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Escuchas, la clave de la caída de Delfín Zacarías

Un investigador dio detalles de la causa que llevó tras las rejas al clan del empresario en 2013 en la segunda jornada del debate. Reveló cómo llegar al chalé de Funes donde se cocinaba la cocaína y cómo fue detectado He-Man, el policía federal acusado

 

“Cuando terminó el allanamiento de ese 5 de septiembre 2013 en la casa de Las Achiras al 2500 trasladamos a (Delfín David) Zacarías junto a su familia a un penal. No había pasado ni media hora que entró una comunicación al celular del novio de la hija de Zacarías, quien era el único que no había sido detenido. En esa escucha, Zacarías le pidió que busque a He-Man”, dijo el subjefe de la División de Operaciones de la Policía Federal Argentina (PFA), Eduardo Agostini, en la segunda jornada del juicio oral por narcotráfico contra el propio Zacarías, de 53 años, y otros diez miembros de la organización para explicar cómo quedó detenido el suboficial de la sección Inteligencia de Drogas y Crimen Organizado de la Federal José Luis “He-Man” Dabat.

La segunda jornada del juicio oral que se desarrolla ante ante el Tribunal Oral Federal N°1 (TOF), integrado por los magistrados Ricardo Moisés Vásquez –en la presidencia–, Otmar Paulucci  y Germán Sutter Schneider, comenzó este jueves por la mañana en el edificio de bulevar Oroño al 900. Para esta instancia estaba prevista la presencia de seis testigos, como también la transmisión de escuchas y realizar algunos de los careos que había solicitado el abogado Fernando Sirio en representación de la defensa del principal acusado.

La jornada comenzó la presentación del primer testigo aportado por el fiscal de juicio Federico Reynares Solari. Se trató de Eduardo Agostini, subjefe de la División de Operaciones Especiales de la PFA, quien intervino en la investigación impulsada en un primer momento por el fiscal federal Patricio Murray, la cual terminó con el megaoperativo de las fuerzas federales donde incautaron 26 bidones de 20 litros de acetona –precursor indispensable para transformar la pasta base– junto a 300 kilos en clorhidrato de cocaína en una vivienda de Las Achiras al 2500 de la localidad de Funes. En ese chalé también detuvieron a Zacarías y a su esposa, Sandra Marín.

Escuchas en directo

A pedido de la Fiscalía Agostini describió cómo fueron las escuchas que terminaron en las detenciones a los 11 miembros de la organización y el secuestro de los precursores y los estupefacientes en los allanamientos de 2013. El policía federal contó que su división fue contactada por el juzgado federal con el fin de establecer si Zacarías tenía actividades que penan la ley de Drogas 23.737. “Por un problema de logística solicitamos escuchas directas a las intervenciones que se venían realizando en Rosario, debido a que se manejaban en cassette y nosotros ya teníamos CDs”, describió el pesquisa, para agregar que empezaron de cero con averiguaciones de las actividades diarias y con el reconocimiento del entorno de Zacarías. “Teníamos que establecer los roles y las personas del círculo cercano para luego solicitar las líneas a intervenir”, describió.

“Zacarías en un principio no hablaba pero sí el entorno se refería a las circunstancias que estábamos investigando. Hasta que en una intervención Zacarías se comunicó con una persona, a quien le dijo que tenía ganas de empezar a trabajar y le pidió ciertos elementos. Hablaba de miles”, dijo Agostini y explicó que tras una serie de medidas identificaron a la persona del otro lado de la línea como “Silva”. Luego, el personal de la División de Operaciones comenzó a escuchar las conversaciones de Silva con sus familiares. Agostini agregó que fue entonces cuando lograron ubicar el domicilio de la calle Posadas en Don Torcuato, provincia de Buenos Aires. Las escuchas entre Hugo Silva, de 59, su tío Alfredo Silva, de 81 y el hijo de éste Javier Silva, de 56, arrojaron que la familia empezó a coordinar con una química lo que le había pedido Zacarías y que los montos de dinero de los que hablaban eran importantes. “Estábamos con 24 horas de antelación y teníamos las escuchas directas, por lo que continuamos la vigilancia continua. Como resultado vimos que los Silva iban a la planta química, sacaban bidones en dos camionetas y los dejaban en calle Posadas. En ese momento, Zacarías llamó a uno de ellos y le dijo que estaba yendo. Ahí pudimos identificar la camioneta negra en la que llegó”, continuó.

