En plena crisis por el coronavirus, la mayoría de la población española se encerró en sus casas, trabaja desde allí y sale sólo por lo imprescindible, pero hay personal cuyo trabajo presencial es más necesario o demandado que nunca. El diario El País relata en una interesante nota cómo afrontan la situación los colectivos que son imprescindibles, en un marco que todavía no se vive en Argentina pero que algunos piensan como posible si no se puede contener el virus.
Personal sanitario, de transporte de enfermos, de las farmacias, supermercados, repartidores a domicilio, periodistas o cuidadores afrontan un pico de trabajo que para muchos es desconocido. Son trabajadores indispensables para que el sistema aguante que, además, deben tener listos planes B porque también son ciudadanos y pueden enfermar.
Médicos, la primera línea
Los médicos son la primera línea de batalla, pero corren el riesgo de enfermar. En hospitales como el de Igualada, donde se atiende el principal brote del virus, el personal ya trabaja a destajo. En el resto es previsible que la presión aumente y los planes de contingencia prevén los turnos, descansos y relevo de profesionales. Fuentes del Colegio de Médicos explican que se han ofrecido para liderar iniciativas como reclutar a profesionales que se han jubilado en los últimos dos años, si fuera necesario. El sindicato Metges de Catalunya exige un plan B para afrontar “un escenario en el que la pandemia se desborde y el sistema se vea colapsado”. También sugirieron suspender intervenciones quirúrgicas o visitas programadas que no sean urgentes.
Enfermeras en precario
El colectivo de enfermería tiene elevadas tasas de precaridad laboral. El sindicato SATSE denuncian que “en los hospitales catalanes hay una gran tasa de contratación a tiempo parcial”, y exigen “aumentar esa contratación a tiempo completo”. También lamentan el impacto que tuvieron los recortes posteriores a la crisis: “En la medida de las necesidades se deben reabrir las 2.300 camas cerradas durante la crisis”.
Las ambulancias
La suspensión de las visitas rutinarias o de control han liberado un porcentaje notable de los vehículos de transporte sanitario, cuya organización depende del Servicio de Emergencias Médicas, explican fuentes del sector. Las mismas fuentes recuerdan que habitualmente el 75% de los servicios son ordinarios y solo el 25% emergencias, y están convencidas de que se podrá atender sin problemas a los enfermos el pico de la crisis, “porque se han liberado muchos recursos”. “El problema puede aparecer si hay afectación de contagios entre los técnicos”, añaden.
Periodistas en riesgo
La red de Colegios Profesionales de Periodistas, de la que forma parte el Colegio de Periodistas de Cataluña, señala que “los profesionales de la información en el desarrollo de su actividad deben ser considerados como grupo de alto riesgo, por encontrarse en numerosas ocasiones obligados a mantener contacto directo con los protagonistas de la actualidad”. Han pedido comparecencias por streaming, evitar convocatorias en espacios pequeños, hacer entrevistas por teléfono o en el caso de las radios, sacar las esponjas de los micrófonos.
Cuidadores de mayores
Las empresas privadas que se dedican al cuidado de mayores no recuerdan un pico de trabajo como el actual. Desde la firma Cuideo, Roberto Valdés explica lo que puede ocurrir en Cataluña a partir de la experiencia del cierre de centros de mayores y centros de día en la Comunidad de Madrid: las familias de los ancianos, muchos dependientes, enfermos crónicos respiratorios o con problemas de coagulación (que son colectivos de riesgo ante el Covid-19), han duplicado las peticiones de cuidadores en solo una semana. En paralelo, el representante de la empresa añade que, ante el temor a que los cuidadores enfermen, hay familias que costean taxis para que se desplacen o incluso les recogen y acompañan a casa.
