Desde el año 2017, la ciudad de Rosario cuenta con una Escuela de Cumbia Municipal, concebida como un espacio en el que jóvenes desde los 15 años encuentran posibilidades para expresarse, crecer, aprender manejo de instrumentos, de la voz y puesta en escena de un show musical. Este espacio permite, a través del aprendizaje de un género musical tan popular como la cumbia, promover políticas para la inclusión, el desarrollo personal y colectivo y salidas laborales que tienen la impronta, especialmente, del trabajo asociativo. La iniciativa se enmarca dentro de la política sociocultural para jóvenes llevada adelante desde la Dirección de Juventudes de la Secretaría de Desarrollo Humano y Hábitat, y de la Secretaría de Cultura y Educación.
La Escuela de Cumbia funciona en el Galpón de las Juventudes, sobre avenida Belgrano al 900, a metros del río Paraná, entre la explanada de usos múltiples del parque España y el Centro de Expresiones Contemporáneas (CEC).
La Escuela ofrece un recorrido por los diferentes estilos de cumbia y sus características, habilita la aplicación de máquinas rítmicas, simplificación de toques de percusión, melodías simples y uso de parches. Durante el cursado se realiza una aproximación a instrumentos como bajo, teclado, guitarra y percusión. También son abordados canto, armonía y ritmo, con el eje puesto en la composición.
Vanesa Baccelliere, coordinadora de la escuela, la describe como “un espacio de formación abierto a jóvenes para aprender el género, no sólo para interpretarlo sino también para investigar sobre el mismo. Es un espacio de encuentro y de saberes donde se aprende formalmente este estilo musical y permite que músicas y músicos hagan de la música un trabajo del que vivir”. En este sentido, la escuela ofrece la posibilidad de acceso a herramientas para formar una banda. Formación y acompañamiento son las claves en este proceso.
La cumbia en primera persona
Yamila, Maximiliano y Giuliana son tres de los alumnos que asisten a la Escuela de Cumbia Municipal. Sus historias muestran el valor que este espacio de formación sociocultural tiene en términos de inclusión, formación, y promoción de valores esenciales para el desarrollo de una sociedad igualitaria, solidaria , unida en el respeto y en la custodia de su patrimonio cultural.
Estos jóvenes encontraron en la Escuela una oportunidad para formarse no sólo académicamente en el mundo de la música sino también desarrollarse como profesionales, transformando una pasión musical en una herramienta de trabajo.
La cumbia como salida laboral
Yamila Mami (34) estudia administración de empresas en la Universidad Nacional de Rosario (UNR) y trabaja como administrativa. Ama la cumbia desde chica pues era el ritmo musical que sonaba en su casa natal de Gálvez (provincia de Santa Fe). La cumbia es alegre, dice mientras se le iluminan los ojos como percibiendo el ritmo contagioso sonando en algún lugar. “Es la música que marcó mi infancia. Se escuchaba en mi casa, en el barrio, en la radio, en la TV”, describe Yamila como para dimensionar el por qué de su pasión este género musical.
“A la música hay que sentirla, primero hay que tirar un pasito, luego otro. Si la sentís, te movés. Si te gusta podés aprender luego una técnica”, dice Yamila como adelantándose a lo que será la nueva materia- baile de cumbia- que será parte de la currícula de la escuela este 2023.
Para la joven, en la Escuela de Cumbia se aprende no sólo a tocar un instrumento musical sino que se aprenden valores muy importantes para el ser humano, para contrarrestar la individualidad con la que hoy se tiende a convivir. “En la Escuela aprendemos a hacer música, pero también aprendemos valores que exceden el saber leer música o ejecutar un instrumento o a manejar la voz. Aprendemos valores de trabajo en equipo que exceden a lo musical, aprendemos a ser solidarios , respetuosos, a preocuparnos por el otro. Son valores que hacen al ser humano y son muy importantes y hoy cuestan trabajarlos e incorporarlos ante la individualidad con la que nos invaden”, remarcó esta casi licenciada en administración de empresas.
La Cumbia como puente para conectar con otros
Maximiliano Durán (34) llegó a la escuela desde su Granadero Baigorria natal (ciudad ubicada al norte de Rosario), a través de una invitación de uno de los profesores para participar del espacio. Esta instancia le permitió abrir una nueva ventana a su pasión cumbiera. Toca tumbadora y timbal.
Su mirada se ilumina y relata que su papá fue quien le transmitió el amor por este estilo musical cuando tenía solo 8 años. Maximiliano sonríe al decir que “la cumbia es lo mejor que hay porque transmite sentimiento”.
Desde hace 6 años está en una banda de cumbia llamada «Sueña en Mí». Son ocho personas sobre el escenario. La líder del grupo es una profesora de la escuela, Érica de Michelis, dice ese joven con tono de admiración para con su compañera de banda demostrando que acá no hay diferencias de géneros. Todos pueden liderar.
