”.

También reconoció que le fue difícil interpretar el sentimiento que tenía Juan cuando se miraba al espejo sin reconocerse. “Fue difícil. Quería que no sea actuado falsamente. Cuando se logró, me sentí muy orgullosa por sentirlo”.

Por su parte Vega aporto a su personaje el gusto por la lírica. “Y que Marina es rebelde pero no se puede ser rebelde sin antes ser digno y la dignidad es lo que mueve a Marina y es lo que yo traté de hacer. Cuando podías desaparecer en una esquina y nadie preguntaba por ti. Traté de dignificar lo que más pude mi paso por la vida. Y traté de darle a Marina esa dignidad y esa rebeldía. Creo que todos tenemos ese tema de la dignidad y la rebeldía como un fundamento de la existencia. El resto es ficción, un personaje que conecta con emociones que ponemos como seres humanos al servicio de otros seres humanos. Hablamos de muerte, amor, dignidad, resistencia, la vida misma”.

Correr el cerco

“Las personas que hemos estado históricamente en el borde, cuando pasamos al centro de la atención, hablo de mujeres Cis y transgénero, de personas con discapacidades físicas y cognitivas, de personas que han tenido escasa educación emocional, todas esas personas que hemos estado en el borde por alguna razón particular y logramos ir hacia el centro terminamos por generar discusiones”, dijo la artista oriunda de Santiago de Chile y opinó: “Creo que desde el borde, desde correr el cerco para ampliar la mirada uno puede construir eso que pensó que le faltaba en el inicio, que en realidad no faltaba pero estaba prohibido y hoy ya no. Y si no está prohibido hoy no es solamente porque hay artistas haciendo cosas sino que es una lucha constante, colectiva que se ha dado en muchísimos años”.

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