Un resonante caso de corrupción y vínculos políticos en España tiene conexión directa con Rosario. Una investigación que se lleva a cabo en ese país puso el foco en un personaje que hasta hace poco tuvo negocios en la ciudad; Jordi Pujol Ferrusola, hijo del histórico líder catalán Jordi Pujol Soley, que presidió ese gobierno regional entre 1980 y 2003. Según informan desde hace ya algunas semanas medios internacionales y algunos locales, en el marco de una causa donde se investiga presunto lavado de dinero, la Audiencia Nacional española libró oficios vía Interpol a la Argentina en busca de información sobre los movimientos que Pujol hijo desarrolló en el país en los últimos diez años. Lo cierto es que ese empresario fue hasta el año pasado accionista de Terminal Puerto Rosario (TPR), la empresa que administra uno de los puertos locales. Y allí fue socio de dos conocidos empresarios locales, quienes también quedaron ahora en el ojo de la tormenta.
El expediente del caso en España está en manos del juez Pablo Ruz, el mismo que instruye el “caso Bárcenas” sobre la financiación ilegal del oficialista Partido Popular (PP). En esa investigación también surgieron lazos con la Argentina, a partir de sospechas de movimientos ilegales de dinero por medio de la planta procesadora de cítricos que tiene en Salta uno de los ex tesoreros del PP, Ángel Sanchís.
Según informó en los últimos días el diario La Nación, Ruz dio impulso a la investigación en abril después de recibir un informe de la Agencia Estatal de Administración Tributaria (AEAT) en el que consta que Pujol movió, entre 2004 y 2012, 32,4 millones de euros. Parte de ese dinero habría llegado a Rosario.
La constancia elevada al juez por la AEAT señala que Pujol, de 55 años, tuvo relación como socio, administrador o firma autorizada en cuentas de la sociedad Inter Rosario Port Services.
Con esta última sociedad Pujol llegó a ser propietario del 30 por ciento de Terminal Puerto Rosario, de la que se retiró el año pasado cuando la aceitera Vicentín ya se había hecho cargo del paquete mayoritario de la concesionaria. Su parte pasó a manos de la compañía chilena Ultramar. La cifra de esa operación no se hizo pública, aunque dos sociedades en las que Pujol figura como directivo ampliaron su capital en 7,6 millones de euros cada una días después.
La historia
El desembarco de fondos catalanes en la terminales multipropósito locales I y II había ocurrió en 2002. Los pliegos de concesión requerían que un operador con amplia experiencia en logística se hiciera cargo del 30 por ciento del paquete accionario de TPR, la firma que administra esas dos terminales. Así fue que de la mano de Pujol la sociedad Puerto de Tarragona llegó alpuerto local adquiriendo ese porcentaje.
Como socio mayoritario, con el restante 70 por ciento, quedó entonces un grupo de inversores locales liderados por Guillermo Salazar Boero y en el que también tuvo participación (y en este caso aún tiene) otro empresario rosarino, Gustavo Shanahan.
La denominación Puerto de Tarragona no era oficialmente la de la Autoridad Portuaria de esa provincia catalana, sino una unión de empresas privadas cuya cara visible era el presidente de aquel organismo público, Lluis Badía i Chancho, aunque el arquitecto del negocio y quien operaba desde las sombras ya era Pujol.
A los inversores españoles no les faltaba apoyo político. Cuando se inauguraron en 2003 las obras de ampliación de la terminal local, viajó a Rosario el entonces consejero de Economía de Cataluña, Artur Mas, hoy presidente de esa comunidad autónoma. Todavía gobernaba la región Pujol padre. Mas auguró por aquel entonces un boom del comercio entre los puertos de Rosario y Cataluña, algo que nunca sucedió.
Según relataron algunas fuentes consultadas por este medio en los primeros años la relación que mantuvieron Pujol y los empresarios locales Salazar Boero y Shanahan funcionó bien.
“El hombre y la conexión de los españoles (por Pujol) acá en Rosario fue Salazar. Sin dudas. Salazar era el que maneja todo. Pujol casi ni venía al puerto. Si apareció dos o tres veces en todos esos años fue mucho”, relata una fuente vinculada al negocio portuario local y que conoce todos los movimientos de la terminal y de TPR.
Lo cierto es que si al principio el vínculo fue bueno, al final no terminó bien. Uno de los momentos más conflictivos llegaría en el año 2005. En una polémica asamblea de ampliación de capital (con denuncia de gente armada no dejando entrar a los representantes de los españoles) realizada por Salazar Boero a los españoles les redujeron participación y el conflicto terminó así en la Justicia.
Fue entonces que, ya en 2008, salió al ruedo y “blanqueó” su lugar Pujol hijo, quién se quedó con el 30 por ciento de las acciones de Puerto de Tarragona a través ya de su propia empresa, Inter Rosario Port Services.
En tanto, en el 2010 la aceitera Vicentín formalizó su ingreso como socio mayoritario comprándole a Salazar y empezó a buscar un operador con experiencia para que se quedara con el 30% que dispone la licitación. Fue ese el año en que la sociedad se rompió definitivamente.
Los ocho años de Salazar Boero y Pujol al frente de TPR son recordados por la pésima gestión. “De 2002 al 2010 en el puerto prácticamente no hubo inversiones. Al contrario. Todo se venia abajo. Los muelles son los mismos hace 120 años. Lo único que se hacia era un mantenimiento mínimo”, señaló la misma fuente.
En tanto, ya a fines de 2012, se concretó la salida de Pujol y el ingreso de Ultramar. Si bien en febrero manifestó su idea de salir del negocio, quien sigue teniendo acciones aún hasta hoy es Shanahan.
Una familia que está muy comprometida
Otra de las cuestiones que investiga la Justicia española es si Pujol hijo compró propiedades en Puerto Madero y otras de alta gama en Rosario. En un informe policial difundido en los medios españoles, se lo menciona como propietario de cuantiosas inversiones inmobiliarias en ese barrio porteño y en Rosario. Fuentes judiciales señalaron que es uno de los datos que se intenta encontrar en los informes de movimientos requeridos a los bancos.
Además de Jordi, otros dos hijos de Pujol padre, el histórico dirigente catalán, fueron involucrados en supuestos casos de corrupción en los últimos meses. A Oriol –hombre que sigue la carrera de su padre y es un dirigente de peso en el partido de gobierno catalán- lo investigan por un presunto fraude para favorecer a empresarios amigos con concesiones públicas. Y a Oleguer, el menor, lo relacionaron con operaciones inmobiliarias multimillonarias.
Pujol padre denuncia que todo es una campaña política de desprestigio, vinculada a sectores que rechazan el proceso independentista que conduce su partido en Cataluña.
El último episodio del escándalo se conoció hace unas semanas, cuando la ex novia de Jordi Pujol hijo (el que tuvo el 30 por ciento de las acciones de TPR) dijo a los medios haber recibido un ramo de rosas negras el 23 de abril, día de Sant Jordi (que en Barcelona equivale al San Valentín de otras latitudes). Dijo que tenía un mensaje amenazante: “Això és el que t’espera”. Esto es lo que te espera, en español. La joven había dado algunos días antes información a la Justicia que comprometía y mucho a su ex pareja en el marco de la causa que se lo investiga por lavado de dinero.