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“Es sabido que Sandro tenía un cariño especial por esta ciudad”

Por Graciana Petrone. Así lo dijo el curador Miguel Salade, al explicar que la exhibición en Rosario es la mayor. Estará hasta el 17 de abril, en el CEC. “Hay mucha emoción, las chicas entran y salen quebradas”, dijo el organizador de la muestra.

sandro-dentro1Quienes visiten la muestra “Yo, Sandro”, que arrancó el viernes y hasta el 27 de abril permanecerá abierta en los galpones del Centro de Expresiones Contemporáneas (CEC), de Paseo de las Artes y el río Paraná, deberán prepararse para la adrenalina y la emoción. Se trata de una invitación especial para los admiradores de Roberto Sánchez y para todos los que gusten del arte y el coleccionismo, ya que se encontrarán con elementos únicos, invaluables e históricos como son audios inéditos del trovador, discos de oro y platino, fotos desconocidas, gigantografías y, entre otras cosas, los premios Gardel que cosechó el “ídolo de América” durante su carrera. Sin embargo, uno de los momentos más impactantes del recorrido es la sala en donde está el vestuario que usó el Elvis argentino en muchos de sus espectáculos.

Si bien ya se hicieron dos exposiciones sobre el ídolo, una en Buenos Aires y otra en Mar del Plata, el curador y director de la muestra, Alejandro Salade, aseguró a El Ciudadano que la de Rosario tiene un matiz especial: “Es sabido que Sandro sentía un cariño especial por esta ciudad y que por eso comenzaba sus giras acá y luego las continuaba en Buenos Aires. Por eso, el que venga en esta ocasión va a ver cosas que no encontró en las otras”, reveló.

Salade también aseguró que el legado que dejó el artista es invaluable y tan extenso que hay momentos en que se ve obligado a rechazar algunas cosas, que podrían componer una muestra aún mayor.

Pero lo que se puede ver es aun más que mucho. El valor de los elementos personales, los atuendos y manuscritos del Gitano que se muestran en “Yo, Sandro” es incalculable, no sólo porque no hay réplicas, como en el caso de los discos de oro y platino, sino por su valor sentimental y simbólico. En especial, el lugar más impactante de la exhibición es donde están las batas que usaba el cantante en sus recitales y otros atuendos inconfundibles que vistió en sus comienzos como artista, cuando formaba parte del grupo Sandro y los del Fuego. Algo ahí flota en el aire y produce vibraciones intensas que no son fáciles de explicar.

“Hay mucha emoción, las chicas entran y salen quebradas, aunque es ese uno de los grandes objetivos de la muestra: provocar emoción porque Roberto era eso, pura emoción. Acá está su ropa, las cosas de su casa por lo que también está su espíritu”, dijo Salade. Y es cierto, algo flota en el aire y genera vibraciones intensas que no son fáciles de explicar.

sandro-3Olga Garaventa, viuda del Gitano, estuvo en Rosario para la inauguración de la muestra y contó a este diario que, lejos de los celos, no tiene más que palabras de agradecimiento para con las admiradoras de su marido: “Me tratan con respeto y gran cariño. No es fácil este lugar, ¿a quién no le gustaría estar en mi lugar?, pero gracias a Dios, o es una bendición o la protección que Roberto me ha dejado, que camino muy tranquila por la calle”.

Entre trajes brillantes, fotos gigantes y una grabación en la que Sandro le hablaba a sus fans, Olga contó que la vida que llevaba el ídolo era como la de cualquier hombre común, o mejor dicho, la de cualquier artista que vivía para su música, para cuidar su voz, para componer o para crear poemas que al poco tiempo de ser escritos pasaron a ser las canciones de Sandro, esas que todos cantaron alguna vez, de memoria y sin dudarlo, porque simplemente fueron y son parte del imaginario popular.

En su casa de Banfield –a la que él llamaba su fortaleza y en la que tenía un estudio de grabación que seguramente no tiene nada que envidiarle a los de las grandes discográficas–, Sandro empezaba todos sus días de la misma manera, casi como un ritual: “Se levantaba después del mediodía, se ponía sus joggings y sus zapatillas, merendaba, se iba a su escritorio, se ponía a trabajar o a ordenar papeles. Era un vida como la de cualquier otro, muy sencilla”, recordó Olga.

sandro2Las “nenas”, como llamaba Sandro a sus admiradoras, podrán entonces encontrarse con una parte esencial de la vida del Gitano en esta muestra que estará en la ciudad durante casi un mes y cuya entrada tiene un valor de 30 pesos, monto que puede ser insignificante para los amantes del cantante, quienes podrán escuchar diálogos inéditos entre Sandro y el locutor Cacho Fontana durante el recital que dio en el Madison Square Garden que, además, fue la primera transmisión vía satélite para todo el mundo y que protagonizó nada menos que el ídolo de América en el hoy lejano 1970.

El hombre de la rosa

Uno de los grandes amigos personales de Roberto Sánchez fue el locutor rosarino Alberto J. Llorente, quien desde la muerte del ídolo coloca una rosa en la mesa de los estudios en donde filma su popular programa de televisión. “Siempre digo que esa rosa es una manera de decir que su imagen es y será imborrable”, contó a El Ciudadano.

AJ confesó que estuvo en Buenos Aires y también en Mar del Plata mientras se llevaba a cabo la muestra “Yo, Sandro” en esas ciudades, pero que no se animó a entrar. “Son muchos los recuerdos que tengo de él, seguramente me voy a encontrar con objetos que yo conocí y no sé si voy a poder enfrentarme con todo eso”, aseguró. Sin embargo, ayer en Rosario debió hacerlo, ya que fue invitado por Olga Garaventa, viuda del cantante, para encabezar la inauguración.

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