España sumó 365.900 nuevos desempleados entre enero y marzo pasados con lo que alcanzó un total de 5.639.500 personas sin trabajo, un nuevo máximo histórico. La tasa de desocupación se ubicó así en el 24,44 por ciento, 1,6 punto superior al del trimestre anterior. Los datos oficiales surgieron de la Encuesta de Población Activa publicada ayer por Instituto Nacional de Estadística (INE) y redondeó una semana negra en la que, además, se confirmó la vuelta a la recesión económica y la agencia de calificación Standard & Poor’s (S&P) le rebajó la nota del país europeo.
El ministro de Exteriores español, José Manuel García Margallo, reconoció que “España está en una crisis de una enorme magnitud porque a los factores generales se unieron factores singulares españoles”, entre ellos la burbuja inmobiliaria y la baja productividad, en una entrevista con Radio Nacional de España (RNE).
Sobre las nuevas cifras del desempleo, el jefe de la diplomacia española aseguró que son “terribles”. El desempleo sumó 365.900 personas en el primer trimestre del año respecto al trimestre anterior, un 6,9 por ciento más, situándose el número total en 5.639.500 personas.
La situación, tal como reconoció el canciller, se agravó también porque la agencia de calificación Standard & Poor’s (S&P) rebajó la nota de España. S&P anunció antenoche una rebaja de la calificación de España en dos niveles, de “A/A-1” a “BBB+/A-2” y con “perspectiva negativa”, lo que implica que la calificadora podría decidir una nueva reducción.
La decisión fue tomada por los “significativos riesgos con respecto al crecimiento económico de España y a su desempeño presupuestario”, dijo la calificadora en un comunicado.
En ese contexto, el ministro de Exteriores defendió las reformas que está realizando el gobierno de Mariano Rajoy.
“La gente entiende que cuando hay enfermedad de este calibre hay que aplicar un tratamiento muy serio”, justificó, y pidió unidad para afrontar la difícil situación del país, en un momento de desconfianza de los mercados. Instó además a la Unión Europea (UE) a programar incentivos para el crecimiento y no sólo imponer programas de austeridad.
“Si a nosotros nos va mal, a ellos les va mal. Esto es como el Titanic: si aquí hay un hundimiento, se hunden hasta los pasajeros de primera clase”, advirtió en un mensaje que pareció tener destino sin escalas hasta Alemania.
Berlín, precisamente, salió a respaldar ayer públicamente el profundo ajuste que está llevando adelante España, pese a que sólo genera un malestar creciente entre todos los sectores de la sociedad.
El portavoz del gobierno alemán, Steffen Seibert, evitó comentar la decisión de S&P, pero subrayó la “confianza” y el “respeto” que el Ejecutivo de Angela Merkel siente por España.
“El país está decidido a hacer lo necesario para superar los desafíos que plantea la crisis”, elogió Seibert.
Las “numerosas medidas y reformas” lanzadas por el gobierno del conservador Mariano Rajoy, “se ganaron el respeto internacional”, acotó.
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