El uniformado de la Federal señaló que la vigilancia los llevó a un punto de encuentro entre Zacarías, su pareja Sandra Marín, de 45 años, y su hijo Joel de 26. El lugar que hace alusión fue el playón de la estación de servicio de Circunvalación y Córdoba, donde estacionó la Amarok de Zacarías, una Rav 4 y una Ranger y el trío intercambió vehículos. “Decidimos seguir los bidones que estaban en la Amarok negra conducida por la esposa de Zacarías, detrás iba haciendo el seguimiento el chico (por Joel) en la Ranger. Los perseguimos hasta que llegaron a la vivienda de Las Achiras de Funes. La Amarok entró y la Ranger franqueó el portón”.

La cocina, en la planta alta

Agostini contó que no se les ocurrió que en una casa muy linda y en un barrio como ese se cocinara. La primera hipótesis fue que Zacarías dejaría los químicos en ese lugar para que alguien pasara a retirarlos. Era el 4 de septiembre de 2013. No pasaron 24 horas cuando los policías interceptaron otra comunicación entre Zacarías y los Silva donde el primero les avisaba que no le servía el cargamento y que tenía muchos compromisos que cumplir. “En ese momento, el fiscal pidió los allanamientos simultáneos. En la vigilancia estaba el inspector De Franco, quien nos llamó y dijo que vio salir a la señora de la casa. Activó la alarma del auto y en ese momento empezó el operativo”, continuó el testigo.

El fiscal Reynares Solari le pidió a Agostini especificaciones de la casa. El uniformado contó que la cocina estaba instalada en el primer piso y en la planta baja habían dejado los bidones. “Había cosas por todos lados. En una sola habitación en la planta baja había algo de ropa, como si alguien se hubiera quedado ahí, pero no que estuviera viviendo”, destacó el uniformado, quien también estuvo a cargo de algunas de las transcripciones de la causa.

La caída de He-Man

Un dato llamativo que aportó el testigo de la Fiscalía fue que, apenas trasladaron a Zacarías con sus familiares a un penal, éste llamó por teléfono a su yerno. “No había pasado ni media hora y quedó registrada una comunicación al celular del novio de la hija de Zacarías, quien era el único que no había sido detenido, pero tenía el teléfono intervenido. En esa escucha, Zacarías le pidió que busque a He-Man”, dijo el inspector para explicar  la detención del suboficial de la sección Inteligencia de Drogas y Crimen Organizado de la Federal José Luis “He-Man” Dabat, de 42 años.

“Sabíamos que podía haber connivencia, pero hasta ese momento no había surgido el nombre He- Man. El fiscal pidió que ubiquemos a esta persona. Constamos el domicilio cerca de una cancha de fútbol y descubrimos que era un policía federal que para esa época no estaba más en Rosario. Luego fue detenido”, contó.

Dabat llegó a este juicio oral acusado por los delitos de guarda de elementos destinados a la producción de estupefacientes y por el comercio de los mismos doblemente agravado: por la intervención de tres o más personas y por ser un funcionario público encargado de la prevención o persecución de estos delitos.

Comprador y vendedor

En su declaración de este jueves, Eduardo Agostini dijo que tras los operativos hubo un desprendimiento en la pesquisa cuando, sin resultado, intentaron identificar al hombre que había llamado a Zacarías para pedirle que lo esperara, en referencia a los compromisos que les había contado a los Silva. La hipótesis que tenían los uniformados era que se trataba del comprador de la cocaína que Zacarías y su familia cocinarían.

Otro desprendimiento, el cual todavía no logró una identificación, fue la del proveedor de la pasta base, quien se hace llamar “el Ingeniero”.

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