“La esencia de Batman es la defensa del bien sobre el mal, pueden cambiar los efectos especiales, los trajes o las armas, pero lo que trata de hacer el héroe es eso: tener buenos actos, ser buena persona, no tiene superpoderes y eso lo hace parecido a cualquiera de nosotros”, afirma Alberto Puente, el rosarino que cuenta con una de las mayores colecciones sobre el hombre murciélago del país.
En su blog Batmaníaco recibe más de cien consultas diarias de los lugares más insólitos del planeta, de otros coleccionistas que buscan objetos únicos como el busto de Shakespeare que Bruno Díaz accionaba para acceder al batitubos o un Batman robot de origen japonés de 1966 que ya no se consigue.
Puente, de 49 años, espera ansioso el estreno de la última película que cierra la trilogía de El Caballero de la Noche, dirigida por Christopher Nolan que tiene en la piel del hombre murciélago a Christian Bale. “Pero mi Batman será por siempre Adam West; con él crecí mirando en blanco y negro la tele y empezó las historietas. El tema de comenzar a coleccionar comenzó en el 89, cuando Tim Burton rescató a Batman e hizo una película con un personaje más oscuro, similar al del comic”, señala Puente.
En las vitrinas de la casa del coleccionista cada estante tiene Batman de todas las épocas, articulados. También una buena cantidad de Robin. Hay distintas variedades de batimóviles, las mutaciones que sufrieron las máscaras y los trajes del héroe; lanchas, motos, helicópteros, aviones, anillos, cartas, loncheras, libros, revistas, los 120 capítulos que se realizaron para la televisión entre los años 66 y 68 y dos de sus objetos preferidos: la tapa de la revista Life con Batman en la portada autografiada por el mismo Adam West, y un batibumerang también con su firma. También están las réplicas de los villanos como el Acertijo, el Guasón, Gatúbela o el Pingüino.
“Al comienzo fue complicado, no existía internet y tuve la suerte de conseguir un libro que me sirvió de guía para saber qué cosas eran de valor y cuáles podrían ser truchas. Fui aprendiendo y mucho me ayudó el que más sabe de Batman en la Argentina, que es Walter Almada, quien me enseñó varios secretos. Él conoció personalmente a Adam West y se hicieron amigos; cuando supo de mi blog y las cosas que tenía, me envió de regaló el cuadrito con la tapa de la revista Life con la firma de West. Hay otro argentino viviendo en Miami, Sergio Goldvarg, que tiene uno de los seis batimóviles originales que se usaron en la serie”, contó, entusiasmado, el coleccionista rosarino.
Sin embargo, uno de los objetos más queridos es un karting batimóvil de la empresa Broadway, que fue la que inventó las bicicletas plegables en la Argentina. “Tendría 7 u 8 años cuando vi ese karting en Dominicis, era muy caro, tenía luces adelante y en la sirena. Salieron muy pocos a la venta. Con el paso de los años, y ya con internet, encontré uno en muy mal estado que lo ofrecía una personas de Lomas de Zamora. Lo compré, me llegó en un Chevallier y de ahí un chapero amigo hizo maravillas. Quedó como el original, con la pintura, el cromado, la palanca de cambio original, los detalles como aquél de la década del 70 que veía en la vidriera”, detalla.
Al blog ingresan más de cien visitas diarias de todo el mundo. “Es una herramienta de consulta para coleccionistas de Batman, donde está la historia de cada artículo que tengo en vitrina. Todo lleva un tiempo de conocer, informarte, esa experiencia está volcada en mi página. Al principio es fácil porque vas comprando lo que no tenés, pero luego llega un momento que se comienza a hilar fino y vas más atrás en el tiempo para conseguir cosas originales. Para eso hay que viajar a Estados Unidos o visitar el sitio de internet Ebay para conseguir piezas exclusivas, como por ejemplo un Batman robot, japonés, o una Batichica, que se hicieron en el año 67 y después no se fabricaron más. Hay muy pocas de estas en el mundo dando vuelta. Por el Batman robot me ofrecieron un Renault Clío…”, señaló Puente.
Cuando explica su pasión por el superhéroe, el coleccionista asegura que de chico leía las historietas y no se perdía un capítulo de la serie que protagonizaba Adam West junto a Burt Ward, como Robin: “Mi Batman es Adam West, pero obviamente pasan los años y uno sigue fantaseando con el héroe; ahora con la trilogía de El Caballero de la Noche y la expectativa con la última de la saga, con la dirección de Christopher Nolan y la interpretación de Batman de Christian Bale, seguramente tendrá un broche espectacular; también me gustaron las dos de Tim Burton, la primera en el 89 y la segunda en el 92, que fueron buenas y no así las dirigidas por Joel Schumacher: Batman Forever, del 95, y Batman y Robin, del 97, que apuntaron a un público más infantil y fueron sin dudas las más flojas a mi criterio. Esta última trilogía muestra a otro Batman, más oscuro, más terrenal, cómo sacrifica al héroe para salvar vidas humanas. Batman siempre me gustó, entre otras cosas, porque no tiene superpoderes, es más humano, también con temores. En 1966 no hubiera imaginado vernos con una trilogía como ésta, con los efectos especiales que hay hoy, los cambios que fue teniendo su traje, sus armas, los accesorios, una máscara con visión nocturna, el batimóvil y las mutaciones que fue teniendo con el correr de las novedades tecnológicas. Van pasando las generaciones y la industria va actualizando al héroe. En el 66 era un Batman más naif, como lo éramos los niños de entonces, jugando a las bolitas en la calle, hoy los chicos están todo el día frente a una pantalla, ahora se vive otra infancia”.
A la hora de referirse a los enemigos de Batman, Puente tiene sus preferidos liderados por el Guasón, luego el Pingüino y el Acertijo, pero una de las estrellas de la vitrina de su colección es una Gatúbela idéntica a “la sensual Julie Newmar que la interpretaba en los 60, con el látigo en mano; también tengo una Batichica que sólo se editó en el 68 y hay muy pocas”, explicó, mientras ahora escucha ofertas por su infinita colección.