Farmacias estresadas
“Somos el punto más cercano del sistema sanitario a los ciudadanos, y no hay que pedir hora”, explica Antoni Torres, presidente de la federación de farmacias catalanas Fefac. Torres, que es además titular de una farmacia en Barcelona, explica que desde las últimas semanas todos los trabajadores “están trabajando al 200%”, ya que la llegada de ciudadanos que acude para hacer consultas es “constante, un no parar”. La federación ha enviado protocolos para tratar con los ciudadanos: “Son de preguntas para hacer un cribaje de posibles sospechosos, y después recomendamos los hábitos de higiene, que son medidas muy básicas pero fundamentales para que el contagio vaya más lento”. Según Torres, la adaptación de las farmacias a las nuevas situaciones es una muestra de “la gran organización que tiene el sistema sanitario”.
En Òdena, una de las primeras poblaciones catalanas en quedar confinadas, Teresa Navarro es la titular de una de las farmacias de la localidad. “Estamos viviendo un caso muy excepcional, no lo habíamos visto nunca. Todo funciona normalmente y tenemos suministros, pero la demanda es tan alta que tenemos que racionar el alcohol, los envases, los guantes, las mascarillas…”, explica Navarro. La farmacéutica destaca que la gente que llega “es constante” de la situación y remarca la “consciencia colectiva” de la población, aunque admite que algunos llegan más nerviosos que otros. “Nos piden gel y mascarillas, pero también termómetros, vitamina C, equinácea, jalea real, y sobre todo consejos”, explica.
Tirar de repartidores
Para algunos de los que ya han decidido no moverse de casa, el reparto a domicilio es la mejor opción para salir del paso. El sector de los repartidores admite un pico de trabajo, lo que tensa aún más la débil estabilidad laboral con la que cuentan estos trabajadores. La empresa Telepizza, por ejemplo, ha cerrado todos sus establecimientos, pero su servicio de reparto a domicilio seguirá activo y con una alta demanda, aunque las entregas se harán “sin contacto” físico, según las recomendaciones dadas por la empresa. Glovo, la empresa líder en el sector de las plataformas de reparto, ha repartido guantes y mascarillas a sus <CF1001>riders</CF> y ha retirado la firma en las entregas de los pedidos para evitar el contacto con los clientes. La compañía también ha asegurado que garantizará a los repartidores, que cubren su seguridad social con la cuota de autónomos, que si son contagiados tendrán “soporte económico” durante su cuarentena.
Frenesí en el súper
Las imágenes de estanterías vacías son el resultado de la locura que viven algunos establecimientos de alimentación. La alta demanda de productos por temor a un confinamiento ha obligado a reponer con más agilidad que de costumbre los artículos de primera necesidad, sobre todo alimentación e higiene. Mientras que la Asociación de Concesionarios de Mercabarna insiste en garantizar que no habrá problemas de suministro, los empleados de los supermercados sufren la sobrecarga de trabajo. “Nos faltan manos”, lamenta Rosa, trabajadora de un establecimiento en el barrio del Raval de Barcelona, que añade que en algunos casos hay muestras de insolidaridad: “Los clientes vienen y se llevan el carro entero, sin pensar que el siguiente quizá no encuentra lo que busca”.
Los profesores, sin clases pero sin órdenes concretas
El de los maestros es un colectivo singular en toda esta crisis sanitaria. Las escuelas permanecen cerradas y sin alumnos para evitar contagios. Pero, en paralelo, el Departamento de Educación de la Generalitat ha advertido a los docentes de que en ningún caso están de vacaciones. Y les ha informado de que, además, deben estar disponibles durante la jornada lectiva y mantener abiertos los canales de comunicación con las familias de los alumnos. Sin embargo, no tienen consignas concretas sobre qué deben hacer.
El consejero de Educación, el republicano Josep Bargalló, descartó mandar tareas a los alumnos a través de internet. Lo hizo para evitar que la brecha digital aumente la desigualdad entre alumnos con más o menos recursos tecnológicos. Pero hay institutos que lo han hecho, tanto centros concertados como públicos. En algún caso incluso la decisión la han tomado profesores concretos, con independencia de lo marcado por el centro en particular. El consejero también se refirió a organizar tareas de formación online de los docentes, pero tampoco concretó cómo debía hacerse, recuerda el sindicato CC OO.