Su ingreso a la Escuela de Cumbia fue la oportunidad de dejar atrás sus horas en soledad en su cuarto probando ritmos cumbieros. La Escuela le permitió aprender, disfrutando de su música, junto a compañeras, compañeros y un grupo de profesoras y profesores , que no sólo lo acompañan en su desarrollo profesional sino también en su desarrollo humano conteniéndolo y demostrando que “juntos es más fácil que estar en soledad”.
Desde que está en la escuela pudo aprender a desarrollar la habilidad que tenía de oído y hoy la cumbia es su salida laboral. “Es una nueva etapa de mi vida, antes tocaba sólo de oído, haciendo covers en mi cuarto. Ahora aprendo hasta a moverme en el escenario y puedo vivir de la cumbia”, dice Maximiliano para quien el estar en la Escuela significó también forjarse una salida laboral.
La cumbia es una forma de vida
Giuliana Aranda (26), estudió algunos años de Medicina en la Universidad Nacional de Rosario (UNR), es rosarina “nacida y crecida en el sur de la ciudad” dice con orgullo. Dedica su tiempo a la formación en el arte de la música.
Llegó a la escuela por invitación de una amiga que sabía que le gustaba cantar. En el marco de la Escuela, encontró la oportunidad no sólo de aprender a cantar y a subirse a un escenario, sino también a trabajar en equipo, a apoyarse y a acompañarse unos a otros.
“En la Escuela hay un grupo humano muy cálido, no sólo los compañeres sino también los profes”, agrega sobre su experiencia en esta etapa de formación musical.
“Nunca me pasó estar en un grupo donde puedo cantar, disfrutarlo. Todo eso es por la fuerza que da el grupo que acompaña, que no te deja tirado, eso es la Escuela de Cumbia para mí”, remarcó Giuliana.
Esta joven rosarina sostiene que la cumbia es mucho más que un ritmo, es una forma de vida. Este género musical simboliza unión, lleva a compartir ya que junta a la gente, cambia el ánimo. Giuliana sostiene que “la cumbia conecta con lo que somos acá en Rosario, en Santa Fe: el río, el acordeón, el chamamé”.
Y agregó: “Refleja lo que somos básicamente: todos en un mismo territorio”, sintetiza su idea entonando un fragmento de «Cumbia del Río» de La Delio Valdez, donde su voz parece seguir el ritmo lento del Paraná que da marco a esta escuela de Cumbia Municipal que desgrana identidad cultural desde las enormes y coloridas paredes del Galpón de las Juventudes en una mañana soleada.
Aprendizaje musical y búsqueda de salida laboral cooperativa
La coordinadora de la Escuela de Cumbia, Vanesa Baccelliere destaca como desafío para el ciclo 2023 el de la constitución de un grupo musical cooperativo. Este grupo se formó el año pasado y, a partir de los valores que se transmiten en este espacio de formación musical, sus integrantes decidieron andar el camino de la constitución cooperativa para trabajar. La creación musical es esencialmente un proceso colectivo por lo que la gestión del trabajo profesional puede realizarse bajo el formato cooperativo.
Yamila es parte del colectivo de estudiantes que formaron una banda y se aprestan a conformar una cooperativa para desarrollarse y trabajar. Para ella, formarse como cooperativa es darle al trabajo un sentido “asociativo, equitativo y democrático”.
Giuliana opinó que este desafío “es una propuesta buena el asociarnos para hacer algo que nos divierte, nos gusta, que la gente lo sienta, se divierta, pero de modo autogestivo, solidario”. Ambas jóvenes coinciden en señalar que la cumbia “une no sólo para el disfrute sino también como salida laboral colectiva”.
En el marco del Plan Cuidar, que promueve la unificación de todos los equipos, recursos y acciones del Estado municipal para trabajar en forma conjunta para la promoción de la inclusión y el cuidado de todas las personas, trabajarán con las herramientas que provee el área de formación cooperativa de la Subsecretaría de Economía Social.
De este modo iniciarán el camino del aprendizaje cooperativo y serán acompañados por el municipio en las instancias constitutivas.
Ciclo 2023 con danza y programa de radio
A partir del ciclo lectivo 2023, se incorpora la enseñanza de danza de cumbia cruzada que, especialmente, atraviesa la identidad cultural santafesina. Es una incorporación a la currícula para responder a la demanda de los y las asistentes.
Además, la Escuela llegará a las rosarinas y rosarinos con programa de radio propio a partir del domingo 19 de marzo . «Abran puertas» es el programa que se emitirá por Radio Universidad 103.3 cada domingo a las 19 para acercar historias y sonidos de la cumbia.
Será un espacio no sólo para escuchar este género musical popular sino para adentrarse en su historia y su influencia en la sociedad de hoy. Para la puesta y realización la Escuela cuenta con un equipo de profesionales que investiga sobre el tema en colaboración con distintos sectores académicos. No será ésta la primera experiencia radial pues la escuela lleva adelante un micro quincenal los miércoles, de 11:15 a 11:45, que también se emite en Radio Universidad.
Más información sobre la Escuela de Cumbia en Instagram: IG @juventudesrosario