Es necesario sanar el pasado para disfrutar plenamente de nuestras vidas. Es una tarea que debemos realizar si queremos emprender el camino hacia nuestra crecimiento personal, transformándonos a cada momento, evolucionando tal y como lo hace una semilla. Para emprender este camino de transformación se hace necesario sanar nuestro pasado, hacer las paces con él. De nada sirve rememorar una y otra vez situaciones que ya no son partes de tu vida, ya sea que se trate de experiencias agradables o, por el contrario, experiencias dolorosas.
Al revivirlas sólo quedas atrapada/o en tu mente que insiste en llevarte hacia algo que ya sucedió. Nada nuevo puede llegar a tu vida si vives mirando por el espejo retrovisor, sólo las novedades y progresos sucederán si te ubicas en el Presente, en el Aquí y Ahora, en ese momento en el cual el futuro aún no llegó y el pasado se ha alejado de tu vida.
Sólo después de ser consciente de ese instante en el que vivimos, el presente, una nueva oportunidad puede llegar a ti. Si te cuesta centrarte en el presente es porque aún no has resuelto tus temas pendientes. Lo mejor que puedes hacer es enfrentarlos, sanando el pasado, dejando de lado viejos miedos que te atan, liberándote de todo resentimiento, angustia o dolor hacia situaciones pasadas que hayas atravesado en tu vida.
El resentimiento puede surgir de volver a re-vivir alguna situación que te causó dolor en tu vida, si tu mente continuamente rememora tu pasado, quedas atrapado/a siendo una víctima de las personas o situaciones que te causaron algún dolor. Si decides que ya fue suficiente, deja atrás todo lo que te haya causado dolor. Sana tu pasado. Libérate de él, perdónate y perdona a quienes te hayan lastimado o decepcionado con su actitud.
Cierra todo proyecto que no prosperó, tal vez algún proyecto de nuestra carrera profesional en el que pusimos expectativas y simplemente no se plasmó. Libéralo y sánalo, deja ir esa situación, tú ya no eres más esa persona por la simple y sencilla razón que te encuentras en el Presente, en el Aquí y Ahora.
Esa persona que fuiste ya no existe más que en tu mente, sólo con la mente puedes regresar al pasado, por lo tanto, cierra todos los “¿Y si hubiera dicho y hecho esto otro”? lo cierto es que no lo hiciste y eso te llevó a una serie de elecciones que en su momento consideraste apropiadas, dadas las circunstancias que atravesabas ¿Qué sentido tiene preguntarte una y otra vez por aquel proyecto que no fue? Sólo desgasta tu propia energía y quita las posibilidades de vivir en plenitud el presente.
El Reiki es un sistema energético que brinda a la totalidad de nuestro cuerpo, mente y emociones el equilibrio necesario para lograr ubicarnos en el Hoy, medita o simplemente ten en cuenta los cinco principios del Reiki, recuerda que comienzan diciendo: sólo por hoy…
A través del Reiki podemos sanar el pasado, trasmutar todas esas emociones negativas como la ira, la duda, la inseguridad o el resentimiento por emociones con una energía más saludables como el perdón, la compasión, el amor, la confianza y la seguridad en uno mismo/a. Nos ayuda a liberar con la energía del Amor Compasivo toda situación pasada, abriéndonos y trasmutando la energía negativa que se encuentra atrapada en nuestro interior y nos impide disfrutar completamente del presente.
El Reiki nos otorga la fortaleza necesaria para poder establecer límites a otros, en caso de ser necesarios, ayudándote a descubrir tu seguridad y confianza en ti mismo/a, en tus propias capacidades de superación y de evolucionar realizando un aprendizaje de todo lo vivido.
A través del Reiki podemos llevar adelante nuestra propia transformación ya que este método nos permite trabajar sobre nosotros mismos, sobre nuestras carencias, miedos o limitaciones enviando energía a una situación vivida en el pasado y equilibrar cada uno de los chakras que se encuentran desarmonizados. De este modo, recuperamos el normal equilibrio de nuestro ser. Nos lleva al encuentro de nuestra paz interior.
Para lograr nuestra propia sanación y transmutación del pasado debemos ser compasivos, tolerantes y muy pacientes con nosotros mismos y las demás personas con las cuales hemos interactuado, logrando así crecer y perfeccionar nuestros dones, nuestras propias capacidades que nos hacen ser individuos únicos.
Puede que a menudo sientas que existen experiencias que se repiten en tu vida. Alguna situación pasada no ha sido resuelta y es muy probable que no hayas aprendido la lección que se encierra en ella; como consecuencia de ello, puede que te veas envuelto en situaciones similares con una misma persona o con otras como si se repitiera la misma escena. Debes preguntarte ¿qué aprendizaje me aporta esta experiencia?, ¿qué emoción me bloquea y me impide resolver esta situación?
Libérate del pasado sanándolo, siéntate, medita, reflexiona acerca de la importancia de aprender a no vivir pendiente de nuestro espejo retrovisor. Si miramos nuestra vida a través de él, sólo atraes la misma energía de esa situación que quieres evitar repetir, o aquello a lo que temes, claramente el pasado te impide mirar desde una nueva perspectiva esta situación.
Ello no significa que estamos de acuerdo con lo ocurrido, sanar el pasado es establecer límites claros al otro para poder estar en armonía y mantener mi equilibrio y bienestar interior, priorizándome como ser humano. Sanar el pasado es recuperar mi autovaloración, mi confianza en mí mismo y en mis propias capacidades de superación que me permiten crecer y fortalecerme.
De este modo, dejo de ser víctima del pasado, recupero mi propio valor y poder interior, soy un nuevo ser que habita en el presente y es en él donde construyo y decido qué es lo mejor para mí en cada momento. Me centro en mí mismo a través de la respiración, siendo consciente de ella, y recupero así la confianza en mí. Lo mejor que puedes hacer es aquietar tu mente, serénate y ríndete a lo que Es, acepta lo sucedido. Ello no significa conformarnos y bajar los brazos con resignación, por el contrario, aceptar lo sucedido me permite encontrar un aprendizaje en lo vivido. Aceptar es ayudar a sanar el pasado, implica que sé que en su momento hice lo mejor que pude y me dispongo a ver en el Presente las posibilidades que tengo de mejorar mi situación.
Esas posibilidades no se encuentran en el pasado y ciertamente no están en el futuro que aún no has vivido, es en el presente donde podemos conectarnos con nuestras capacidades que poseemos o descubrir cuáles dones podemos desarrollar para resolver, sanar y mejorar tu vida.
Así, para que algo nuevo llegue a tu vida, ya sea una oportunidad laboral o una posibilidad de mejorar tus relaciones afectivas, debes aprender a sanar el pasado. El Reiki es la herramienta con la que puedes atreverte a hacerlo, siendo agradecido a esa situación del pasado y te permite realizar un aprendizaje de ella, asimismo, liberas con ello la energía negativa que te bloqueaba y estancaba al pasado y te concede la oportunidad de crecer a través de las dificultades y darte el valor necesario de edificarte a ti mismo.